(CNN) – Pocos líderes pintan un cuadro de la crisis climática tan vívidamente como el jefe de las Naciones Unidas, António Guterres. Acusó a los líderes mundiales de abrir “las puertas del infierno” y dijo que el planeta “se dirige hacia territorios inexplorados de destrucción” después de letales olas de calor e inundaciones.
“La actual lucha por los combustibles fósiles debe terminar ahora”, dijo Guterres el año pasado. “Es una receta para el caos y el sufrimiento climático permanente”.
Sin embargo, la cumbre climática de la ONU, conocida como COP, es tediosa. Está llena de jerga, avances a paso de tortuga y una dolorosa creación de consensos que pueden romperse con el veto de un solo país.
Ahora algunos se preguntan: ¿Funciona el proceso? Algunas pequeñas naciones insulares (países que enfrentan cambios irrevocables debido al aumento del nivel del mar) dicen que no.
A lo largo de décadas, estas minuciosas negociaciones funcionaron para prevenir varios grados catastróficos de calentamiento global. El mayor triunfo de la COP fue el Acuerdo de París, ampliamente considerado como uno de los tratados ambientales más efectivos, que fijó el objetivo de limitar el calentamiento global a muy por debajo de 2 grados centígrados, y preferiblemente a 1,5 grados, un objetivo en torno al cual los científicos del clima, los defensores y la mayoría de los países se han unido desde entonces.
Antes de esas conversaciones, el mundo iba camino de un calentamiento de aproximadamente 4 grados. Las promesas de los países después de París elevaron la temperatura a entre 2,5 y 2,9 grados centígrados, según cifras recientes de la ONU.
Pero el Acuerdo de París fue voluntario por diseño, en gran parte debido a la influencia de Estados Unidos, y se basa en un sistema de vergüenza colectiva y ambición competitiva en lugar de consecuencias legales. Contenía “muy pocas obligaciones” para los principales contaminadores, dijo Payam Akhavan, abogado de la Comisión de Pequeños Estados Insulares sobre Cambio Climático y Derecho Internacional.
Vanuatu, Tuvalu y Antigua y Barbuda están pidiendo ahora a los tribunales internacionales que emitan “opiniones consultivas” que podrían cambiar fundamentalmente futuras COP al obligar a los países a establecer objetivos jurídicamente vinculantes para reducir la contaminación climática, en lugar de objetivos voluntarios.
“El giro hacia los litigios internacionales es un intento de ponerle algo de fuerza al ineficaz régimen de París, declarando que el objetivo de 1,5 grados centígrados es un objetivo vinculante y no discrecional”, dijo Akhavan a CNN.
Mientras los líderes mundiales se dirigen a Dubai para la COP28 esta semana, esta estrategia judicial está causando sorpresa entre los actuales y anteriores negociadores climáticos de Estados Unidos, quienes dicen que si bien la diplomacia puede ser obstinada y lenta, produce avances.
Incluso los acérrimos defensores del clima que coinciden en que la COP debería ser más ambiciosa todavía creen que la cumbre es un esfuerzo poderoso y que vale la pena.
“Existen muchas dudas sobre si este proceso funcionará o no”, dijo a CNN Ani Dasgupta, presidente y director ejecutivo de la organización internacional sin fines de lucro climática World Resources Institute. “Sin embargo, creo que la COP, o alguna versión de la COP, permanecerá y es absolutamente necesaria. Este es el único foro que conozco donde los países pobres realmente tienen un lugar en igualdad de condiciones en la mesa para negociar con los países ricos sobre un tema de enorme importancia”.
“Los países avanzan más cuando avanzan juntos”
Tanto los detractores como los defensores de la COP coinciden en que es una reunión anual crucial, pero también laboriosa y técnica. Una palabra o una puntuación errónea puede descarrilar las negociaciones y pueden pasar años (y a menudo sucede) hasta que se produzca un progreso incremental.
“Yo diría que es necesaria, pero tal vez no suficiente”, dijo Sue Biniaz, adjunta del enviado climático de Estados Unidos y exsecretario de Estado John Kerry.
Biniaz tiene mucha experiencia en cumbres del clima: fue la principal abogada climática de Estados Unidos durante más de dos décadas y fue una de las autoras clave del Acuerdo de París.
Tanto Biniaz como otros importantes exnegociadores climáticos de EE.UU. le dijeron a CNN que aunque cada cumbre climática a menudo se juzga como un evento singular, es más importante observar el año previo a ella.
“Es necesario porque el hecho de que se reúna anualmente y ejerza presión sobre los países es algo bueno, y estamos en una posición mucho mejor con las COP anuales y el Acuerdo de París de lo que hubiéramos estado sin ellas”, dijo Biniaz a CNN. “Al mismo tiempo, es realmente difícil y desafiante lograr un acuerdo entre todos en el mundo, particularmente cuando hay cuestiones geopolíticas, y algunos países pueden estar más motivados para llegar a un acuerdo que otros” agregó.
La política internacional y la dinámica dentro de los países son importantes para el éxito o el fracaso de la COP. No hay mejor ejemplo reciente que la onda expansiva que surgió en la cumbre cuando el expresidente Donald Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo de París en 2017, una medida que el presidente Joe Biden revirtió al asumir el cargo.
