(CNN Español) – El sentido abrazo que se dieron LeBron James y Lionel Messi simbolizó la pleitesía que el deporte de los Estados Unidos, la Major League Soccer (MLS) en particular y la propia Miami le rendía al mejor jugador del mundo. Ocurrió antes del debut del futbolista argentino con el Inter Miami ante el Cruz Azul mexicano en el DRV PNK Stadium por la League Cup.
Se cristalizó un momento, que fue como un ritual, con el cual Messi inauguró una vida radicalmente distinta a lo que experimentó en París. Fue una especie de bálsamo con el cual partió aguas entre una etapa y la otra.
A Miami para disfrutar de la vida
“Me voy a Miami para vivir el fútbol de otra manera y disfrutar más del día a día”, manifestó en junio el mago del fútbol a Sport y Mundo Deportivo de España cuando confirmó que su vida tomaba un nuevo rumbo.
El impacto de la noticia corrió con la misma velocidad que tuvieron sus regates y corridas en su época de mayor lozanía. Estrellas de la NBA, -entre otros deportistas-, le pusieron la alfombra roja con cálidos mensajes en sus redes sociales, dándole la bienvenida. Lo saludaron Gannis Antetokounmpo de los Bucks de Milwaukee, Trae Young de los Hawks de Atlanta, Kevin Durant, estrella de los Phoenix Sun, entre otros.
Incluso antes de la confirmación de su pase, el más efusivo fue la exestrella del baloncesto Shaquille O’Neal: “Messi, me llamo el Padrino Negro y quiero decirte que te amo, hermano. Me gustaría conocerte, eres el mejor. Te amo”.
Messi tiene una propiedad en Miami donde con su esposa e hijos han ido a vacacionar en más de una oportunidad. Y disfrutan de la textura de la ciudad, su gente y la calidez de las brisas que tanto le gustan. Aunque la corriente de afecto que recibió lo cobijó con más calor en la nueva vida que comenzaba.
De la gloria en Qatar al adiós en Paris
“Ya está, ya está”, dijo Lionel Messi ni bien conquistó con su selección el Mundial de Qatar. Tras abrazar la Copa del Mundo ya nada fue igual. Las exigencias de una parte de los fanáticos del Paris Saint Germain (PSG) fueron in crescendo. Messi debía no solo ser el héroe, sino subsanar las limitaciones deportivas de la escuadra.
El maltrato de un sector de la prensa deportiva, y la cada vez más fría relación con la dirigencia, generó un espeso caldo. La distancia con Messi pareció agrandarse tras la final del Mundial de Qatar, en la cual la escuadra argentina derrotó nada menos que a la de Francia.
La eliminación a manos del Bayern München en octavos de final de la Champions League significó el principio del final en tierra gala del capitán argentino.
“Esperaba acabar de otra forma. Han sido dos años que han sido difíciles”, confesó el astro a Sport y Mundo Deportivo, tras pegar el portazo y cerrar el capítulo de su vida en Francia. En la ciudad luz, más allá del fútbol, su vida transcurrió entre la admiración que generó su trato siempre cordial, por el asombro que causó en los parisinos su sencillez a toda hora y por las contadísimas apariciones en familia en una ciudad que les maravilló, pero que les resultó esquiva. Es cierto que, por otro lado, su esposa, Antonela Roccuzzo, sí se parecía mostrarse a gusto en medio del mundo de la moda y el irresistible estilo de los parisinos.
Objetivo: disfrutar de la familia y de otro tipo de vida
Todo cambió en Miami. El recibimiento fue efusivo, pero la bienvenida en el estadio del Inter Miami fue exultante. Ni siquiera la lluvia apagó el fervor de los fanáticos que colmaron el estadio, de la dirigencia encabezada por Jorge Más y de los músicos que amenizaron la fiesta en su honor.
“Quiero darles las gracias a todos”, dijo Messi, teniendo a su lado a un sonriente David Beckham, dirigente del equipo de la Florida y un actor determinante en el éxito del arribo de Messi al fútbol de Estados Unidos.
Messi llegó a este nuevo desafío de su vida deportiva con 36 años, multiplicidad de distinciones, un sinfín de vueltas olímpicas y entiendo que su vida necesitaba un viraje copernicano.
“Estoy en un momento donde quiero salir un poco del foco, pensar más en mi familia (…) Tuve dos años en los que a nivel familiar estaba tan mal yo que no lo disfrutaba. Tuve ese mes espectacular para mí en el que ganamos el Mundial, pero sacando eso fue una etapa difícil para mí y quiero volver a reencontrarme con el disfrute, con disfrutar de mi familia, de mis hijos, del día”.
Lo dicho se transformó en hecho cuando en la previa de ser presentado como nueva estrella de la MLS, fue con su esposa y sus hijos Thiago, Mateo, Ciro a realizar las compras a una cadena de supermercados. Se lo vio relajado, disfrutando del momento y predispuesto para sacarse fotos con sus admiradores.
En las prácticas con sus nuevos compañeros ha recuperado un espléndido buen humor. Se lo ve reír tal como sucede cada vez que comparte momentos con sus compañeros de la selección argentina. Ha estado sonriente y cercano con Josef Martínez, el delantero venezolano, que es su nuevo compadre en el equipo de las garzas. Ayuda a este alborozado momento tener a Gerardo “Tata” Matino como DT, con el cual coincide por tercera vez. O tener a sus ‘camaradas’ Sergio Busquets o Jordi Alba, nuevamente como compañeros, quienes brillaron en el FC Barcelona. Pero por sobre todo a su familia respirando un nuevo aire.
Si bien posee una propiedad en Miami, Messi está buscando una nueva casa donde vivir. En esos periplos ha subido videos a su historia en su cuenta de Instagram maravillado por la majestuosidad del edificio The Guitar Hotel at Seminole Hard Rock Hotel & Casino.
Debut soñado con el tiro del final
Messi debutó en el segundo tiempo del partido ante el Cruz Azul mexicano por la Leagues Cup. En el último suspiro del duelo, el astro argentino pateó un tiro libre en su posición predilecta. La pelota viajó teledirigida al ángulo para que estallara el estadio. La sonrisa de Messi fue una postal, como la que tuvo en el segundo duelo ante el Atlanta United, marcando dos goles y siendo figura estelar de un equipo que bajo su faro comienza a iluminar un bello horizonte en la ciudad de la Florida y como efecto cascada a la MLS.
Gabriel García Márquez supo decir que las personas tienen tres tipos de vida: “Una vida pública, una vida privada y una vida secreta”. En Miami, Messi tiene una vida pública con una expresión de júbilo en su rosto tan grande como su magia futbolística. Una vida privada que la hace más pública al compás del disfrute con los suyos. Y tiene una vida secreta, aquella que nadie logra decodificar: ¿cómo hace este super crack, ahora vestido con casaca rosa, para generar esa magia que hechiza a todos por igual? Y lo hace con una sonrisa que abraza a todos.