(CNN Español) – Carlos Fernando Galán Pachón, candidato del partido Nuevo Liberalismo, se lanzaba por tercera vez a la Alcaldía de Bogotá. Esta vez ganó en primera vuelta con el 49,02% de votos tras el 100% de las mesas informadas en el conteo de la Registraduría Nacional.
Fue el único candidato en esta jornada electoral que superó el millón de votos en la capital de Colombia (1.497.596 en total). Juan Daniel Oviedo del movimiento Toda por Bogotá fue el segundo candidato más votado, seguido por Gustavo Bolívar del Pacto Histórico.
Este es el discurso completo que ofreció Galán ante sus seguidores en la noche del domingo, tras conocerse que fue el candidato ganador.
Muy buenas noches a todos y todas.
Muchas gracias a todos los que nos acompañan aquí, en este lugar, en las redes sociales, en la televisión, en la radio, en sus hogares, en las calles de Bogotá. Yo soy el último de la fila de un equipo, un ejército de jóvenes que dejaron la piel en esta campaña. Son las y los gigantes de este proceso, esos jóvenes. No tengo suficientes palabras para expresar mi gratitud. Pero los bogotanos deben saber que todos ellos y ellas le imprimieron pasión y esperanza inteligencia a esta campaña.
Gracias al equipo político, gracias al equipo de estrategia, al de comunicaciones, a los voluntarios, a la marea roja. No solo por su energía, sino por la cantidad de bailes que inventaron, su creatividad y una energía que nos permitió aguantar y disfrutar esta campaña. Gracias al equipo de territorio, a la gerencia, al grupo de mujeres con Galán, a los colectivos y a todos los ciudadanos y ciudadanas que nos recibieron un volante, nos dejaron poner una calcomanía en sus carros, nos dejaron explicar nuestras ideas, pero también nos dieron unas nuevas.
Agradezco también a los que nos criticaron respetuosamente. Muchas veces nos hicieron reevaluar y mejorar. Gracias también a ese gran grupo de expertos, académicos y exministros que decidieron apostarle a esta opción para Bogotá. Más que gracias, hoy les digo los necesito. Necesito su experiencia y sus consejos para lo que viene.
Pero quiero detenerme y agradecer especialmente a mi equipo personal: a Caro, a Julieta y a Juanpi. Juan Pablo nació hace cuatro años, en plena campaña. No se demoró tanto una victoria para él; para otros se demoró mucho más. Gracias. Gracias a toda mi familia, mi mamá, mis hermanos, a mis tíos. Yo siento la energía que me transmiten mis primos y todos los amigos que se han acercado durante tantos años a acompañarme. Yo soy consciente del sacrificio que implica una campaña para una familia. Sé el esfuerzo que hicieron Caro Juli y Juanpi durante estos meses para que todo fuera posible. Ustedes tres fueron parte fundamental en este sueño de reconstruir la esperanza para los bogotanos. Gracias, gracias, gracias desde el corazón, Caro.
A mis colegas candidatos que compitieron hombro a hombro por este privilegio de servir a los bogotanos, quiero decirles que subieron el listón de las posibilidades y alternativas. De sus programas serios y pensados, de propuestas que estimularon esta elección y lo mucho que nos estábamos jugando en nuestra capital.
Juan Daniel [Oviedo] le ha impreso autenticidad y renovación a este proceso. Diego [Molano] ha puesto en la mesa la importancia de la familia y la niñez. Con Rodrigo [Lara] nos unirá siempre, siempre, un dolor muy grande por el asesinato de nuestros padres. Y esa amistad, no me cabe la menor duda, es superior a las tensiones electorales de esta campaña. El general [Jorge Luis] Vargas nos ha enriquecido con ideas para recuperar la seguridad en Bogotá, que es una urgencia y una deuda con nuestros conciudadanos. Jorge Enrique Robledo inspira un respeto merecido y su ejemplo ha sido en todo momento un inspirador. Nicolás [Ramos] y Rafael [Quintero] han estado a la altura del reto. Gustavo [Bolívar], agradezco el reconocimiento de la derrota y su amor por Bogotá.
Tenemos que poder reconocer los avances de todos los exalcaldes, pero también los nuestros como sociedad. En nuestro día a día tenemos que poder aplaudir y apoyar lo que el otro hace bien. Los retos son gigantes, los vientos que soplan no se ven fáciles de lidiar y si no nos apoyamos, nos soportamos y nos valoramos, será muy difícil salir bien librados de la tormenta que se avecina.
