(CNN) – El FBI está investigando a más de una docena de ciudadanos uzbekos a quienes se les permitió ingresar a Estados Unidos después de buscar asilo en la frontera sur con México a principios de este año. El revuelo se desató cuando funcionarios de inteligencia descubrieron que los migrantes viajaban con la ayuda de un contrabandista con vínculos con ISIS, según múltiples informes de funcionarios estadounidenses.
Si bien el FBI dice que no se ha identificado ningún complot específico de ISIS, los funcionarios todavía están trabajando para “identificar y evaluar” a todos los individuos que lograron ingresar a Estados Unidos, según una declaración de la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Adrienne Watson. Y están examinando de cerca a varios de los migrantes como posibles amenazas criminales, según dos funcionarios estadounidenses.
Aunque no hay pruebas en este momento que justifiquen la detención de nadie, el episodio fue tan alarmante que se distribuyó en forma urgente un informe clasificado de inteligencia a los principales funcionarios del gabinete del presidente Joe Biden. Para algunos funcionarios antiterroristas, esto demuestra que Estados Unidos es profundamente vulnerable a la posibilidad de que terroristas puedan cruzar furtivamente la frontera sur ocultándose en medio de la oleada de migrantes que ingresan al país en busca de asilo.
El incidente desató una serie de reuniones urgentes entre altos funcionarios de seguridad nacional y de la administración en un momento en que los republicanos han criticado a Biden por la seguridad de la frontera sur de cara a la campaña de 2024. El personal de comités clave del Congreso ha sido informado del incidente, según dos fuentes familiarizadas con el asunto.
A principios de este año, un grupo de migrantes de Uzbekistán solicitaron asilo y fueron examinados por el Departamento de Seguridad Nacional como parte de un número creciente de solicitantes de asilo que han viajado a Estados Unidos desde Asia central en los últimos años. No había información en ninguna de las bases de datos de la comunidad de inteligencia que generara señales de alerta, y todas las personas fueron liberadas en EE.UU. a espera de una fecha en la corte.
No fue sino hasta más tarde, cuando el FBI se enteró de la existencia de una red de tráfico de personas que ayudaba a ciudadanos uzbekos a viajar a Estados Unidos –y que esta red incluía al menos a un individuo con conexiones con ISIS– que los funcionarios de seguridad nacional juntaron las piezas.
Agentes del FBI en todo el país se apresuraron a tratar de localizar a los migrantes e investigar sus antecedentes. La oficina también trabajó con las autoridades turcas, que arrestaron al contrabandista y a otros miembros de su red a instancias de Estados Unidos, y posteriormente obtuvieron información de él para ayudar en su investigación, dijeron funcionarios estadounidenses.
“No hubo indicios, y no hay indicios, de que alguno de los individuos facilitados por esta red tenga una conexión con una organización terrorista extranjera o esté involucrado en planear un ataque terrorista en los Estados Unidos”, dijo Watson en un comunicado a CNN.
Desde que la inteligencia estuvo disponible, funcionarios de seguridad nacional también comenzaron a detener, examinar y, en última instancia, acelerar la expulsión de otros migrantes encontrados en la frontera sur que “se ajustan al perfil asociado con personas facilitadas por esta red”, dijo Watson.
No se cree que el contrabandista vinculado a ISIS sea miembro del grupo terrorista, sino más bien un contratista independiente que tiene simpatías personales con la organización, según funcionarios estadounidenses. La comunidad de inteligencia ahora cree que es poco probable que estuviera ayudando a estos individuos a instancias de ISIS. Se cree que la mayoría busca una vida mejor en Estados Unidos.
Para algunos funcionarios de la administración de Biden, el episodio es un ejemplo de que el sistema funciona como debería: salió a la luz información de inteligencia sobre un grupo particular de migrantes y Estados Unidos respondió con una investigación determinando que no representaban una amenaza.
“Si bien el FBI no ha identificado un complot terrorista específico asociado con ciudadanos extranjeros que ingresaron recientemente a Estados Unidos por la frontera sur, siempre trabajamos con nuestras oficinas de campo en todo el país, así como con nuestros socios nacionales e internacionales, para identificar cualquier posible actividad ilegal o amenaza terrorista”, dijo el FBI en un comunicado a CNN.
Pero Estados Unidos aún no ha localizado a todas las personas que viajaron como parte de la red, según la declaración de Watson. Y más de 15 de los migrantes rastreados todavía están bajo escrutinio del FBI como posibles amenazas criminales, según un funcionario estadounidense.
Algunos funcionarios de inteligencia, encargados de hacer cumplir la ley, expresaron en privado su preocupación sobre que un aumento inusual en el número de migrantes de Asia Central, una región que no se sabe que sea una fuente importante de refugiados, no haya provocado más investigaciones por parte de las autoridades fronterizas estadounidenses.
“Evaluamos continuamente nuestra arquitectura de seguridad para garantizar que estemos mejor preparados para responder a las amenazas a la patria —dijo Watson en su declaración a CNN—. Además, continuaremos recalibrando constantemente nuestra selección, investigación y procesamiento de aquellos que ingresan a Estados Unidos para asegurarnos de que tomamos en cuenta la información más actualizada a nuestra disposición y con un compromiso inquebrantable de proteger a los estadounidenses de toda la gama de amenazas potenciales”.