Aún así, los negociadores estadounidenses anteriores y actuales dicen que la diplomacia climática ayudó a evitar que la temperatura mundial alcance niveles verdaderamente alarmantes.
“Si nos fijamos en las primeras evaluaciones que hizo la comunidad científica en aquel entonces, estábamos viendo un aumento de temperatura incremental de unos 7 grados centígrados”, dijo Jonathan Pershing, ex diputado de Kerry que ahora dirige el programa ambiental de la Fundación William y Flora Hewlett. “Hoy siete grados son inimaginables” sentenció.
Pershing añadió que el hecho de que los gobiernos del mundo estén ahora compitiendo para mantener el calentamiento por debajo de los 2 grados centígrados es una “transición extraordinaria”.
“El esfuerzo colectivo ha alterado fundamentalmente la trayectoria de las emisiones de gases de efecto invernadero”, exclamó dijo Pershing. “Creo que los países avanzan más cuando avanzan juntos”.
La cumbre anual también se convirtió en el punto de reunión más visible para la acción climática global, dijo a CNN el ex enviado climático de Estados Unidos, Todd Stern. Las cumbres solían ser en gran medida una reunión de negociadores climáticos gubernamentales únicamente, pero cada año la COP se vuelve mucho más grande y atrae a defensores, empresas (incluidas compañías de combustibles fósiles) y grupos de expertos de todos los rincones del mundo.
Stern cree que el creciente espectáculo de la COP es una fuerza positiva, imposible de ignorar incluso para los grupos que solían negar la existencia del cambio climático. Incluso los republicanos de la Cámara de Representantes de Estados Unidos han enviado una delegación durante los últimos dos años.
“Es un momento de dos semanas a lo largo del año en el que personas de todo el mundo (o al menos un subconjunto significativo de personas en todo el mundo) le prestan atención”, dijo Stern. “Eso debe seguir creciendo cada vez más porque ejerce presión sobre los gobiernos”.
Las cumbres aportan demasiado poco y son demasiado lentas
Los abogados de las pequeñas naciones insulares que están sacudiendo el barco en la COP dicen que la prueba de que no está funcionando es el calor extremo que se siente en todo el mundo este año y los récords globales que se batieron.
Los gobiernos del mundo están trabajando para mantener el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados, por encima del cual, según los científicos, será difícil adaptarse a un mundo más cálido con sequías más severas y tormentas intensas.
Pero 1,5 grados centígrados ya no es un concepto abstracto. El mundo cruzó brevemente ese umbral de temperatura este verano, aunque los científicos advierten que se necesitarán varios años por encima de ese límite para decir con seguridad que se ha superado oficialmente. Este verano fue una muestra de la vida en este umbral: los incendios forestales arrasaron Europa, ríos caudalosos como el Mississippi y el Amazonas cayeron a nuevos mínimos, y el agua del océano, parecida a un jacuzzi, acabó con los arrecifes de coral y rápidamente intensificó los huracanes y ciclones.
“No es que 1,5 grados sean seguros de ninguna manera, pero estamos en camino de cruzarlo”, dijo Margaretha Wewerinke-Singh, abogada internacional que representa a la nación isleña Vanuatu en un litigio climático ante la Corte Internacional de Justicia. “Claramente necesitamos más ambición en materia de mitigación para asegurarnos de no terminar en un mundo inhabitable”.
El potencial de un mundo inhabitable pesa mucho sobre los jóvenes negociadores de la COP, quienes instan a tomar medidas rápidas para reducir la contaminación climática.
Hailey Campbell, un especialista en adaptación climática de 25 años basada en Hawai que presionó exitosamente para lograr una mayor representación juvenil oficial en la COP, dijo a CNN que a veces es desconcertante pasar largas horas y días en cumbres internacionales debatiendo las palabras precisas sobre el financiamiento climático y la intensificación gradual para reducir el uso de combustibles fósiles, luego regresar a su casa en Honolulu y ver de primera mano los impactos climáticos.
“Regresas a casa y piensas: ‘El aumento del nivel del mar todavía está aquí, [tenemos] todavía que hacer algo al respecto’”, dijo Campbell, codirectora ejecutiva del grupo de defensa Care About Climate. “Si tuviera que elegir solo una cosa de la COP de este año, sería el lenguaje para comprometernos con una eliminación gradual equitativa de todos los combustibles fósiles”.
Se espera que dos de los tribunales más altos del mundo se pronuncien sobre los casos de las pequeñas naciones insulares el próximo año. Si bien las opiniones consultivas por sí solas no pueden obligar a los países a tomar medidas más rápidas, pueden “inyectar cierta urgencia, cierta voluntad política, cierta visión” en las conversaciones anuales sobre el clima y proteger los “derechos inalienables” –la supervivencia misma– de estas naciones en desaparición, dijo Wewerinke-Singh.
“Creo que el proceso de la COP ha fracasado”, dijo Akhavan. “Pero debemos hacer que funcione porque no tenemos otra opción”.