Nota del editor: Frida Ghitis, exproductora y corresponsal de CNN, es columnista de asuntos mundiales. Es colaboradora de opinión semanal en CNN, columnista colaboradora de The Washington Post y columnista de World Politics Review. Las opiniones expresadas en este comentario son suyas. Mira más artículos en CNNE.
(CNN) – Horas después de que los terroristas de Hamas lanzaran su brutal ataque contra civiles israelíes, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky se pronunció contundentemente en defensa de Israel y condenó las acciones de Hamas.
“El terrorismo es siempre un crimen, no solo contra un país o víctimas específicas, sino contra la humanidad en su conjunto”, escribió. Zelensky añadió que “el derecho de Israel a la defensa está fuera de toda duda” e instó al mundo a permanecer unido contra el terrorismo.
Un par de días después, dirigiéndose a la asamblea parlamentaria de la OTAN, donde Ucrania había sido un foco de atención desde que Rusia la invadió hace unos 600 días, Zelensky señaló la nueva e ineludible realidad que enfrenta su asediado país.
“En estos días, nuestra atención se centra en el Medio Oriente”, declaró a través de un enlace de video. “Nadie podrá olvidar jamás lo que hicieron los terroristas en Israel”, dijo.
Zelensky ha seguido apoyando firmemente a Israel, a pesar de sus relaciones a menudo tensas con el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, al establecer repetidamente la conexión entre lo que Hamas le hizo a Israel y lo que Rusia ha perpetrado contra Ucrania, y su matanza indiscriminada de civiles ucranianos. Incluso instó a los líderes de la OTAN a mostrar su apoyo con viajes a Israel.
Si bien adopta una postura de principios, Zelensky, y el pueblo ucraniano, esperan fervientemente que la nueva crisis de seguridad mundial, el estallido de una nueva guerra en el Medio Oriente, no se convierta en un obstáculo más en los esfuerzos de Ucrania para hacer frente a la invasión y el objetivo del presidente de Rusia, Vladimir Putin, de negar el derecho de Ucrania a existir como país soberano.
Ahora, la guerra entre Israel y Hamas, que comenzó el 7 de octubre, día del cumpleaños de Putin, parece un regalo para el autócrata ruso, y rusos prominentes se deleitan abiertamente con ella.
Putin, que ha desarrollado activamente vínculos con Hamas en los últimos años, lo calificó como “un ejemplo del fracaso de la política de EE.UU. en Medio Oriente”. Los programas de televisión rusos ridiculizaron a EE.UU. e Israel, y un diplomático ruso de alto rango se jactó de cómo Rusia se beneficiaría del conflicto.
En conversaciones con líderes regionales, Putin, cuyos ataques de fuerzas en Ucrania han dejado decenas de miles de víctimas civiles, dijo que estaba preocupado por “un aumento catastrófico en el número de víctimas civiles”.
El diplomático Konstantin Gavrilov dijo al periódico Izevestia que la crisis tendría un impacto directo en la “operación militar especial”: la guerra de Putin contra Ucrania. “Los patrocinadores de Ucrania se distraerán con el conflicto en Israel”, dijo, y “la cantidad de ayuda militar disminuirá”. Como resultado, dijo, “el curso de la operación puede girar marcadamente a favor (de Rusia)”.
Funcionarios estadounidenses se han esforzado en negar que el apoyo a Ucrania se verá afectado a medida que EE.UU. se movilice para apoyar a Israel. El presidente Joe Biden dice que ambas guerras son fundamentales para la seguridad de su país, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, aseguró a los ministros de defensa de la OTAN que “podemos apoyar a Israel y lo haremos, al igual que apoyamos a Ucrania”.
Esa es claramente la intención del Gobierno de Biden, pero el caos en la Cámara de Representantes controlada por los republicanos hace que la aprobación de dinero sea mucho más difícil, y los miembros del Partido Republicano, aunque apoyan firmemente a Israel, están divididos sobre la ayuda a Ucrania.
Ésa es otra fuente de satisfacción para Putin y de ansiedad para Zelensky, mientras las fuerzas ucranianas se preparan para el combate invernal y los civiles se preparan para otro invierno de ataques rusos.