Watson también dijo en su declaración que Estados Unidos está trabajando con socios extranjeros para cerrar las rutas de viaje asociadas con la red de contrabando.
CNN se ha puesto en contacto con el Gobierno turco para solicitar comentarios.
Un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional le dijo a CNN que ese departamento, junto con sus “socios antiterroristas y encargados de hacer cumplir la ley, examinan y registran a las personas antes de su entrada a Estados Unidos para evitar que cualquier persona que se sepa que representa una amenaza ingrese al país. DHS monitorea continuamente todas las fuentes disponibles de inteligencia e información relacionadas con amenazas potenciales y, si surge alguna información nueva, trabajamos estrechamente con el FBI y otros socios para tomar las medidas adecuadas”.
El terrorismo y la frontera sur de EE.UU.
El episodio se ubica directamente en el nexo de dos de los desafíos de seguridad más espinosos y políticamente tensos que enfrenta la administración de Biden: el terrorismo y la frontera sur de EE.UU.
Biden ha luchado para prevenir ataques terroristas en territorio estadounidense en un momento en que la comunidad de inteligencia y el ejército han desviado muchos de sus recursos del contraterrorismo en favor de las amenazas de China y Rusia.
Funcionarios de la administración también han lidiado con recursos limitados mientras enfrentan un número creciente de migrantes en la frontera sur del país. Los patrones migratorios han cambiado dramáticamente en los últimos años, con personas que llegan desde más de 150 países. Esto es el resultado, dicen los funcionarios, de una migración masiva sin precedentes en todo el mundo.
En julio, las autoridades fronterizas encontraron a más de 183.000 migrantes en la frontera sur de Estados Unidos, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
Tanto la administración de Biden como la de Trump se han visto obligadas a luchar con casos similares de presuntos terroristas que intentan ingresar al país por la frontera sur.
Pero el número de individuos encontrados en la frontera con registros en la lista de vigilancia terrorista en un año determinado es extremadamente pequeño y representa un porcentaje muy bajo del número total de terroristas conocidos o sospechosos que intentan ingresar o viajar a Estados Unidos a través de otros medio.
Cuando los oficiales de USCBP procesan a los migrantes en la frontera, toman datos biométricos como huellas dactilares y escaneos faciales, y examinan a los individuos a través de ciertas bases de datos policiales en busca de señales de alerta.
Los migrantes que llegan a la frontera sur de EE.UU. desde Asia central pueden provocar controles adicionales debido a la distancia y al costo requerido para realizar el viaje, según un exalto funcionario del DHS, lo que plantea preguntas sobre por qué un individuo de esa parte del mundo optar por cruzar por la frontera sur del país.
Pero si no existe la llamada información despectiva sobre una persona en las bases de datos estadounidenses, entonces el migrante es liberado a la espera de una fecha en la corte. Aunque algunos solicitantes de asilo no se presentan a su cita en la corte, los funcionarios dicen que las autoridades estadounidenses tienen herramientas de vigilancia a su disposición para localizar a esas personas.
No está claro si este grupo particular de migrantes recibió un examen secundario en ese momento, pero es posible –incluso probable– que así fuera. Pero debido a que los funcionarios creen que el contrabandista turco actuaba como un contrabandista de personas común y corriente, no como un agente de ISIS, no está claro que hubieran sido detenidos o manejados de manera diferente, incluso si el Gobierno hubiera sabido de su existencia y su papel en el momento en que fueron procesados.
Para algunos funcionarios de inteligencia y de aplicación de la ley que hablaron en privado con CNN, eso es parte del problema. El Gobierno de Estados Unidos tiene que descubrir cómo definir quién es y quién no es una amenaza en un mundo turbio donde las actividades criminales como el tráfico de personas a menudo se mezclan con organizaciones terroristas. Es particularmente difícil desenredar esos hilos para los migrantes desesperados que huyen de países donde los grupos terroristas reclutan y operan rutinariamente.
Hablando en una audiencia en el Congreso en julio, el director del FBI, Christopher Wray, dijo: “Desde la perspectiva del FBI, estamos viendo todo tipo de amenazas criminales muy, muy serias, que provienen del otro lado de la frontera”.
Wray dijo que la frontera sur se estaba convirtiendo en “una prioridad cada vez mayor” para el FBI.
Algunos funcionarios de los servicios de inteligencia que han consultado el informe enviado a principios de este mes temen que ISIS cambie sus tácticas y apunte a la frontera sur, que durante mucho tiempo ha sido el ogro de la derecha política pero que, según los funcionarios de los servicios de inteligencia, aún no se ha hecho realidad.
Para otros funcionarios, los informes de inteligencia a los altos responsables políticos se describían mejor como una respuesta adecuadamente prudente por parte de un Gobierno responsable: una advertencia que describía el riesgo teórico para Estados Unidos, de modo que las agencias de seguridad nacional pudieran comprender la amenaza y determinar la mejor manera de endurecer las defensas.
“Siempre que tenemos indicios de que los delincuentes —como los implicados en el tráfico de seres humanos— tienen conexiones con el terrorismo, trabajamos diligentemente con nuestros socios para investigar y comprender cómo las organizaciones terroristas extranjeras pueden intentar explotar sus capacidades, de modo que podamos mitigar mejor cualquier riesgo”, declaró el FBI en su comunicado.