(CNN) – India calificó a Canadá de “refugio seguro para terroristas” tras la suspensión de visados a ciudadanos canadienses, mientras crecen las repercusiones de la acusación de Ottawa de que Nueva Delhi está potencialmente detrás del asesinato de un activista separatista sij en su territorio.
En una dura declaración a la prensa, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores indio, Arindam Bagchi, afirmó el jueves que Canadá debía “preocuparse por su reputación internacional” tras sus explosivas acusaciones.
Y añadió: “Si se habla de problemas de reputación y de daños a la reputación, si hay algún país que necesita analizar esto, creo que es Canadá y su creciente reputación como lugar, como refugio seguro para terroristas, para extremistas y para el crimen organizado”.
Sus comentarios se produjeron después de que India suspendiera las solicitudes de visado de ciudadanos canadienses por lo que considera “amenazas a la seguridad” de los diplomáticos en el país.
“La cuestión es la incitación a la violencia, la inacción de las autoridades canadienses, la creación de un entorno que perturba el funcionamiento de nuestra Alta Comisión y nuestros consulados, eso es lo que nos hace suspender temporalmente la expedición de visados o la prestación de servicios de visado”, añadió Bagchi.
Las relaciones entre ambos países se desplomaron esta semana después de que el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, afirmara que India podría estar detrás del asesinato en junio de Hardeep Singh Nijjar, un activista separatista sij, abatido a tiros por dos hombres enmascarados en Surrey, en la Columbia Británica.
India ha negado vehementemente las afirmaciones, calificándolas de “absurdas y con motivaciones”. Bagchi afirmó que Canadá no ha proporcionado “ninguna información específica” que respalde las acusaciones.
El jueves, el Ministerio de Información y Radiodifusión indio emitió un aviso a las cadenas de televisión en el que les pedía que se abstuvieran de “dar tribuna a personas que se enfrentan a graves acusaciones, como terrorismo o pertenencia a organizaciones proscritas por la ley”.
El gobierno indio lleva tiempo acusando a Canadá de inacción ante lo que considera extremismo separatista sij, cuyo objetivo es crear una patria separada para los sijs, que se conocería como Jalistán e incluiría partes del estado indio de Punjab.
Nijjar era un abierto partidario de la creación de Jalistán. India considera los llamamientos a la creación de Jalistán una grave amenaza para la seguridad nacional.
Varios grupos asociados a la idea del Jalistán figuran en la lista de “organizaciones terroristas” de la Ley de Prevención de Actividades Ilegales de India. El nombre de Nijjar figura en la lista de terroristas de la UAPA y, en 2020, la Agencia Nacional de Investigación india lo acusó de “intentar radicalizar a la comunidad sij de todo el mundo a favor de la creación de Jalistán”.
Varias organizaciones sijs en el extranjero afirman que el gobierno indio está equiparando falsamente el movimiento con el terrorismo, y afirman que seguirán abogando pacíficamente por la creación de Jalistán, al tiempo que sacan a la luz lo que dicen son años de abusos contra los derechos humanos a los que se enfrenta la comunidad en India.
La historia de Jalistán
Los sijs tuvieron antaño su propio reino en el Punjab, y el impulso para la creación de Jalistán se remonta a décadas atrás, aproximadamente a la época en que India se independizó de sus gobernantes coloniales británicos en 1947.
Cuando la partición dividió precipitadamente la antigua colonia según criterios religiosos —enviando a los musulmanes a la recién formada nación de Pakistán, y a los hindúes y sijs a la recién independizada India—, el Punjab, partido por la mitad, fue testigo de algunos de los peores episodios de violencia.
Los sijs sufrieron mucho en el derramamiento de sangre que siguió, y la comunidad se sintió maltratada en la nueva nación de mayoría hindú, lo que llevó a algunos destacados líderes a abogar por la creación de Jalistán. A lo largo de los años han estallado violentos enfrentamientos entre los seguidores del movimiento y el gobierno indio, que se han cobrado muchas vidas.
En la década de 1980, el Punjab fue testigo de una insurgencia de una década de duración por parte de algunos militantes jalistaníes, que cometieron una serie de abusos contra los derechos humanos, como la masacre de civiles, bombardeos indiscriminados y ataques contra hindúes, según Human Rights Watch.
En operaciones de contrainsurgencia, las fuerzas de seguridad indias detuvieron arbitrariamente, torturaron, ejecutaron y “hicieron desaparecer” a decenas de miles de sijs, afirmó el grupo de defensa de los derechos. El gobierno indio también promulgó leyes de contrainsurgencia que facilitaron las violaciones de derechos humanos y evitaron que las fuerzas de seguridad tuvieran que rendir cuentas por sus acciones, añadió.
En 1984, la entonces primera ministra Indira Gandhi ordenó a las tropas indias que asaltaran el Templo Dorado de Amritsar —el santuario más sagrado del sijismo— para matar a los separatistas sijs, en una operación que causó una enorme ira en la comunidad sij.
Gandhi fue asesinada por sus guardaespaldas sijs, lo que desencadenó un nuevo brote de violencia en el que murieron más de 3.000 personas, en su mayoría sijs.
Un año después, la violencia se extendió a Canadá, cuando separatistas sijs bombardearon un avión de Air India que había despegado del aeropuerto de Toronto, matando a las 329 personas que iban a bordo, entre ellas numerosos canadienses de ascendencia india.
El movimiento hoy en día
Hoy en día no hay insurgencia en Punjab y los analistas afirman que los partidarios del movimiento de Jalistán siguen estando muy al margen.
Sin embargo, el movimiento sigue suscitando cierta simpatía entre algunos sijs de la diáspora mundial, sobre todo en Canadá, Gran Bretaña y Australia.
Un pequeño pero influyente número de esos sijs apoya la idea del Jalistán, y periódicamente se celebran referendos para alcanzar un consenso que permita establecer una patria separada.
La muerte de Nijjar conmocionó e indignó a muchos miembros de la comunidad sij de Canadá, que cuenta con más de 770.000 miembros y es una de las mayores fuera de la India.
La policía canadiense no ha detenido a nadie en relación con el asesinato de Nijjar. Pero en agosto, la policía dijo que estaba investigando a tres sospechosos y publicó una descripción de un posible vehículo de huida, pidiendo la ayuda del público.