(CNN) – La temporada de huracanes en el Atlántico suele alcanzar su punto máximo esta semana, pero las temperaturas récord de los océanos están impulsando una temporada hiperactiva que, según los expertos, no muestra signos de desaceleración.
La temporada promedio de huracanes comienza el 1 de junio y se extiende hasta el 30 de noviembre, pero su punto máximo estadístico es el 10 de septiembre. En lo que va de este año, la actividad ciclónica ha sido superior a la media en todos los aspectos, según Phil Klotzbach, investigador científico del Departamento de Ciencias Atmosféricas de la Universidad Estatal de Colorado.
“Ha sido una temporada bastante movida”, dijo Klotzbach a CNN. “No es algo sencillo, pero parece que la temporada se va a clasificar por encima de lo normal”.
- Catorce ciclones con nombre han recorrido el Atlántico, la media de toda la temporada.
- Cinco de ellos se convirtieron en huracanes. La media para esta época del año es de 3,5 huracanes.
- Ha habido tres huracanes de gran intensidad, casi el doble de la media para esta época del año. El tercer gran huracán no suele formarse hasta el 28 de octubre en una temporada promedio.
- Dos tormentas con nombre han tocado tierra en Estados Unidos. El ciclón tropical Harold tocó tierra el 22 de agosto en el sur de Texas. La llegada a tierra del huracán Idalia el 30 de agosto fue la más fuerte en la región conocida como Big Bend de Florida en más de 125 años.
El huracán Lee se intensificó rápidamente a la tercera velocidad más rápida registrada en el Atlántico y se convirtió en un monstruo de categoría 5. Solo otras 39 tormentas han alcanzado la categoría 5 en el Atlántico.
Una temporada activa impulsada por una temperatura récord
Algunos datos sobre los huracanes de 2023:
Antes de que comenzara, los meteorólogos predijeron una temporada promedio, pero advirtieron de más incertidumbre de lo habitual debido a una batalla climática entre un floreciente El Niño y temperaturas oceánicas más cálidas de lo normal. El Niño tiende a producir más cortante del viento, esto es, vientos de nivel superior que pueden desgarrar las tormentas, pero el agua caliente puede impulsar su crecimiento.
Entonces, al comenzar la temporada, el calor del océano se disparó hasta niveles récord y los meteorólogos anunciaron un desarrollo tropical explosivo y una temporada más activa, algo que se ha cumplido.
“Vimos lo caliente que estaba el Atlántico y dijimos: ‘Muy bien, tenemos que enfrentar esto’”, explica Klotzbach, cuyo grupo de investigación elabora las previsiones estacionales de huracanes.
“Afortunadamente, El Niño es fuerte”, dijo Klotzbach, porque si no este fenómeno, la temporada “probablemente estaría cerca del 200% de lo normal en lugar del 130% de lo normal”.
Pero Klotzbach dijo que El Niño, que según todas las medidas se considera fuerte, no está afectando al Atlántico occidental como lo haría normalmente.
“Debido a que el Atlántico es tan cálido, no está recibiendo tanta cortante como normalmente debería”, dijo Klotzbach a CNN. “Toda la cuenca está caliente. Si lo comparas con 2005 o 2010, otros grandes años en los que el Atlántico realmente estuvo cálido, estamos en un campo completamente diferente este año”.
El calor extremo del océano y la baja cortante del viento están teniendo algunos efectos importantes en la temporada, dijo Klotzbach. Pueden formarse más tormentas de las que serían posibles en un año típico de El Niño. Incluso las tormentas debilitadas por una cortante moderada, como los huracanes Franklin y Lee, pudieron mantenerse vivas y fortalecerse una vez que encontraron condiciones más favorables.
“Si dejamos una tormenta ahí fuera el tiempo suficiente, acabará encontrando un lugar donde la cortante no sea tan fuerte y podrá fortalecerse”, dijo Klotzbach.
Una intensificación rápida más frecuente y más huracanes importantes son también subproductos de las condiciones de esta temporada. Idalia, Franklin y Lee se intensificaron rápidamente en aguas muy por encima de su temperatura habitual.
“El agua cálida no es lo único que se necesita, pero en cierto modo favorece estos fenómenos de intensificación rápida”, afirmó Klotzbach. “Si nos fijamos en el agua sobre la que Lee estaba transitando, debería haber estado a 28 °C, en lugar de a 30 °C, es como combustible para cohetes”.
La temporada aún no ha terminado. El 90% de la actividad de la temporada de huracanes se produce desde mediados de agosto hasta mediados de octubre y Klotzbach dijo que las próximas dos semanas podrían tener más tormentas.
Más allá de ese punto, es una incógnita, dijo Klotzbach, pero el polvorín atlántico ya demostró estar lleno de sorpresas esta temporada.
“Al fin y al cabo, hemos aprendido que, incluso con El Niño fuerte, si el Atlántico se calienta lo suficiente, puede mantenerse”, afirmó Klotzbach.