(CNN) – Ningún lugar tiene tanto encanto festivo como la Europa continental.

Con su clima gélido y su sensibilidad gótica, el continente, especialmente su región norte, es ideal para quienes buscan un perfecto paraíso invernal en esta época del año.

Desde Viena, en Austria, hasta Gotemburgo, en Suecia, éstas son las ciudades europeas que celebran la Navidad como ningún otro lugar.

Viena, Austria

La capital austriaca se llena de encanto festivo en Navidad. Crédito: Lisi Niesner/EPA-EFE/Shutterstock

La bella capital austriaca rebosa encanto festivo a finales de año.

Y aunque el imponente árbol de Navidad y el emblemático mercado navideño situado frente al espectacular Rathaus, el Ayuntamiento de Viena, son paradas imprescindibles, el mercado de Spittelberg sube definitivamente la apuesta.

Preciosas artesanías y suéteres hechos a mano son sólo algunas de las delicias que se ofrecen en los puestos festivos situados entre las calles del Barrio Biedermeier.

Los visitantes pueden tomar un gluhwein y pasear lentamente, mientras se maravillan de cómo la arquitectura parece hecha a medida para las fiestas.

Hallstatt, Austria

A orillas del lago Hallstätter See y rodeada de altas cumbres alpinas, la ciudad de Hallstatt y su impresionante paisaje gozan de la protección de la Unesco.

Sus casas del siglo XVI, sus callejuelas y la garantía virtual de nieve en Navidad la convierten en el destino ideal para disfrutar de las fiestas.

El mercado navideño de Hallstatt, en torno a la Plaza del Mercado, es una leyenda.

Imagina un árbol brillantemente iluminado, un nacimiento hecho a mano por expertos carpinteros locales y puestos de venta de adornos, artesanía y vino caliente y estarás a medio camino de imaginar lo especial que es este lugar.

Tromsø, Noruega

Situada en lo alto del Círculo Polar Ártico, esta ciudad es una visita obligada durante las fiestas, cuando las calles se engalanan con luces y los puestos de los mercados navideños se alinean en las calles.Crédito: Diana Robinson Photography/Moment RF/Getty Images

El estatus de Tromso como centro cultural está asegurado desde hace tiempo, con su impresionante Catedral del Ártico como sede de conciertos y eventos regulares.

Pero es durante las fiestas, cuando no hay luz diurna, cuando la ciudad, situada en lo alto del Círculo Polar Ártico, se convierte en una visita obligada.

Las calles se engalanan con luces y los puestos de los mercadillos navideños se extienden por todas partes, incluso junto a la fábrica de cerveza Mack, la más septentrional del mundo.

Los visitantes pueden tomarse una cerveza o un chocolate caliente en Rakettkiosken, en la plaza principal, donde hay una fogata para calentarse, antes de subir al teleférico que sobrevuela la ciudad para ver la aurora boreal.

Colmar, Francia

Hay muchos mercados navideños maravillosos por toda Europa. Pero pocos cautivan tanto la imaginación y el ambiente de cuento de hadas como el de Colmar, en la región francesa de Alsacia.

No menos de seis mercados temáticos se encuentran en el centro, unidos por calles iluminadas, donde se apiñan acogedores chalets de madera. El resultado es realmente extraordinario.

Los miércoles y sábados, hacia las 17:00 horas, un coro de niños recorre el canal local, conocido como Petite Venise (Pequeña Venecia), cantando villancicos y animando aún más las fiestas.

Rudesheim, Alemania

Esta ciudad ribereña del valle alemán del Rin es un destino ideal para visitar en Navidad. Crédito: Elizabeth Beard/Moment Unreleased RF/Getty Images

Situada en el corazón de la región vinícola del valle del Rin, Rudesheim am Rhine es un destino de primera durante todo el año.

Sin embargo, cuando cae la noche y llega la Navidad, la ciudad, a un corto trayecto en barco o en tren desde Frankfurt, adquiere un ambiente especial.

Quienes lleguen en barco pueden subirse a la lanzadera gratuita que va desde la orilla del río hasta el Mercado Navideño de las Naciones, repleto de puestos que venden regalos y platillos festivos tradicionales de todo el mundo.

Los edificios y callejuelas medievales de la ciudad garantizan que todo esté impregnado de un aire festivo clásico.

Tomar un café Rudesheimer, hecho con crema de leche montada, viruta de chocolate y brandy, es una forma segura de protegerse del frío.

Brujas, Bélgica

Llena de arquitectura medieval, calles adoquinadas y canales, Brujas luce en todo su esplendor durante las fiestas.Crédito: Garden Photo World / Alamy Stock/https://www.alamy.com/Alamy Stock Photo

El centro medieval de Brujas, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se llena de edificios que parecen casas de galleta de jengibre una vez que se adornan para la celebración.

Cada año, el festival anual Winter Glow transforma toda la ciudad en una gran celebración festiva.

Hay dos mercados navideños, un sendero de luces y, lo mejor de todo, una pista de hielo flotante en Minnewater, el Lago del Amor.

Todos los visitantes deberían darse el capricho de tomar un delicioso chocolate caliente belga acompañado de un waffle. No hay mejor manera de adentrarse en el espíritu de la temporada.

Gotemburgo, Suecia

El mercado navideño de Liseberg, situado en un histórico parque de atracciones, es una de las atracciones festivas más destacadas de Gotemburgo. Crédito: klug-photo/iStock Editorial/Getty Images

Gotemburgo, la ciudad navideña por excelencia de Suecia, está repleta de sorpresas festivas para quienes estén dispuestos a aventurarse hacia el norte y desafiar el frío escandinavo. Entre ellas destaca el mercado navideño de Liseberg.

