CNNE 1427938 - el impacto del calentamiento de oceanos en la vida marina
¿Cómo afecta el calentamiento de los océanos a la vida marina y humana?
04:53 - Fuente: CNN

(CNN) – Las temperaturas récord de los océanos están preparando el terreno para una temporada activa de huracanes en el Atlántico con un desarrollo tropical explosivo, pero solo falta una cosa: las tormentas. No ha habido tormentas tropicales en la cuenca atlántica en casi un mes, y ninguna en lo que va de este año se ha acercado a Estados Unidos.

Pero el tramo más activo de la temporada de huracanes comienza en menos de una semana. Y con el calor oceánico a tope, los expertos instan a la población a tener listos sus planes de seguridad y a prepararse para los problemas tropicales que podrían empezar en las próximas dos semanas.

Un creciente consenso de expertos pronostica ahora un repunte de la actividad ciclónica. Este jueves, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) actualizó su previsión de una temporada de huracanes superior a la media, lo que supone un aumento respecto a la previsión casi normal publicada en mayo.

“Aumentamos la probabilidad de una actividad superior a la normal del 30% al 60%”, declaró en un comunicado de prensa Matthew Rosencrans, jefe de previsión de la temporada de huracanes del Centro de Predicción Climática de la NOAA. “Las probabilidades de una temporada por debajo de lo normal son ahora de solo el 15%”.

Rosencrans dijo a CNN que había una “confianza moderada” en que las condiciones serán más propicias para el desarrollo tropical en una o dos semanas. Y los meteorólogos se están centrando en el potencial de desarrollo en el Atlántico abierto durante este tiempo y en septiembre, un pronóstico que se alinea con la climatología típica.

Los meteorólogos de la NOAA se unen a otros expertos en la materia que han aumentado recientemente sus previsiones sobre el riesgo de huracanes, entre ellos investigadores de la Universidad Estatal de Colorado.

Las previsiones se apoyan en varios factores climatológicos, pero también en unos océanos excepcionalmente cálidos, que proporcionan a las tormentas el combustible necesario para explotar en fuerza e incluso tener una rápida intensificación. La NOAA dijo que las temperaturas de la superficie del mar eran más cálidas de lo previsto, y un factor importante en el aumento de las probabilidades de una temporada activa.

“Teniendo en cuenta esos factores, las perspectivas actualizadas prevén más actividad, por lo que instamos a todos a prepararse ahora para la continuación de la temporada”, dijo Rosencrans.

Esta ilustración muestra dónde las temperaturas de la superficie del mar son más inusualmente cálidas. Los colores naranja y rojo indican anomalías más altas.

Las temperaturas oceánicas mundiales están en sus niveles más altos jamás registrados. Especialmente en el Atlántico, donde las temperaturas de la superficie del mar están muy por encima de la media en las zonas donde suelen formarse los huracanes. En particular, las temperaturas de la superficie del mar en algunas zonas del Golfo de México se sitúan entre los 26 a 32,2 °C (80 a 90 °F), muy por encima de los 26°C necesarios para el desarrollo de las tormentas tropicales. Recientemente, las temperaturas del agua han superado incluso los 37,7 °C en las aguas menos profundas cercanas a la costa de Florida.

A pesar de la abundancia de aguas muy cálidas, no se ha producido ningún desarrollo tropical en el Atlántico desde que el huracán Don se disipó a finales de julio.

No obstante la ausencia de impactos en EE.UU. hasta ahora, ha habido cinco tormentas con nombre, situando esta temporada ligeramente por encima de lo climatológicamente normal en cuanto a actividad tropical.

Y ha habido señales recientes de que el Atlántico tropical pronto podría reactivarse. Varias áreas de tormentas han estado a punto de desarrollarse, solo para ser destrozadas por dos cosas: la cortante del viento, que es el cambio en la fuerza de los vientos en diferentes niveles de la atmósfera, y el aire seco, que puede cortar la sangre vital de una tormenta: su actividad eléctrica.

En las últimas semanas, la cortante del viento y el aire seco se han impuesto al agua cálida del océano, suprimiendo la actividad de los huracanes. Esto no es del todo inusual, ya que la cortante del viento suele ser fuerte al comienzo de la temporada de huracanes y comienza a disminuir gradualmente a lo largo de julio y agosto.

Pero lo que no está claro es hasta qué punto la cortante del viento y el aire seco se reducirán de cara al punto máximo típico de la temporada de huracanes. En particular, El Niño está presente y en aumento en el océano Pacífico, un patrón oceánico y meteorológico que normalmente promueve un aumento de la cortante del viento y hace que las temporadas de huracanes en el Atlántico sean menos activas.

Esta ilustración muestra el efecto del aire seco y cortante del viento.

Rosencrans dijo que la influencia de El Niño aún no había llegado al Atlántico, pero podría hacerlo en septiembre. Aseguró que ya había indicios de que la cortante del viento disminuía sobre una zona del Atlántico donde suelen formarse tormentas y que se esperaba una cortante del viento más baja de lo normal para la temporada, lo que influía en las expectativas de un aumento de la actividad.

Cuando la cortante del viento disminuya y salga el aire seco, la temporada de huracanes se pondrá en marcha con temperaturas oceánicas extremas listas para alimentar tormentas más fuertes.

Por ejemplo, a estas alturas del año pasado, dos tormentas –Alex y Colin– ya habían azotado Estados Unidos, pero la disipación de Colin fue seguida rápidamente por un largo periodo de inactividad en el que no se formaron más tormentas en julio ni en agosto. Pero cuando llegó septiembre, se produjo un rápido repunte de la actividad que culminó con el devastador huracán Ian, que azotó Estados Unidos a finales de mes.

La actividad tropical se dispara en el Atlántico desde mediados de agosto hasta mediados de octubre debido a un mínimo relativo en la cortante del viento y un máximo relativo en las temperaturas de la superficie del mar. Según la NOAA, en este periodo se produce el 96% de los huracanes más importantes de la temporada.

Incluso si la actividad tropical no aumenta considerablemente en las próximas semanas, cualquier tormenta que consiga formarse sobre aguas muy cálidas sin cortantes de viento que la inhiban tiene el potencial de explotar en fuerza y volverse peligrosa rápidamente. Y con el agua caliente cerca de zonas muy pobladas de las costas del Golfo y del Atlántico, el desastre puede sobrevenir rápidamente si un sistema tropical es capaz de aprovechar esa abundante energía.