Los beneficios potenciales para Rusia de los ataques de Hamas contra Israel son tan evidentes que algunos especulan que Moscú estuvo involucrado, señalando los fuertes vínculos de Rusia con Irán (el principal patrocinador de Hamas) y casi media docena de visitas a Moscú de altos funcionarios de Hamas desde 2020, al hecho de que el ataque ocurrió en el cumpleaños de Putin, la misma fecha en que la periodista rusa Anna Politkovskaya, una de las críticas más efectivas de Putin, fue asesinada en 2006, en lo que algunos creen que fue un “regalo” de cumpleaños para Putin. (El Kremlin niega su participación).
El embajador de Israel en Moscú dijo a un periódico local: “No creemos que Rusia haya estado involucrada de ninguna manera”. La sugerencia, dijo el embajador Alexander Ben Zvi, era “un completo disparate”.
Este lunes, mientras los israelíes todavía luchaban contra combatientes de Hamas dentro del país, un funcionario de esa organización apareció en la televisión rusa y destacó el apoyo de Rusia. “Ellos simpatizan con nosotros”, dijo Ali Baraka, jefe de Relaciones Nacionales de Hamas en el Extranjero, señalando sus relaciones mutuamente beneficiosas. “Rusia está feliz de que EE.UU. se vea envuelto en la guerra de Palestina”, dijo. “Alivia la presión sobre los rusos en Ucrania… por lo que no estamos solos en el campo de batalla”.
Más allá de quién haya participado en el entrenamiento, la planificación y la ejecución del ataque de Hamas en Israel (un ataque en el que también mataron a decenas de ciudadanos ucranianos y rusos) no hay duda de que las crecientes tensiones en el Medio Oriente, al menos a corto plazo, son fuertemente favorables a la campaña de Moscú contra Ucrania y han creado nuevos desafíos extremadamente serios para Kyiv.
“Rusia”, escribió Zelensky dos días después del ataque, “está interesada en desencadenar una guerra en Medio Oriente, de modo que una nueva fuente de dolor y sufrimiento pueda socavar la unidad mundial, aumentar la discordia y las contradicciones, y así ayudar a Rusia a destruir la libertad en Europa”.
Hasta ahora, la OTAN ha apoyado firmemente a Israel. Pero, así como los terroristas cuentan con que la respuesta de Israel provoque una contraofensiva, avivando el sentimiento antiisraelí, Rusia también podría beneficiarse si la opinión pública de los países miembros de la OTAN se vuelve contra Israel y las divisiones internas desangran la unidad de la OTAN.
Ucrania ha contado con un fuerte apoyo de Occidente, que se ha mostrado unificado en su opinión de que Rusia inició una guerra de conquista, claramente fuera de los límites del derecho internacional y las normas internacionales modernas.
Para derrotar a Rusia y salvar a Ucrania, Zelensky necesita un apoyo continuo, especialmente de EE.UU., el país con el arsenal más grande y poderoso del mundo.
La pregunta es si ese arsenal, y la reserva de buena voluntad para Ucrania, pueden resistir no solo la disfunción que afecta al Partido Republicano de EE.UU., sino también el compromiso de ese país de apoyar a Israel, con diferencia su aliado más importante en lo que sigue siendo la región más volátil del mundo, el Medio Oriente.
Estas dos guerras, entre Rusia y Ucrania y entre Israel y Hamas, son muy diferentes. Las circunstancias de cada conflicto y sus protagonistas son muy diferentes. Pero es notable que en ambos casos el bando que lanzó el ataque persiguiera descaradamente a los civiles en violación de las leyes de la guerra y atacara a países democráticos, por imperfectos que fueran.
Y ambos –Hamas y Rusia– han sido gobernados por líderes autocráticos que niegan a sus enemigos el derecho a vivir en un país soberano. Que ambos están aliados con el autocrático Irán y que ambos han acumulado poder desmantelando cualquier rasgo democrático en casa e incluso matando a sus rivales internos. (Lo niegan, pero la evidencia es amplia).
Otro paralelo es que estos dos conflictos tienen el potencial de extenderse de manera catastrófica.
Y, en ambos casos, el lado que fue atacado –Israel y Ucrania– merece un apoyo continuo en el camino hacia la derrota de los enemigos que socavan la estabilidad global.