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"Vamos a estar peleando hasta el último minuto", Sergio Massa tras las elecciones
00:55 - Fuente: CNN

(CNN Español) – “Agarró una papa caliente”, dijo la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner sobre la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía a principios de agosto de 2022, hace poco más de un año, cuando Argentina estaba en medio de una nueva crisis.

Tras la renuncia del primer ministro de Economía de Alberto Fernández, Martín Guzmán, que se fue enfrentado a la vicepresidenta, y el paso fugaz de Silvina Batakis al frente de las cuentas nacionales, el país atravesaba una corrida cambiaria, una veloz devaluación del peso, una vertiginosa aceleración inflacionaria y la tensión y rispidez interna en la coalición gobernante, el entonces Frente de Todos, por el acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar el préstamo tomado por Mauricio Macri para poder cumplir con los pagos de la deuda externa. Todo eso generaba una profunda incertidumbre.

“No soy súper nada, ni mago ni salvador. Vengo a trabajar de una manera muy comprometida, para tratar de ayudar a que a la Argentina le vaya bien y a los argentinos mejor”, dijo Massa al asumir marcando como principios “orden fiscal, superávit comercial, fortalecimiento de reservas y el desarrollo con inclusión” basado en la “inversión, producción, exportaciones y defensa del mercado interno”.

Massa, que no es economista sino abogado, es el tercer socio de la coalición de gobierno. Llegó al cargo porque lo que necesitaba la situación era alguien con peso político para bajar la tensión entre las distintas corrientes dentro del gobierno, y en un principio lo que trajo fue calma: logró poner paños fríos a la tensa relación entre el presidente Alberto Fernández y su vice y calmar a los mercados.

“Massa llegó en un momento de fuertes turbulencias cambiarias generadas principalmente por la crisis de la coalición. Su llegada, al menos, detuvo la espiralización de la crisis”, señala el economista Javier Marcus.

La vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner (d), saluda al ministro de Economía, Sergio Massa (i), en la Plaza de Mayo durante un acto en conmemoración del 20 aniversario de la toma de posesión de Néstor Kirchner y el 213 aniversario de la Revolución de Mayo en Buenos Aires, el 25 de mayo de 2023.

Así logró, varios meses después, posicionarse como el candidato presidencial del oficialismo, aunque los logros puramente económicos que puede mostrar en todo este tiempo sean dispares.

“Al final del mandato no parece posible aplicar planes de estabilización ni de largo plazo. Su gran logro ha sido ser el piloto de tormentas más creativo que hayamos conocido. Medidas como el dólar soja, el swap de China y el financiamiento de organismos sumados a poder político y regulación aceitada le permitieron transitar más de un año sin una crisis terminal”, agrega Marcus.

Inflación

Massa entró al Ministerio de Economía con una inflación mensual del 7,4% en julio de 2022, según las estadísticas oficiales. Era la más alta, hasta entonces, del gobierno de Fernández, y Massa logró que comenzara a bajar: En agosto fue del 7% y siguió bajando hasta noviembre, cuando llegó al 4,9% mensual. A partir de diciembre volvió a subir marcando nuevos récords para el gobierno del Frente de Todos, con Massa como el hombre fuerte:  en marzo fue del 7,7%, en abril 8,4% y en agosto, con la devaluación del peso, luego de las elecciones primarias, llegó al 12,4%.

“Voy a ser el presidente que derrote a la inflación”, prometió Massa en un acto proselitista en julio pasado, pero hasta ahora, ese parece ser el punto más débil de su gestión: hasta agosto, los precios crecieron un 124,4% interanual.

“La inflación no pudo ser manejada en este periodo, justamente porque es de salida de un gobierno y en pleno proceso electoral. Esa batalla parece destinada al próximo gobierno, sea quien sea”, explica Marcus.

Ante el panorama inflacionario, Argentina, al igual que muchos otros países, viene apelando al alza de las tasas de interés, incluso desde antes de la llegada de Massa. Sin embargo, junto con la última devaluación hubo un fuerte ajuste: del 97% pasó al 118% anual en un intento de contener la cotización del dólar, otra variable apremiante en el país.  Sin embargo, algunos dudan de su efectividad: “La política de suba de tasas de interés para contener los dólares alternativos no funciona a estos niveles. Solo deteriora el balance del Banco Central”, sostiene el economista.

