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¿Quién es Mike Johnson? Así es el polémico nuevo presidente de la Cámara de Representantes
03:08 - Fuente: CNN

(CNN) – El nuevo presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Mike Johnson, puede estar perdiendo ya su primer gran enfrentamiento con los legisladores de la derecha dura que están haciendo ingobernable a la mayoría republicana y a la nación, a medida que el tiempo corre hacia un nuevo corte de la financiación federal.

El conservador de Louisiana, que acaba de salir del anonimato para convertirse en el segundo en la línea de sucesión a la Presidencia, pronto podría encontrarse en la posición que condenó a su predecesor, el representante Kevin McCarthy: necesitar los votos demócratas para mantener abierto el Gobierno.

El viernes por la noche vence el plazo de financiación, lo que significa que Washington se enfrenta de nuevo a un frenético proceso de cierre provocado por legisladores republicanos extremistas que no pueden o no quieren ayudar a dirigir el país. El problema no solo está dañando la imagen de Estados Unidos como una democracia que funciona en el extranjero. Ya malgastó todas las semanas del mandato del partido mayoritario en la Cámara de Representantes desde el verano y amenaza con debilitar aún más a los miembros clave de los distritos indecisos, cruciales para las esperanzas del Partido Republicano (GOP) de conservar el mazo en las elecciones del próximo año.

Este sábado, Johnson dio a conocer un complejo plan de dos niveles para financiar temporalmente el Gobierno, con un par de plazos en enero y febrero para la aprobación de los presupuestos permanentes de los departamentos.

Esta medida podría poner fin a la tradición de Washington de cerrar el Gobierno y aprobar enormes proyectos de ley de gasto. Pero las posibilidades de que una mayoría republicana, que tiene problemas para aprobar cualquier proyecto de ley, pueda cumplir este intrincado plan parecen muy escasas. Dado el historial de la Cámara de Representantes, Johnson podría estar preparando al país para dos cierres del Gobierno en lugar de uno.

Aunque el planteamiento en dos fases parece ser una concesión a la extrema derecha —que aborrece lo que denomina resoluciones continuas “limpias”, o CR, que mantienen el Gobierno abierto temporalmente con los niveles actuales de gasto—, el de Johnson puede haber resultado contraproducente ya que carece de los recortes radicales que exigían los republicanos extremos, aunque no tienen ninguna posibilidad de conseguirlos ante un Senado y una Casa Blanca gobernados por los demócratas. “Es un 100% limpio. Y yo me opongo al 100%”, escribió en X el miembro del Freedom Caucus y representante por Texas Chip Roy, evocando exactamente el enfrentamiento que le costó el puesto a McCarthy.

La tarea de Johnson es tan difícil porque la minúscula mayoría del GOP significa que únicamente puede perder a un puñado de miembros en cualquier proyecto de ley y aprobarlo con los votos de los republicanos, de ahí la necesidad de obtener ayuda de los demócratas en algunas cuestiones y el consiguiente riesgo de alienar aún más a los miembros de extrema derecha de su conferencia.

La Comisión de Reglamento de la Cámara de Representantes dará el primer paso en la consideración del poco convencional proyecto de ley provisional de Johnson este lunes, cuando se reúna a las 4 p.m., ET. La comisión incluye a Roy, un opositor público del GOP al proyecto de ley, y Johnson solo puede permitirse perder tres votos del GOP en la comisión.

El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, camina para abrir la sesión de la Cámara en el Capitolio el miércoles 1 de noviembre de 2023, en la ciudad de Washington.

La herencia de Johnson es una pesadilla para un nuevo portavoz

Este cúmulo de complicaciones políticas significa que Johnson afronta una semana vital para su liderazgo sin tener ni idea de cómo acabará y, además, enfrentándose a la posibilidad de que su incipiente autoridad se haga añicos pronto.

El tiempo apremia dada la necesidad de aprobar una medida de financiación tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado en cinco días. Johnson es muy inexperto y no tiene experiencia en manipular a la mayoría fraccionada de su partido ni en encontrar trucos legislativos que puedan desbloquear las votaciones. Además, la dinámica de un sistema político dividido     —un flanco derecho del GOP recalcitrante, divisiones entre los republicanos en la Cámara y el Senado, y los demócratas que controlan la otra cámara y la Casa Blanca— no ha cambiado desde la caída de McCarthy el mes pasado.

Así que a Johnson le queda el mismo conjunto poco prometedor de fuerzas en conflicto que derribaron a McCarthy y que puede ser irresoluble.

Los costos políticos y geopolíticos de este lío no hacen más que crecer. La incapacidad de la Cámara para gobernar significa que Israel sigue esperando un paquete de ayuda mientras lucha contra Hamas en Gaza. (Johnson sí aprobó una ayuda de US$ 14.300 millones para el Estado judío, pero compensó la financiación con recortes en el Servicio de Impuestos Internos para apaciguar a los conservadores de línea dura, lo que lo convierte en un gesto inútil que el Senado no aceptará). Las esperanzas de Ucrania de recibir otro paquete masivo de ayuda estadounidense se alejan, dada la incapacidad de la Cámara de Representantes para actuar y la creciente oposición al salvavidas entre los conservadores extremos.