Pudo más la esperanza en Bogotá. Una esperanza basada en la verdad, en lo posible. Todo lo que hemos planteado es realizable y no prometimos nada solo para ganar unos cuantos votos. Gracias, gracias a los ciudadanos de Bogotá. Con su voto se manifestaron, nos dejaron claro que decidieron creer, nos mostraron que prefirieron a alguien que trabaje para ellos y no para sí mismo o para otro líder. Nos dejaron claro que necesitamos reconocer aciertos ajenos y construir sobre ellos, pues lo importante no es quién corta la cinta ni quien aparece en la placa, sino cuántas vidas se pueden mejorar con un proyecto. Nos dieron un mandato para que trabajemos solamente por una causa, los proyectos que benefician y van a beneficiar a Bogotá.
Este es mi sueño. Llevo 17 años cayéndome y levantándome, preparándome y esperando para llegar a este punto y esto me exige aprovechar cada segundo como alcalde de Bogotá para trabajar por la transformación de nuestra ciudad. Este mandato contundente y claro nos impone una tarea indelegable, trabajar día y noche en la calle y con la gente para resolver los problemas cotidianos que hoy nos roban la felicidad.
Tenemos mucho trabajo y quiero mencionar algunas de estas tareas que comienzan hoy mismo para Bogotá. Uno: nos concentraremos en la protección de esta ciudad. Los niveles de miedo deben bajar y van a bajar. Las mujeres, como lo dije en la campaña, iniciando esta campaña, deberán poderse vestir como se les dé la gana sin miedo a ser agredidas en ninguna parte de nuestra ciudad.
La inseguridad tiene que ceder rápidamente. Inicialmente, nuestro esfuerzo porque hablamos con la verdad, va a ser en las zonas estratégicas de la ciudad como el sistema de transporte público, las ciclorrutas, los puntos estratégicos de comercio. Pero en los próximos cuatro años esa sensación de tranquilidad debe haberse expandido a cada rincón de la ciudad. La seguridad no puede seguir siendo un territorio político. Yo trabajaré para que la volvamos a ver como un principio democrático y social en nuestra ciudad.
Así lo vamos a entender. Más seguridad no solamente redunda en una economía más sólida, sino en un mejor desarrollo de niños, niñas, adolescentes, más salud mental y física y, sin duda, más progreso para Bogotá.
Segundo, quiero que por primera vez, de la forma más genuina posible, trabajemos todos para sacar adelante el Metro y cerremos de una vez por todas una discusión de más de siete décadas que ha tenido Bogotá.
Es realmente infame. Es infame perder tanto tiempo diariamente en cualquier medio de transporte en nuestra ciudad. Tiempo que podríamos disfrutar con la familia, los amigos o haciendo deporte. Presidente Petro, este es un mandato claro y le pido respetuosamente que trabajemos para sacar adelante esta primera línea de Metro cómo está planteada. Seamos generosos con Bogotá.
Y tres: acordaremos un principio común con todos los actores de la ciudad. El hambre es un crimen que no puede existir más en estos tiempos. Tres de cada diez personas sufren de hambre en Bogotá. Eso significa que tenemos un drama de más de 2.4 millones de seres humanos en nuestra ciudad que sienten hambre, que no se alimentan bien, que no tienen para comer tres veces al día y muchos de ellos son niños. Tener niños con hambre en la ciudad más poderosa del país es realmente un crimen.
Quiero hacer un llamado a todos los actores, desde el gobierno lo vamos a liderar, pero convocamos a la empresa privada. Convocamos a los empresarios de alimentos, a los innovadores, al sector gastronómico, a los productores del campo y a los ciudadanos para que nos unamos para combatir esta tragedia. Una tragedia que es silenciosa, infortunadamente para muchos, que es invisible pero que no puede volver a estallar. Necesitaremos para que la empatía renazca y llegue a niveles jamás antes vistos en esta ciudad. Nadie en Bogotá puede vivir con el dilema de comer o pagar arriendo. Nadie. Y eso lo vamos a enfrentar con contundencia.