Situado en un parque de atracciones que celebra su centenario en 2023, los visitantes pueden disfrutar aquí de atracciones y degustar delicias de todo el país, como arenques en escabeche, renos preparados por pastores locales y vino especiado glögg.

También merece la pena explorar el carril de las luces de la ciudad, de tres kilómetros de longitud, que se extiende desde Liseberg hasta el puerto.

Visítalo el 13 de diciembre para asistir al Luciatåg y presenciar los tradicionales conciertos de Santa Lucía, cuando los lugareños se visten con túnicas blancas y celebran el día de la santa católica, considerada un símbolo de luz en la oscuridad.

Se dice que esta larga tradición anual está inspirada en las celebraciones del solsticio de invierno.

Tiflis, Georgia

Árbol de Navidad e iluminación cerca del Parlamento georgiano, en el centro de Tiflis, el 10 de diciembre de 2009. Al aceptar el despliegue de casi 1.000 soldados en Afganistán, Georgia pretende invertir en su propia seguridad frente a su gigantesco vecino y antiguo gobernante, Rusia, según afirmaron funcionarios y expertos. Crédito: Vano Shlamov/AFP/Getty Images

Para los que no pueden olvidarse de la Navidad, Georgia, y su capital Tiflis en particular, deberían ser su destino festivo número uno.

El país es mayoritariamente cristiano ortodoxo y sigue el calendario georgiano en lugar del juliano, lo que significa que la Navidad cae el 7 de enero en lugar del 25 de diciembre.

Aunque las festividades se prolongan hasta bien entrado el Año Nuevo, el principal día de celebración es el 31 de diciembre, cuando los lugareños intercambian regalos y la ciudad se ilumina con un alocado e improvisado espectáculo de fuegos artificiales.

El enorme árbol de Año Nuevo situado frente al antiguo edificio del Parlamento, en la avenida Rustaveli, y los pueblos y mercados navideños de los alrededores son otros de los atractivos festivos de Tiflis.

El clima gélido contribuye en cierta medida a la ocasión, al igual que los juegos de luces por toda la ciudad.

Valkenburg, Países Bajos

Este pueblo neerlandés es conocido por sus populares Cuevas de Navidad. Crédito: Jasper Kroese/Eleven Media/Visit Zuid-Limburg

Valkenburg, en el sur de los Países Bajos, tiene muchos de los encantos navideños europeos habituales para atraer a los visitantes: luces, árboles, puestos y gluhwein en abundancia.

Sin embargo, lo que la hace especial es que todos ellos se encuentran bajo tierra.

Las Cuevas de Navidad de la ciudad han adquirido fama internacional, con una amplia gama de puestos que venden regalos y adornos festivos.

La Cueva del Municipio, de mayores dimensiones, alberga uno de los mayores mercados navideños cubiertos de Europa, mientras que la Cueva del Terciopelo, que data aproximadamente del siglo XI o XII, se utilizó como mina para extraer la piedra con la que se construyó el castillo de Valkenburg. El lugar también sirvió de refugio durante la II Guerra Mundial.

Rovaniemi, Finlandia

Aunque está abierto todo el año, el pueblo de Papá Noel de Rovaniemi (Finlandia) es especialmente mágico durante el invierno. Crédito: Petr Svancara/AP

Situada en la Laponia finlandesa, Rovaniemi es magnífica por todo tipo de razones.

Las brillantes y maravillosas auroras boreales, las tradiciones del pueblo indígena Sami y el fácil acceso a la increíble cultura finlandesa de las saunas son solo algunas de ellas.

Sin embargo, a finales de año, la ciudad se deleita con el hecho de ser el hogar de Papá Noel.

Aunque los visitantes pueden ir al pueblo de Papá Noel de Rovaniemi durante todo el año, la combinación de la nieve y el buen humor que se respira en la ciudad cuando se acerca el día de Navidad hace que todo parezca aún más mágico.

Wroclaw, Polonia

Wroclaw está considerada una de las ciudades más bellas de Polonia, pero en Navidad alcanza otro nivel.

El mercado navideño de la ciudad, que se extiende por Plac Solny y la Plaza del Mercado, alberga más de 250 puestos, así como una magnífica feria e instalaciones de luces parpadeantes.

La arquitectura también capta ese sentimiento navideño, con estructuras góticas que permiten a todo el mundo disfrutar de esa sensación especial que sólo se respira en esta época del año.

Rothenburg ob der Tauber, Alemania

En Rothenburg ob der Tauber se celebra anualmente el Reiterlesmarkt, un mercado navideño que toma su nombre de la mítica figura de "Reiterle". Crédito: Joerg Koch/DDP/AFP/Getty Images

La llamativa arquitectura de esta ciudad alemana por excelencia, situada en el corazón de Baviera, es suficiente para darle un aire navideño en cualquier época del año en que se visite. Pero lo que realmente la hace destacar es el Reiterlesmarkt anual.

El “Reiterle”, también conocido como el pequeño jinete, es una figura mítica que se dice que ha visitado la ciudad durante el invierno desde hace miles de años.

Su llegada forma parte de la tradición navideña, de ahí que el mercado lleve su nombre.

El resultado es un espacio fantástico que se deleita con su historia y con los placeres sencillos de la comida abundante y el alcohol caliente.