(CNN) – Cuando el sindicato United Auto Workers convocó una huelga la semana pasada contra General Motors, Ford y Stellantis, una de sus demandas se centró en una idea que circulaba en la periferia de los círculos de reforma laboral.
Además de pedir un aumento salarial del 36% y una mayor seguridad laboral, los miembros del sindicato quieren una semana laboral de 32 horas y cuatro días sin recortes salariales.
Las propuestas para acortar la semana laboral han cobrado fuerza en los últimos años, y la flexibilidad del trabajo remoto en la era de la pandemia impulsó muchos de estos llamamientos. El uso cada vez más acelerado de la inteligencia artificial en el lugar de trabajo también ha llevado a algunos trabajadores a cuestionar la necesidad de una semana de 40 horas.
El senador Bernie Sanders ha sido durante mucho tiempo un firme defensor de una semana laboral más corta.
“Estamos ante una explosión en este país de la inteligencia artificial y la robótica. Y eso significa que el trabajador promedio será mucho más productivo”, dijo el domingo el senador a Jake Tapper de CNN. “La pregunta que como nación tenemos que hacernos es: ¿quién se va a beneficiar de esta productividad? Deberíamos iniciar un debate serio (y el UAW lo está haciendo) sobre la reducción sustancial de la semana laboral”.
Varios países han llevado a cabo pruebas de semanas laborales de cuatro días; la mayor de ellas se celebró en el Reino Unido el año pasado. La prueba duró seis meses y abarcó a unos 2.900 trabajadores de 61 empresas. Los participantes informaron dormir mejor, pasar más tiempo con sus hijos y niveles más bajos de agotamiento.
“Sería extraordinario ver que la gente tuviera más tiempo para pasar con sus hijos, con sus familias, poder realizar más actividades culturales y obtener una mejor educación”, dijo Sanders. “La gente en Estados Unidos está estresada por una docena de razones diferentes, y esa es una de las razones por las que la esperanza de vida en nuestro país está en realidad disminuyendo”.
Un estudio independiente realizado en Islandia entre 2015 y 2019 encontró que reducir el número de días laborales a la semana no reducía la productividad. Un programa similar en Estados Unidos y Canadá, compuesto por docenas de empresas, encontró que ninguna de ellas planeaba volver al estándar de cinco días después de que finalizara la prueba.