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(CNN Español) –– El escritor, dramaturgo y poeta noruego Jon Fosse se alza con el Premio Nobel de Literatura 2023. La Academia siempre nos sorprende, más allá de cualquier apuesta. Los expertos dirigen su mirada hacia nuevos lenguajes, poderosas estructuras, formas sublimes y originales de contar historias.

Este otoño no ha sido la excepción. La Academia subraya que otorga este galardón al autor por sus “innovadoras obras de teatro y prosa que le dan voz a lo que no se puede decir”. Al leer la obra de Fosse encontrarás un sistema de escritura muy original. El autor solo utiliza comas, nunca puntos, creando un vaivén cadencioso que nos remonta a las olas que bañan las costas noruegas.

Su pasión por Lorca, su devoción por Beckett e Ibsen, traslación poética recurrente, es su herencia legendaria que lo ha llevado a construir una voz propia con bases muy firmes. La música, el eco de su adolescencia, va galopando sobre los diálogos y la respiración es parte importante de los silencios que interpelan el drama.

La gran literatura es ese vehículo mágico, pócima conceptual que, de solo leer la primera línea, te traslada a estados diversos, dibujando tramas, clímax y sorprendentes diálogos que viajan de la imaginación del autor a la tuya. El escritor de 64 años, nacido en Haugesund, es una connotada personalidad en su país, posee los premios más importantes que otorga el Reino de Noruega a sus autores y cuenta con una casa, nombrada grotten, en los jardines del Palacio Real de Oslo.

Sus obras de teatro son aclamadas por el público y representadas en todo el mundo, y su magnífica prosa cuenta con seguidores que ya han podido leerlo en alrededor de 40 lenguas. Su novela “Rojo, Negro” (1983) sorprendió a su salida tanto a los lectores como a la crítica internacional. La editorial De Conatus ha publicado en español las traducciones de la muy recomendada “Septología” de cuatro tomos: “El otro nombre I”, “El otro nombre II”, “Yo es otro” y “Un nuevo nombre”.

¿Por qué leerlo? Según la Academia: “La condición humana es el tema central de la obra de Fosse, independientemente del género”. En mi opinión, este autor relata una Noruega rural con la altura del gran teatro europeo, ahonda en zonas heladas, tal vez dormidas en la imaginación del hombre, haciendo justicia a la historia profunda de un país geográficamente fragmentado por islas, pero unido en la grandeza de la lucha por la vida, discurso dramatúrgico que tiene como delta la poesía. Así como García Márquez construyó su Macondo, Fosse nos revela un imaginario reconocible desde el aislamiento, sus textos son un grito nacido desde los fiordos al oeste de Noruega, leer a Fosse, es traducir y hacer reconocible la cartografía endémica y literaria anclada en el deshielo de las emociones.

Ciertamente, la llegada del Nobel a las puertas de la Feria de Frankfurt cambia cada año las tendencias, lava la cara a las librerías y nos incita a leer en una u otra lengua. Nos invita a reconocemos en otras culturas y a profundizar en ellas gracias al modo en que la Academia Sueca, tras un exhaustivo análisis, reconoce y universaliza la obra de una autora, un autor, una cultura, un país y un continente.

Una llamada al amanecer basta para establecer un nuevo canon literario. Es justo en ese instante que se disparan todas las alarmas y comienza la carrera contra reloj de periodistas, agentes, editores, libreros, especialistas y directores de festivales en todas las lenguas.

¿Para qué sirve el Nobel? Para descubrir a un autor en el conjunto de su obra y en su contexto histórico cultural. Este premio te vuelve una celebridad, pero no garantiza la trascendencia de la obra. Mientras el compositor y cantante Bob Dylan y el político inglés Winston Churchill ganaron el Nobel de Literatura por sus aportes a las letras en diferentes órdenes, grandes pilares de la literatura universal como Franz Kafka, León Tolstói, Jorge Luis Borges, Virginia Woolf y Juan Rulfo murieron sin ser reconocidos por la academia sueca.

El premio garantiza el asentamiento y reconocimiento de los tesoros literarios que la humanidad va destilando década tras décadas. Algunos evidentes, otros, secretos muy bien guardados.
La trascendencia de la obra de Jon Fosse está garantizada más allá de los premios. Los valores lúdicos y poéticos de su obra, las renovaciones en el lenguaje literario y la traducción sensorial de un país interior desconocido para millones de lectores son, sin duda alguna, su pasaporte a la posteridad. Solo nos queda escuchar su voz, y no la de sus personajes, pronunciando en su lengua original, bajo el nevado invierno sueco, su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura 2023.