(CNN) – Trabajadores inmigrantes de todo Estados Unidos acudieron a Florida para ayudar a reconstruir la región devastada por el huracán Ian. Pero ahora, casi un año después y días después del paso de otro gran huracán, algunos de esos trabajadores dicen que esta vez se quedarán en casa.
Saket Soni, cuya organización sin fines de lucro Resilience Force defiende a miles de trabajadores de respuesta a catástrofes, dice que hay una razón clara detrás de este cambio: la nueva ley de inmigración de Florida, impulsada por el gobernador Ron DeSantis.
En una encuesta que Resilience Force llevó a cabo durante varios meses este verano boreal, Soni dice que más de la mitad de los aproximadamente 2.000 miembros de la organización sin fines de lucro dijeron que no viajarían a Florida para ayudar con los esfuerzos de recuperación del huracán debido a la ley. Y tras el huracán Idalia, dice, muchos siguen preocupados.
“Sentían mucho miedo”, dice Soni, director ejecutivo de la organización. “Ninguna cantidad de dinero valdría la pena si significara que serían encarcelados o deportados”.
Normalmente, Soni dice que los trabajadores de Resilience Force no lo pensarían dos veces antes de dirigirse a una zona de desastre.
El grupo está formado en gran parte por inmigrantes, muchos de ellos indocumentados, dice Soni. Y al igual que los trabajadores migrantes que siguen las temporadas de cosecha y viajan de granja en granja, cruzan Estados Unidos para ayudar a limpiar y reconstruir cuando se produce un desastre. Soni dice que muchos de ellos consideran que las habilidades que han perfeccionado durante años de respuesta a grandes tormentas son una vocación, además de un medio de mantener a sus familias.
“Lamentablemente”, dice, “todos estos trabajadores de Houston y Nueva Orleans vienen a nuestras oficinas y nos preguntan: ¿hay alguna posibilidad de que se derogue esta ley? ¿Hay alguna posibilidad de que puedan ir?”.
DeSantis promocionó la ley como “ambiciosa”. Los defensores de los derechos de los inmigrantes la califican de “draconiana”
CNN se puso en contacto con la oficina de DeSantis para obtener comentarios. En mayo, el gobernador de Florida y aspirante a la candidatura presidencial del Partido Republicano firmó lo que promocionó como “las leyes contra la inmigración ilegal más ambiciosas del país”.
La medida, también conocida como SB1718, entró en vigor el 1 de julio de 2023 e incluye las siguientes disposiciones:
- Tipificar como delito grave de tercer grado el transporte “consciente y deliberado” de indocumentados al estado
- Exigir a las empresas con al menos 25 trabajadores a utilizar E-Verify, un programa federal que comprueba el estatus inmigratorio de los trabajadores
- Invalidar los permisos de conducir expedidos a inmigrantes indocumentados en otros estados.
- Exigir a determinados hospitales de Florida que pregunten a los pacientes por su situación inmigratoria.
En una conferencia de prensa después de firmar el proyecto de ley, DeSantis describió su aprobación como una “gran victoria”.
“En Florida, queremos que las empresas contraten a ciudadanos e inmigrantes legales. Pero queremos que sigan la ley y no [contraten] a inmigrantes ilegales, y eso no es tan difícil de hacer”, dijo. “Y una vez que tengamos ese tipo de norma en nuestra sociedad, creo que vamos a estar mucho mejor”.
Los partidarios de la ley han dicho que impedir que los inmigrantes indocumentados vengan al estado y expulsar a los que ya viven en Florida es parte de su objetivo.
Los críticos califican la ley de “draconiana” y argumentan que está perjudicando a la economía del estado y poniendo en vilo a las comunidades de inmigrantes.
“La gente vive con miedo”, afirma Adriana Rivera, directora de Comunicaciones de la Coalición de Inmigrantes de Florida.
Antes de que entrara en vigor, la ley suscitó una advertencia de viaje de uno de los grupos de defensa de los latinos más prominentes de Estados Unidos. Y los defensores de los inmigrantes advierten que la preocupación por la ley ya ha provocado que algunos trabajadores de sectores clave como la agricultura y la construcción abandonen Florida.
“Esta ley es particularmente problemática porque realmente no beneficia a nadie. Esta ley fue creada para demonizar a las comunidades inmigrantes del estado que han sido tan críticas en la construcción de nuestro estado y en el crecimiento de nuestra economía”, dice Samuel Vilchez Santiago, director estatal de Florida para la American Business Immigration Coalition.
Los equipos de CNN que trabajan en Florida desde el paso de Idalia no han observado escasez de trabajadores.
Pero en los últimos meses, Vilchez dice que ha recibido múltiples informes de gerentes que se han presentado en obras de construcción esperando ver trabajadores y en su lugar han encontrado las obras abandonadas.