Así que la cuestión clave esta semana puede ser si los republicanos de línea dura darán a su nuevo líder más margen de maniobra del que dieron a McCarthy y le permitirán evitar su primera crisis con algunos votos demócratas. El propio Johnson procede de la extrema derecha. Pero cualquier compromiso con los demócratas iniciará el proceso de erosión del apoyo de la línea dura y la transformación de Johnson, a los ojos de los partidarios de la derecha, en una figura del establishment culpable de querer gobernar. Es una pendiente resbaladiza hacia posibles intentos de destituirle.

Con todo, el doble enfoque de Johnson —conocido, en una nueva contribución a la impenetrable jerga del Congreso, como “laddered CR” o “CR escalonado”— tiene la virtud para los republicanos de obligar a los demócratas de la Cámara de Representantes a considerar sus propios riesgos políticos. Dado que el nuevo presidente no incluyó en su plan los recortes masivos de gastos exigidos por la derecha dura, los demócratas podrían sufrir su propio revés político si no lo respaldan. Y es que un cierre del Gobierno podría tener amplias repercusiones, incluido el eventual retraso de la paga a los militares.

Trump se cierne sobre la Cámara… y sobre el año que viene

Los demócratas de la Cámara de Representantes aún no han concretado su postura, pero el sábado señalaron que el plan de Johnson no incluía recortes de gastos. La Casa Blanca, sin embargo, emitió una respuesta mordaz a la propuesta, llamándola “una receta para más caos republicano y más cierres, y punto.”

“A pocos días de un cierre republicano extremo —y después de cerrar el Congreso durante tres semanas tras destituir a su propio líder—, los republicanos de la Cámara de Representantes están perdiendo un tiempo precioso con una propuesta poco seria que ha sido criticada por miembros de ambos partidos”, escribió en un comunicado la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.

La palabra “extrema” —utilizada dos veces en el comunicado— deja entrever el pensamiento estratégico de la Casa Blanca. Encaja con la imagen que el presidente Joe Biden y su campaña están utilizando en su creciente confrontación con el expresidente Donald Trump, el favorito republicano a dos meses del inicio de la votación en las primarias del GOP. Ante los alarmantes números de las encuestas —incluida una de la semana pasada que mostraba que Trump le ganaba en estados indecisos clave—, a Biden le entusiasma la comparación con el extremismo del expresidente que le ayudó a ganar las elecciones de 2020.

Trump se pasó el fin de semana haciendo que Biden le diera la razón, prometiendo en un lenguaje propio de autócratas demagogos erradicar a los “matones de la izquierda radical que viven como alimañas” si gana un segundo mandato y apuntando al fiscal especial, Jack Smith, y a su familia.

Trump también puede complicar las cosas para Johnson. La influencia del expresidente sobre los republicanos de extrema derecha es enorme. En el drama de la financiación que derribó a McCarthy, Trump pidió un cierre, tal vez razonando que el caos y el daño económico potencial podrían profundizar los sentimientos de malestar nacional que podrían impulsar sus llamados a un liderazgo de hombre fuerte. Ya una de las acólitas más prominentes de Trump, la representante Marjorie Taylor Greene de Georgia, criticó el plan de Johnson como un “CR limpio”. Greene también pasó el fin de semana quejándose de que el nuevo presidente no se apresurara a reavivar la investigación del GOP contra Biden.

Johnson pide un respiro a sus partidarios de línea dura

Como en el caso de la Casa Blanca, el lenguaje de Johnson explica su estrategia. “Yo no fui el arquitecto del lío en el que estamos”, dijo este sábado en una conferencia telefónica del GOP. Este enfoque puede interpretarse como una súplica a los republicanos —que votaron por él en medio del agotamiento y la frustración tras semanas de disputas— para que le den tiempo y espacio, ya que es nuevo en el cargo. Al recordar su herencia envenenada, Johnson también recuerda a sus seguidores el caos que podría producirse de nuevo si no le respaldan.

Johnson también se enfrenta a una compleja serie de escenarios incluso para conseguir que su plan se someta a votación esta semana. Y el tiempo es tan corto antes de la fecha límite del viernes porque es probable que el Senado adopte un enfoque contrario aprobando un proyecto de ley de prórroga limpio en medio del poco entusiasmo entre los senadores de ambos partidos por el enfoque de Johnson.

“Vamos a proceder en el Senado con un CR limpio, sin trucos, sin escaleras”, dijo este domingo el senador demócrata por Connecticut, Chris Murphy, en el programa “Meet the Press” de la NBC.

“Me preocupa que el proceso de la Cámara de Representantes requiera volver y tratar la mitad del presupuesto en una fecha, y la otra mitad en otra fecha. Me parece una receta para el fracaso”, dijo Murphy. Aun así, no descartó el planteamiento de Johnson, añadiendo que estaba dispuesto a “escuchar los argumentos que exponen”.

Pero dada la casi imposibilidad de esbozar una financiación gubernamental que los miembros más extremistas de la mayoría republicana acepten, puede que ya sea demasiado tarde para escuchar.

El Gobierno estadounidense está de nuevo al borde del precipicio.

Manu Raju, de CNN, contribuyó a este artículo.