(CNN)– Con cinco palabras, pronunciadas justo al comienzo de su pontificado, el papa Francisco cambió la conversación católica sobre las personas LGBTQ+. En 2013, cuando un periodista le preguntó sobre los sacerdotes homosexuales, el Papa respondió: “¿Quién soy yo para juzgar?”.
A lo largo de la última década, el papa Francisco ha cambiado el tono y el enfoque de la Iglesia hacia las personas homosexuales, negándose a adoptar una postura condenatoria, algo de lo que las instituciones y los líderes eclesiásticos habían sido acusados a menudo en el pasado.
Su decisión de autorizar la bendición de parejas del mismo sexo es el acontecimiento más significativo de su pontificado en lo que respecta a su acercamiento a los católicos homosexuales, y se produce después de otros avances anteriores más graduales. La reciente medida de Francisco será bien recibida por muchos que llevan tiempo pidiendo una reforma en este ámbito, pero también es probable que se enfrente a un importante rechazo por parte de sectores de la Iglesia profundamente opuestos a su visión.
Según la Iglesia católica, las relaciones sexuales solo están permitidas entre un hombre y una mujer casados. La doctrina oficial de la Iglesia describe la homosexualidad como “intrínsecamente trastornada”, una formulación que algunos católicos reformistas quieren que se modifique, pero también que los homosexuales deben ser tratados con “respeto, compasión y sensibilidad” y debe evitarse toda “discriminación injusta”.
Francisco, aunque no ha cambiado formalmente la doctrina, ha intentado repetidamente hacer hincapié en esto último. Ha dicho a un clérigo gay superviviente de abusos sexuales que “Dios te hizo así. Dios te ama así”, dijo que las personas LGBTQ+ son “hijos de Dios” y recientemente invitó a un grupo de mujeres transexuales a un almuerzo en el Vaticano. También ha elogiado a quienes atienden a los católicos homosexuales, que a menudo han encontrado oposición dentro de la Iglesia.
Pero el enfoque del papa va más allá de las palabras y los gestos e incluye cambios más sustanciales en las posiciones de la Iglesia. El pontífice, de 87 años, ha dado su apoyo al reconocimiento legal de las parejas del mismo sexo, algo a lo que el Vaticano se ha opuesto en el pasado, y se ha pronunciado en contra de la criminalización de la homosexualidad antes y después de un viaje a África.
Su última decisión sobre las bendiciones no cambia la oposición católica al matrimonio entre personas del mismo sexo, pero marca un nuevo momento en el acercamiento de la Iglesia a los homosexuales. Para Francisco, se trata de equilibrar una doctrina largamente sostenida, pero trasladando esa enseñanza a las realidades cotidianas de la vida de las personas. La evolución de la doctrina también es posible, y el papa insiste en que la iglesia no debe volverse rígida o sentenciosa, sino acoger a todos.
“No se debe impedir o prohibir la cercanía de la Iglesia a las personas en cualquier situación en la que puedan buscar la ayuda de Dios a través de una simple bendición”, se lee en la última sentencia. “La gracia de Dios actúa en la vida de quienes no pretenden ser justos, sino que se reconocen humildemente pecadores, como todos los demás”.
Casi todas las confesiones cristianas han experimentado profundos desacuerdos sobre las bendiciones y los matrimonios de parejas del mismo sexo. La declaración del Vaticano se produjo un día después de que la Iglesia de Inglaterra, tras años de debate, comenzara a ofrecer bendiciones a las parejas del mismo sexo en las iglesias, aunque no bendecirá los matrimonios homosexuales.
Se considera que la Iglesia Católica es la fe menos proclive a cambiar de postura, y su normativa sobre bendiciones establece que éstas deben realizarse de manera informal y no dentro de los servicios religiosos.
No obstante, la presión ha ido en aumento para que la Iglesia católica considere la posibilidad de bendecir las uniones homosexuales, y en Alemania varios sacerdotes ya han empezado a celebrar ceremonias de bendición de parejas homosexuales.
El obispo Georg Bätzing, líder de la Conferencia Episcopal Alemana, celebró la última sentencia. “Es bueno que ahora se desentierre este tesoro para la diversidad de estilos de vida”, dijo. “La práctica de la Iglesia reconoce una variedad de formas de bendición”. El cardenal Blase Cupich, arzobispo de Chicago y aliado de Francisco en la Iglesia estadounidense, describió la medida como un “paso adelante”.
Pero también es probable que haya algún rechazo significativo. El obispo Joseph Strickland, recientemente destituido por Francisco de la diócesis de Tyler, Texas, ya ha exhortado a los obispos a decir “no” al papa. La decisión no ordena al clero ofrecer bendiciones, y es posible que algunos rechacen las peticiones.
Por otra parte, es poco probable que la oposición perturbe al papa, que no rehuirá los temas candentes.
En una reciente reunión de la Iglesia en el Vaticano (un sínodo) se evitó utilizar el término “católicos LGBTQ” tras un acalorado debate interno sobre el tema. Sin embargo, también admitió que las enseñanzas de la Iglesia sobre sexualidad e identidad no habían tenido suficientemente en cuenta la experiencia humana y las ciencias, y afirmó que era necesaria “una mayor precisión y un estudio más profundo”.
La implicación es que si esto sucede, podría llevar a una reconfiguración de la enseñanza sexual católica, incluida la homosexualidad. Francisco no ha seguido ese camino, pero la apertura pastoral que ha modelado hacia los homosexuales sienta las bases para reformas aún más significativas en el futuro.