Soni, director ejecutivo de Resilience Force, cuenta que vio cómo se desarrollaba una escena similar una semana después de la aprobación de la ley.
“Recuerdo estar allí una tarde y hablar con un trabajador a la hora de comer. … Y él, literalmente, mientras hablaba conmigo estaba metiendo sus herramientas en su camioneta y marchándose con su cuadrilla”.
Fue una señal temprana, dice Soni, de los daños causados por la ley de inmigración.
“Realmente está socavando la capacidad de los floridanos para recuperarse tras un huracán”, afirma. “Está poniendo patas arriba la posibilidad de que se reconstruyan los hogares”.
“No puedo perder a mi familia solo por ganar unos dólares más”
Para Josué, un hondureño, de 23 años, que vive en Texas y trabaja en la remodelación de casas, ha sido duro ver los reportajes de Florida que muestran las secuelas del huracán Idalia.
“Me siento impotente al ver cómo toda esta gente necesita ayuda”, dice.
Josué, quien pidió ser identificado solo por su nombre de pila porque es inmigrante indocumentado, dice que sabe lo difícil que es para las familias limpiar y seguir adelante después de un desastre.
“Hemos tenido huracanes como este que han golpeado Honduras, y la gente nos ha ayudado”, dice. “Y esa es una de las razones por las que quiero ayudar. Lo hacemos de todo corazón. Lo hacemos porque todos somos iguales”.
El año pasado, pasó meses en la zona de Fort Myers reconstruyendo casas “de arriba abajo”, algunas aún anegadas, otras con los tejados arrancados.
Este año, dice que no se siente seguro volviendo al estado.
Tampoco Javier, de 30 años, que vive en Nueva Orleans y también pidió ser identificado solo por su nombre de pila porque es inmigrante indocumentado.
Tras unos meses remodelando casas en Fort Myers después del huracán Ian, el año pasado, Javier dice que sintió que el ambiente en la comunidad estaba cambiando. Corrían rumores de que iban a detener a trabajadores indocumentados. Huyó a Louisiana tras oír que eran inminentes más redadas.
“Si entonces era así, imagínate cómo sería ahora, con esta ley”, dice.
Piensa en los muchos miembros de su familia a los que mantiene, como su hija, de 12 años, en Honduras, que quiere ser cirujana cuando sea mayor. Y piensa en sus dos hijos que viven en Louisiana.
“No puedo perder mi libertad”, dice. “No puedo perder a mi familia solo por ganar unos dólares más”.
Le preocupan los daños de este huracán, y del próximo.
Las autoridades aún están evaluando los daños dejados por el huracán Idalia, de categoría 3, que tocó tierra la semana pasada en la zona conocida como Big Bend, en el noroeste de Florida.
Hasta ahora, a pesar de la intensidad del ciclón tropical, los expertos afirman que los daños parecen ser menores que los de otros grandes huracanes, en parte porque Idalia tocó tierra en una región menos poblada.
El huracán Idalia causó entre US$ 12.000 millones y US$ 20.000 millones en daños y pérdidas de producción, según una estimación preliminar de costes de Moody’s Analytics. El huracán Ian causó unos daños totales estimados en US$ 112.900 millones, según el Centro Nacional de Huracanes de EE.UU.
Aunque los daños de este huracán no son tan extensos, Soni dice que sus contactos en el estado todavía informan que se necesita ayuda significativa.
“Hay una devastación bastante importante en las zonas rurales. Hay muchos árboles caídos. Hay muchos propietarios de viviendas en zonas rurales intentando limpiar sus patios, y una población de propietarios de edad avanzada que necesita ayuda”, afirma Soni.
Aunque no se ha informado de escasez de trabajadores tras Idalia, Soni afirma que es una posibilidad muy real si otro gran ciclón azota el estado esta temporada de huracanes, que finaliza el 30 de noviembre.
Los meteorólogos tienen en el punto de mira al huracán Lee, en el Atlántico, aunque dicen que es demasiado pronto para saber si golpeará el territorio continental estadounidense.
“Afortunadamente, este último huracán, Idalia, no golpeó ninguna ciudad importante, pero el próximo podría llegar pasado mañana”, afirma Soni. “Podría llegar a Jacksonville, Tampa o Tallahassee. Y en ese momento el gobernador tendría en sus manos un enorme esfuerzo de reconstrucción, y ningún trabajador para llevarlo a cabo. Esa es realmente la situación que me preocupa”.
Eso, también, sería un desastre, dice Soni, pero uno que él dice que está causado por el ser humano, y se puede evitar.
– Matt Egan, Gloria Pazmino, Bill Kirkos, Carlos Suárez, Denise Royal, Isabel Rosales, Laura Robinson y Elisabeth Buchwald, de CNN, contribuyeron a este reporte.