(CNN) – Después de volar cientos de miles de kilómetros a través del espacio y luchar contra un problema de propulsor que arruinó sus planes, el módulo de aterrizaje lunar Peregrine probablemente haya encontrado su final.
Se esperaba que la nave espacial concluyera su viaje truncado de 10 días alrededor de las 4 p.m. hora de Miami de este jueves cuando se estrelló contra la espesa atmósfera de la Tierra sobre un área remota del océano Pacífico Sur, al este de Australia.
Astrobotic Technology, la compañía con sede en Pittsburgh que desarrolló el módulo de aterrizaje Peregrine bajo un contrato con la NASA, confirmó la desaparición de la nave espacial, diciendo que perdió contacto con el vehículo momentos antes del tiempo de reentrada planeado, lo que “indica que el vehículo completó su reingreso controlado de entrada por aguas abiertas en el Pacífico Sur”.
Sin embargo, agregó la compañía en una publicación en las redes sociales, “esperamos confirmación independiente de entidades gubernamentales”.
Se espera que funcionarios de la NASA y Astrobotic hablen públicamente sobre la misión durante una conferencia de prensa a la 1 p.m., hora de Miami, de este viernes.
La misión fallida es un revés para Astrobotic y la NASA, cuyo objetivo general es crear un grupo de módulos de aterrizaje lunares relativamente baratos y desarrollados comercialmente, capaces de completar misiones robóticas a la Luna mientras la agencia espacial trabaja para un alunizaje tripulado a finales de esta década.
Contratiempos críticos después del lanzamiento
El módulo de aterrizaje Peregrine se lanzó el 8 de enero sobre un cohete Vulcan Centaur, un nuevo vehículo desarrollado por United Launch Alliance, una empresa conjunta entre Lockheed Martin y Boeing.
A través del programa de Servicios Comerciales de Carga Lunar, la NASA diseñó esos contratos de aterrizaje lunar como acuerdos de “precio fijo”, lo que significa que la agencia espacial entrega una suma global de dinero en lugar de seguir pagando a una empresa durante todo el proceso de desarrollo a medida que surgen contratiempos.
“Esta es una de las muchas misiones relativamente baratas que se enviarán a la superficie de la Luna para intentar romper el paradigma y tratar de llegar a un nuevo precio”, dijo Thornton a CNN a principios de este mes.
El acuerdo también está estructurado para que las empresas mantengan la propiedad total de sus propios vehículos, y la NASA se convierta en solo uno de los muchos clientes que transportan carga en los módulos de aterrizaje.
Un campo de pruebas para módulos de aterrizaje lunares comerciales
Ningún módulo de aterrizaje lunar privado ha llegado de manera segura a la superficie de la Luna hasta ahora, aunque otras compañías lo han intentado. En 2019, una nave espacial construida por la empresa SpaceIL, con sede en Israel, se estrelló contra la Luna durante un intento de aterrizaje. Y nuevamente en 2023, la empresa japonesa Ispace perdió el control de su módulo de aterrizaje mientras se dirigía hacia la superficie de la Luna.
SpaceIL, Ispace y Astrobotic tienen sus raíces en la misma competencia: el Premio Google Lunar X, que se desarrolló de 2007 a 2018 y ofreció a una empresa que pudiera llegar a la Luna un gran premio de US$ 20 millones. Pero el X Prize concluyó sin ganador ya que ninguno de los equipos se había lanzado antes de la fecha límite final.
Queda por ver si un módulo de aterrizaje lunar desarrollado comercialmente puede alcanzar la superficie de la Luna, y quizás una pregunta aún más intrigante es si las misiones lunares ofrecen un modelo de negocio financieramente sostenible para estas empresas.
Aparte del dinero de la NASA y otras agencias espaciales gubernamentales, los ingresos de Astrobotic para la misión Peregrine se generaron mediante asociaciones que incluían empresas de entierro espacial que envían restos humanos a la Luna, así como baratijas empaquetadas, placas, un bitcoin y otros objetos conmemorativos para clientes.
Thornton, de Astrobotic, admitió ante periodistas que la misión Peregrine le costó a su empresa más dinero del que ganó. Sin embargo, un fracaso no significaría el fin de Astrobotic, dijo en declaraciones a CNN.
“Ciertamente tendrá algún impacto en nuestras relaciones y nuestra capacidad para asegurar misiones adicionales en el futuro”, dijo Thornton el 2 de enero. “Ciertamente no sería el fin del negocio, pero sería un desafío”.
“Estamos en una empresa espacial de alto riesgo, y esta es simplemente la naturaleza de las empresas espaciales”.
Astrobotic ya tiene un contrato para realizar otra misión robótica de aterrizaje lunar para la NASA a finales de este año. Llamado Griffin, ese módulo de aterrizaje, un modelo más grande que Peregrine, tendrá como objetivo colocar un rover cerca del polo sur de la Luna.