Dólar

Massa buscó evitar un salto del tipo de cambio oficial y fue devaluando el peso de manera gradual. Pudo mantenerlo durante su primer año de gestión, donde, de todos modos, la moneda nacional perdió más de la mitad de su valor frente al dólar en términos nominales.

Además, estableció varios tipos de cambios diferenciales oficiales, que se sumaron a la multiplicidad de cotizaciones del dólar que existen en Argentina, entre legales, financieras e ilegales. Así lanzó el dólar soja 1, dólar soja 2, dólar agro y dólar maíz, por mencionar algunas de las devaluaciones parciales que implementó para incrementar las exportaciones y aumentar las reservas.

Sin embargo, al día siguiente de las Primarias Abiertas Simultáneas  y Obligatorias (PASO) el gobierno dispuso una devaluación del 22% del tipo de cambio minorista.

El ministro lo justificó diciendo que el FMI  exigía una “actualización del tipo de cambio” para girar nuevos desembolsos porque “desde 2021 hasta ahora traíamos un retraso cambiario de casi 19 puntos y medio”.

Las cotizaciones alternativas del dólar, en tanto, también crecieron. El 3 de agosto de 2022, día de su llegada al Ministerio, el llamado dólar blue, que se vende en el mercado paralelo, se cotizaba a $298. Un año después llegaba casi al doble, a $570. Hoy, pasado el cimbronazo de la devaluación de agosto, cotiza a alrededor de los $740.

El dólar MEP, que se consigue legalmente a través del mercado de capitales, cotizaba $281 el 3 de agosto de 2022, ahora supera los $680.

Reservas

El promedio de las reservas del Banco Central para julio de 2022, antes del inicio de su gestión era de U$S 40.335 millones. Con la implementación de los dólares soja y similares, logró elevar esa cifra a U$S 43.039 para enero de 2023.

Massa también logró renovar y ampliar el crédito swap con China, que le permitió al país disponer de US$ 10.000 millones para las transacciones comerciales. Sin embargo, agosto de este año cerró con un promedio de U$S 25.131 millones, aunque no hay que dejar de lado los efectos de la gran sequía que atravesó Argentina y que afectó considerablemente a su economía y a la acumulación de reservas.

La siembra y la cosecha de casi todos los granos cayó fuertemente. En el caso de la soja, la principal exportación nacional, se contrajo un 42% respecto de la campaña anterior. Aunque los volúmenes de exportación son mucho menores, con el trigo la caída es aún un poco más pronunciada: un 43% menos, mientras que la reducción para el maíz alcanzó el 30,5% y para la cebada un 13,5%. Sólo el girasol creció un 22,5% en el mismo periodo, aunque es el que menos se exporta de todos.

Empleo y salarios

Con Massa como ministro, Argentina llegó a su tasa de desempleo más baja en muchos años: 6,2% para el segundo trimestre del año, que significa una caída de 0,7 puntos porcentuales interanuales.

En cuanto a salarios, las últimas estadísticas oficiales dan cuenta de que a junio de 2023 los salarios habían aumentado un 108,7% interanual, mientras que en el mismo período el alza de precios fue del 115,6%.

Si bien los números oficiales no llegan a medir las últimas subas salariales,  es importante señalar la batería de medidas que anunció el ministro candidato para paliar el impacto de la devaluación de agosto que incluye bonos para jubilados, sumas fijas para trabajadores, congelamientos de tarifas y acuerdos de precios, quitas del IVA para alimentos, alivio fiscal para cuentapropistas y créditos, la eliminación de la cuarta categoría del Impuesto a las Ganancias, entre otras.

“Estas medidas tienen efectos bastante limitados porque la devaluación se traslada a precios y las medidas posteriores tratan de compensar los precios. En resumen, tenemos un salto de nominalidad que muestra iniciativa del gobierno y un FMI que participa de la política económica en un rol más comprometido por el propio peso de la deuda argentina”, concluye Marcus.

Este artículo fue publicado en septiembre y ha sido actualizado