(CNN) – Con temperaturas heladas de hasta -40 grados Celsius y vegetación a cientos y a veces miles de metros por debajo de las cimas de las montañas, las cumbres de los Andes mantienen un entorno extremadamente duro.
Así que ¿cómo pudo una especie de ratón orejudo hacer de esta tierra yerma su hogar?
Esa es la pregunta que un equipo de científicos de Argentina, Chile, Bolivia y Estados Unidos trata de responder tras descubrir 13 ratones momificados a más de 6.000 metros de altitud en la meseta de Atacama, en Chile y Argentina. El hallazgo demuestra que esta especie es el mamífero que habita a mayor altitud del mundo, según un estudio publicado recientemente en Current Biology.
Los ratones, llamados Phyllotis vaccarum, suelen vivir en las montañas de los Andes a menor altitud, hasta el nivel del mar. En 2020, se registró un ratón vivo en la cima del Llullaillaco, un volcán de 6.739 metros de altitud situado en la frontera con Chile. Actualmente ostenta el récord mundial de ser el mamífero vivo en habitar a más altitud, según Jay Storz, coautor de los estudios de 2020 y este nuevo.
El descubrimiento del ratón vivo impulsó a Storz a realizar expediciones en 21 volcanes diferentes. Los 13 ratones momificados fueron hallados en los volcanes Salín, Púlar y Copiapó.
“Cada vez que hemos encontrado algo a esas altitudes extremas, nos hemos quedado alucinados”, afirma Storz, profesor de Biología de la Universidad de Nebraska-Lincoln. “Es realmente difícil exagerar lo inhóspitos que son estos entornos”.
En la cima de estos volcanes, cada bocanada de aire sólo contiene alrededor del 40% del oxígeno disponible al nivel del mar, explica Storz. Además, las temperaturas rara vez superan el punto de congelación, y las fuerzas del viento son extremadamente fuertes, registrándose en una ocasión más de 72 km/h en una estación meteorológica de National Geographic a 6.505 metros.
Además, se ha descrito el entorno como similar a Marte. En 2021, investigadores de la NASA habían estudiado el entorno para “comprender cómo los componentes básicos de la vida podrían responder a las condiciones marcianas a lo largo del tiempo”, según su sitio web.
Momias de ratón liofilizadas
Aunque las condiciones no son ideales para los seres vivos, sí son perfectas para su conservación, ya que los ratones están prácticamente liofilizados, explica Storz. En circunstancias normales, es difícil encontrar ratones momificados, ya que la mayoría mueren a manos de depredadores. Pero en las montañas, los ratones no tienen depredadores.
Los investigadores realizaron una datación por radiocarbono —método que utiliza la cantidad de carbono del material de un organismo para estimar su edad— que indicó que las momias más antiguas no tenían más de 350 años, mientras que algunas podrían haber muerto recientemente, según el estudio.
Storz se refirió a informes anteriores sobre el roedor, en los que los arqueólogos habían pensado que los ratones se utilizaban como parte de rituales incas. Dado que las muestras no son tan antiguas como la civilización inca (más de 500 años), esa teoría ha quedado descartada.
“Sigue siendo un misterio por qué están allí —por qué ascenderían a estas elevaciones extremas—, pero también está claro que llegaron allí por sus propios medios”, dijo Storz, quien también señaló que el equipo encontró pruebas de madrigueras activas en las grandes elevaciones.
El equipo de investigadores está estudiando actualmente 31 ratones capturados vivos, incluido el que ostenta el récord, para intentar comprender cómo puede sobrevivir esta especie en condiciones extremas, explicó Storz. La investigación también incluirá análisis del contenido de sus intestinos para averiguar qué han comido los ratones.
Una teoría es que los ratones comen líquenes, una combinación entre un hongo y un alga, explicó Storz, que también forma parte habitual de la dieta de algunos mamíferos del Ártico, otro ejemplo de un entorno duro y estéril. Los líquenes, así como otros musgos y pequeños artrópodos, se desarrollan a partir de la salida de vapor de agua y gases calientes de la corteza del suelo del volcán, dijo a CNN en un correo electrónico Emmanuel Fabián Ruperto, ecólogo del Instituto Argentino de Investigaciones de Zonas Áridas en Mendoza, Argentina.
Una segunda teoría es que los fragmentos de plantas, pequeños insectos y otros recursos alimenticios son transportados a la cima de las montañas por el viento, dijo Fabián Ruperto.
“Se creía que la vida a tales alturas era imposible para los mamíferos”, dijo Fabián-Ruperto, que no participó en el estudio. “Estas observaciones superan los registros anteriores en el Himalaya y otras cordilleras, desafiando lo que creíamos saber sobre la capacidad de supervivencia de las especies”.
La vida se abre camino en entornos extremos
El ratón orejudo pesa una media de 55 gramos. Con nuevas investigaciones, los científicos esperan saber cómo este diminuto ratón puede mantener una temperatura corporal estable a altitudes tan elevadas, cuando el ritmo de pérdida de calor podría llevarle a la hipotermia y a la muerte en cuestión de minutos, explica Fabián-Ruperto.
Una de las principales razones del éxito de esta especie podría ser su adaptabilidad a altitudes más elevadas, donde se ha observado que los ratones son activos durante el día, en lugar de ser nocturnos como sus congéneres de altitudes más bajas, explicó Storz.
“Parece que la vida siempre encuentra la forma de sobrevivir por hostil que sea el entorno”, afirma Storz. Espera que este descubrimiento ilustre cómo la evolución puede preparar a los animales para vivir en entornos que en un principio se consideraban inhabitables.