(CNN) – Paul Whelan cumplió este jueves cinco años detenido en Rusia, un triste hito que el ex infante de marina estadounidense esperaba no alcanzar nunca.
“Es irreal”, dijo Whelan a CNN en una llamada desde el remoto campo de prisioneros ruso en el que se encontraba la semana pasada.
“Me parece increíble que lleve aquí cinco años y que dos gobiernos no hayan sido capaces de sacarme de aquí”, afirmó.
En la media docena de conversaciones telefónicas que Whelan ha mantenido con CNN desde entonces, ha expresado tanto su confianza en que el gobierno estadounidense esté trabajando para conseguir su liberación como su inmensa frustración por el hecho de que esos esfuerzos no hayan tenido éxito.
“Quiero pedir al presidente Biden que haga todo lo que esté en sus manos, cruce las líneas rojas y haga todo lo que sea necesario para resolver este caso y llevarme a casa. Si mi vida no merece ese esfuerzo, entonces no sé qué lo merece”, declaró Whelan a CNN la semana pasada.
En llamadas telefónicas recientes, Whelan ha expresado su exasperación por el hecho de que Estados Unidos afirme que su caso es “prioritario” pero no haya encontrado la forma de traerlo a casa. En múltiples ocasiones ha expresado una sensación de abandono y preocupación por volver a quedarse atrás, citando la liberación de otros dos estadounidenses de Rusia en un intercambio de prisioneros el año pasado.
“Me pregunto qué van a hacer ahora. Si no hay solución diplomática, ¿qué viene después? ¿Qué están dispuestos a hacer para cumplir la promesa de llevarme a casa? Si se limitan a tirar espaguetis a la pared con la esperanza de que algo se pegue y puedan llegar a un acuerdo rápido, no es una política muy buena”, declaró Whelan a CNN a finales de noviembre.
Whelan también ha expresado cada vez más temor por su seguridad, y la semana pasada declaró a CNN que un funcionario del campo de prisioneros lo tenía en la mira tras haber sido agredido por otro preso.
“Nunca habría venido aquí”
Whelan fue detenido en Moscú el 28 de diciembre de 2018, ciudad que dice haber visitado con motivo de la boda de un amigo, y fue encarcelado por cargos de espionaje que ha negado sistemática y vehementemente.
“Si hubiera sabido que habría algún tipo de problema, nunca habría venido aquí”, dijo Whelan la semana pasada.
Fue condenado a 16 años de prisión en junio de 2020. Ha estado cumpliendo esa condena en un remoto campo de prisioneros en Mordovia, donde realiza trabajos manuales en la fábrica de ropa de la prisión.
El Departamento de Estado de Estados Unidos declaró a Whelan detenido injustamente en mayo de 2020.
Para Whelan y su familia, el aniversario de su detención es un recordatorio punzante de lo mucho que han perdido. Pero el doloroso hecho de que hayan pasado cinco años nunca está lejos de sus mentes.
“Son cinco años de mi vida que no puedo recuperar, cinco años de la vida de mis padres que no podemos recuperar”, declaró Whelan a CNN en octubre.
Los padres de Whelan tienen más de 80 años, y dijo a CNN en mayo: “Sé que esto está pasando factura a mis padres y eso es lo lamentable”.
“Me preocupa no volver a verlos”, reiteró Whelan en la llamada de la semana pasada.
La querida perra de la familia, Flora, de la que Whelan habló con cariño durante su llamada de mayo con CNN, falleció al mes siguiente.
“Nunca pensé que estaría aquí sin poder ver a mi gato, sin poder ver a mi perro y ambos fallecieron. Han fallecido familiares. Los amigos siguieron adelante. Me preocupa mucho no volver a casa para ver a mis padres”, declaró Whelan a CNN la semana pasada.
“Ha sido como correr por un laberinto y todavía no hemos salido”, dijo Elizabeth Whelan, su hermana. Según declaró a CNN a mediados de diciembre, la difícil situación también ha supuesto un gran peso económico para la familia.
Paul Whelan insistió en repetidas ocasiones en su voluntad de mantenerse fuerte durante su detención, pero en su conversación más reciente con CNN, la semana pasada, dijo que mantener el ánimo se había vuelto “muy difícil”.
Afirmó que le dijo al embajador de Estados Unidos en Rusia que lucha contra la depresión.