Nos inspiramos para eso, en lo que hizo el exalcalde Lucho Garzón, que nos acompaña, que nos apoyó porque Bogotá le va a aportar a eso. Bogotá sin hambre 2.0. Por supuesto que hay más de tres retos, pero por ahora quiero pedirles a quienes trabajen en mi gobierno (muchos, ojalá estén en esta sala) que luchen. Que luchen contra su propio ego. Porque ganamos. Y nuestra responsabilidad con la gente es enorme. Yo personalmente siento un piano en mis hombros, pero estoy listo y quiero cargar ese peso hasta llegar con esta ciudad a un mejor destino.
Quiero decirles que llegamos para responder a las grandes expectativas como mejorar la situación de inseguridad, pero también llegamos para decir como funcionarios públicos… “¿cómo le puedo ayudar?”. Llegamos para que el ciudadano no tenga que esperar meses para que le arreglen la luz de su cuadra, para que un hueco no cumpla años y se vuelva famoso por su peligrosidad.
Vamos a llevar al gobierno a la calle, a la gente, al territorio de verdad, de verdad, no va a ser un saludo a la bandera. Llegamos para apurar al que está haciendo un trancón. Llegamos para que la gente pueda vivir y trabajar tranquila nuestra ciudad. Y llegamos para aprovechar y promover lo que funciona sin importar quien se quiera colgar la medalla. En otras palabras, llegamos para impulsar una revolución del orden y el respeto en nuestra ciudad.
Nos tomó tres elecciones. Tres elecciones. Muchas lágrimas y muchos aprendizajes llegar acá. Nos tomó lidiar con muchos ataques. Nos tomó superar también miedos y volver a confiar en nosotros mismos. Esas derrotas, debo decir, nos formaron. Nos hicieron conocer más la ciudad y estudiar más soluciones para que todo camine como debe caminar en Bogotá. Llegamos, ganamos. Ahora estamos obligados a que gane toda Bogotá en los próximos años, en los próximos cuatro años.
Me siento muy feliz, debo decirlo. Me siento muy orgulloso de ustedes, de nosotros. Equipos que trabajaron sin descanso siempre con un propósito fijo. Madrugamos mucho y trasnochamos mucho. Tomémoslo como un entrenamiento para lo que se nos viene desde el 1 de enero. Una alcaldía que será técnica –sin lugar a dudas– soportada en datos, en la evidencia. Pero eso no va a ser suficiente. También me ilusiona una alcaldía que trabaja, insisto, desde la calle. Que tenga en cuenta al ciudadano para solucionar los grandes problemas que vive Bogotá. Con diálogos que produzcan avances claros para lo que está viviendo el ciudadano.
Esperemos, y eso es lo que yo digo ahora, espero utilizar el escritorio del alcalde muy poco. Muy poco. Estaré en la calle trabajando con la gente. Y ese será nuestro trabajo para que se recupere la confianza en las instituciones. Cuidar las instituciones no suena muy emocionante, debo decirlo, pero es la principal tarea de los demócratas en una democracia, cuidar las instituciones.
Yo voy a ser un alcalde que va a escuchar la crítica. No le tengo miedo, la necesito, la crítica para mi va a ser fundamental escuchar la crítica para corregir cuando haya lugar. Yo voy a trabajar para defender la libertad de prensa, para que desde la Alcaldía se garantice el ejercicio de la prensa y nos vigilen todas las actuaciones que vamos a cumplir.
Tampoco voy a ser el alcalde que va a buscar a su antecesor para justificar que algo no está funcionando en Bogotá. No vamos a poner espejos retrovisores en Bogotá. Ya llegamos, ya es nuestra responsabilidad. Trabajemos con humildad y concentrémonos desde ahora en producir resultados para Bogotá.
Yo sé que tengo una responsabilidad muy grande con los electores, con mi equipo, con toda la ciudad. Pero también tengo una responsabilidad con mi familia, con Carolina, con mis hijos, con mi mamá y siempre, siempre, siempre… con mi padre. Por ningún motivo los voy a defraudar.
Más que una guerra política, más que una guerra de visiones e imposiciones, esta va a ser una batalla contra nosotros mismos. Espero en cuatro años ser una mejor persona, más asertiva, más empática y lograr una ciudad que haya recuperado su orgullo y su esperanza. Espero que al finalizar nuestro mandato hayamos resuelto miles de problemas a millones de personas en esta ciudad y espero, sobre todo, devolverle algo de fe y de esperanza a todos los habitantes de Bogotá, especialmente, debo decirlo, a los más jóvenes, para que nunca, nunca haga falta ese candidato que quiera cambiar el mundo. Gracias, Bogotá.
Bogotá va a caminar segura. Muchas gracias a todos.