Amber Heard en el documental "Depp v. Heard" de Netflix. Crédito: Netflix

(CNN) – “Depp v. Heard” lo quiere tener todo, aparentar que está diciendo algo profundo sobre el circo del juicio de 2022 mientras le añade otro toque lascivo a través de una docuserie de tres partes.

El énfasis en el frenesí de las redes sociales que rodeó el caso, por desgracia, resulta más irritante que esclarecedor, y el único elemento que realmente vale la pena es la forma en que los productores presentan las versiones contradictorias de los dos protagonistas, una al lado de la otra.

El montaje funciona en un aspecto clave, alternando entre los testimonios de Johnny Depp y Amber Heard en la demanda por difamación del primero contra su ex mujer, derivada de un artículo de opinión que ella escribió para The Washington Post sobre abuso sexual. El formato pone de relieve cómo el jurado escuchó versiones muy distintas de los hechos, desde asuntos tan serios como una supuesta agresión en un avión hasta otros tan ridículos como una supuesta “broma” relacionada con un objeto encontrado en una cama.

Dirigida por Emma Cooper para Channel 4 del Reino Unido antes de llegar a Netflix, “Depp vs. Heard” se aleja para transmitir la atmósfera exaltada que rodeó el tribunal de Virginia y el voyeurismo que alimentó la fascinación del público. Esto incluye el descrédito dirigido a Heard a través de los foros de Internet, así como las dudas sobre la autenticidad de algunos de esos mensajes.

Los realizadores, sin embargo, se muestran demasiado entusiasmados con ese aspecto de la historia, hasta el punto de que una parte desproporcionada de las casi dos horas y media de duración se dedica a reproducir los análisis de los seguidores de Depp en TikTok, intercalados con la cobertura de los medios de comunicación más convencionales.

Aunque despotricar en Internet es un signo de los tiempos, lo mucho que se gana escuchando a un tipo con una máscara de Deadpool ofreciendo extensas tomas de juicio es una cuestión que “Depp vs. Heard” debería haber contemplado y aparentemente no lo hizo.

Johnny Depp (derecha) en la sala del juicio, como se ve en "Depp vs. Heard". Crédito: Netflix

Del mismo modo, si ese material pretende mostrar cómo algunas de las reacciones negativas a Heard demostraron una reacción en contra o un revés para el movimiento #MeToo, el enfoque de cortar y pegar no recurre a expertos o entrevistas frescas para articular el argumento.

Para muchos, había un incentivo lucrativo en toda esa pasión, como dejan claro los clips de los comentaristas del juicio instando a los espectadores a pulsar el botón de “suscribirse”. Pero la producción se resiente de su empeño en servir a dos señores, tratando de llegar a la elusiva verdad de lo que ocurrió entre esta famosa pareja y ofreciendo al mismo tiempo una visión sesgada de la forma en que las redes sociales han envenenado la percepción colectiva de la verdad.

Un hilo igualmente convincente, francamente, abordaría hasta qué punto los principales medios de comunicación se vieron obligados a seguir a la multitud en línea, mostrando tanta hambre de clics como esas personalidades de TikTok. Otra cuestión, quizá más sociológica, sería qué motivó a la gente a implicarse tanto en un juicio como este, como ilustran las muestras de emoción publicadas cuando el jurado emitió un veredicto favorable a Depp.

Según Netflix, la docuserie plantea “preguntas provocadoras e incómodas” sobre las redes sociales y si pudieron influir en el resultado del caso. Lo que no aporta, en definitiva, es muchas respuestas nuevas. Quizá haya que esperar a la parte dos.

“Depp v. Heard” se estrena el 16 de agosto en Netflix.