“Empecé el día cantando… los himnos nacionales de mis cuatro países y, a partir de ahí, las cosas empeoran progresivamente”, explicó.
“Es extremadamente difícil ser inocente, estar en prisión y esperar a que la gente te ayude. Es una experiencia que desintegra tu mente, tu cuerpo, tu alma, todo”, dijo Whelan.
Whelan declaró a CNN en varias ocasiones que recibe tarjetas y cartas de apoyo, pero que a menudo las autoridades rusas las retienen durante meses.
Una lucha “diaria” para conseguir su liberación
Tanto Whelan como su familia han reconocido también que el gobierno estadounidense ha hecho esfuerzos para conseguir su liberación, pero desean que el proceso avance con mayor rapidez.
En varias conversaciones con CNN, Whelan ha denunciado el hecho de que no se le incluyera en dos intercambios previos de prisioneros en 2022 en los que se liberó a otros estadounidenses detenidos injustamente, Trevor Reed y Brittney Griner, el año pasado. Ha dicho que le pareció un error que el presidente Joe Biden canjeara a Viktor Bout “tan rápido como lo hizo”.
Whelan declaró en octubre que le dijo al secretario de Estado Antony Blinken que “dejarme aquí la primera vez pintó una diana en mi espalda y dejarme aquí la segunda vez básicamente firmó una sentencia de muerte”. Funcionarios estadounidenses han afirmado que los rusos se negaron a incluirlo en esos intercambios.
El gobierno de Biden ha presentado varias propuestas “significativas” a los rusos por Whelan. A finales de noviembre se presentó y rechazó una para intentar traer a casa tanto a Whelan como al periodista del diario The Wall Street Journal Evan Gershkovich, también señalado como detenido injustamente.
Whelan afirmó que el gobierno estadounidense le informó “en general” de la oferta y de la negativa de Rusia. Declaró a CNN que no le sorprendía que Rusia rechazara el acuerdo, señalando el deseo de Moscú de Vadim Krasikov, un asesino convicto encarcelado en Alemania.
En una rueda de prensa celebrada a mediados de diciembre, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, afirmó que el diálogo sobre los detenidos “sigue en curso”, pero que “la parte estadounidense debe escucharnos y tomar una decisión determinada, que convenga también a la parte rusa”.
El portavoz del Departamento de Estado, Matt Miller, respondió diciendo que Estados Unidos “vería con buenos ojos” que Rusia “negociara de buena fe”.
Roger Carstens, enviado presidencial especial para Asuntos de Rehenes, declaró a CNN que, “en mi mundo perfecto”, tanto Whelan como Gershkovich “vuelven a casa al mismo tiempo. Ambos vuelven a casa pronto”.
“Estamos trabajando a diario en esto… mucha gente se está volcando en esto. Es una lucha diaria. No es algo que dejemos y volvamos a ello catorce días después o incluso tres días después”, dijo.
“Durante demasiado tiempo, Paul y su familia han sufrido las consecuencias de la decisión del gobierno ruso de detener injustamente a ciudadanos estadounidenses”, declaró Blinken en un comunicado el miércoles. “Utilizar a las personas como peones políticos es inaceptable. Desde que el presidente Biden asumió el cargo, Estados Unidos ha conseguido la liberación de más de cuarenta detenidos injustamente, y no pasa un día sin que el gobierno estadounidense realice intensos esfuerzos para traer a Paul a casa”.
“No nos detendremos hasta que esté sano y salvo con su familia, donde debe estar”, afirmó.
Elizabeth Whelan dijo que uno de los aspectos más frustrantes del caso de su hermano es que conoce “los intensos esfuerzos que se han hecho”.
“Saber que todo el mundo se está esforzando tanto y que aún así nos hemos topado con este muro de ladrillos, creo que es muy difícil”, dijo.
“Que este hito se produzca apenas unas semanas después de enterarnos de que se ha hecho y rechazado una oferta realmente importante para Paul y para Evan, nos deja sin saber en absoluto qué es lo siguiente”, dijo. “Te sientes como si estuvieras al borde de un acantilado, tal vez como el Gran Cañón, y estuvieras mirando a través de esta vasta extensión, y ¿cómo llegar al otro lado, cómo llegar a una solución que traiga a Paul a casa?”.