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Hutíes advierten que los ataques de EE.UU. no quedarán impunes y se eleva el riesgo de un conflicto regional
02:38 - Fuente: CNN

(CNN) – La semana pasada se colgó un cartel gigante con la imagen del líder rebelde yemení Abdel Malek al-Houthi en las antiguas murallas de Constantinopla, en Estambul, pocos días después de que Estados Unidos designara a su organización como grupo terrorista.

“Todos somos yemeníes”, decía en el texto escrito en turco.

Alguna vez visto en Medio Oriente como un amenazante representante de Irán que causó estragos en el país más pobre del mundo árabe al derrocar al gobierno reconocido internacionalmente y provocar una brutal intervención militar liderada por Arabia Saudita, la suerte del grupo hutí ha cambiado desde que Israel lanzó su devastadora guerra en Gaza.

La guerra de Israel se produjo después de que el grupo palestino Hamas lanzara un ataque el 7 de octubre contra el Estado judío, matando a 1.200 personas y secuestrando a más de 250, según las autoridades israelíes. La guerra en Gaza ha acabado con la vida hasta ahora a casi 27.000 personas en el enclave, según el Ministerio de Salud del territorio dirigido por Hamas.

Los hutíes chiíes-musulmanes, también conocidos como Ansar Allah, ahora son vistos en partes del mundo musulmán mayoritariamente sunita e incluso más allá como los campeones de la causa palestina, defendiendo al pueblo de Gaza contra Israel e incluso enfrentándose a la superpotencia aliada del Estado judío en la pelea.

Desde mediados de noviembre, los rebeldes atacan barcos comerciales en el mar Rojo y en el estrecho de Bab al-Mandab. El mar Rojo es una vía fluvial vital que se conecta con el canal de Suez, a través del cual pasa entre el 10% y el 15% del comercio mundial. Las actividades del grupo han cerrado efectivamente la ruta comercial a la mayoría de los buques portacontenedores, que se mantienen alejados de la vía fluvial en medio de los ataques.

Funcionarios estadounidenses le dijeron a CNN que creen que el liderazgo iraní está nervioso por algunas de las acciones de sus grupos aliados en Medio Oriente a medida que aumentan los temores de una confrontación directa con Estados Unidos. La inteligencia estadounidense sugiere que a Irán le preocupa que los ataques de los hutíes a la navegación comercial en el mar Rojo puedan alterar los intereses económicos de China y la India, aliados clave de Teherán.

Esta semana hubo señales de que Irán tarta de controlar a sus representantes, cuando Kataib Hezbollah, una milicia en Iraq, dijo que estaba suspendiendo las operaciones contra objetivos estadounidenses luego de un ataque que mató a tres militares estadounidenses en Jordania. Pero Irán parece tener menos control sobre los hutíes, ya que el grupo rebelde yemení siguió atacando barcos.

El martes por la noche, un misil de crucero lanzado por los hutíes hacia el mar Rojo llegó a 1,6 kilómetros de un destructor estadounidense antes de ser derribado, lo más cerca que ha estado un ataque hutí de un buque de guerra estadounidense. El episodio dejó en evidencia la amenaza que los rebeldes siguen representando para los activos navales y el transporte marítimo comercial de Estados Unidos a pesar de los múltiples ataques estadounidenses y británicos contra la infraestructura hutí dentro de Yemen. A primera hora de este jueves, Estados Unidos llevó a cabo su última ronda de ataques aéreos en Yemen contra una estación de control terrestre de drones hutíes y 10 drones hutíes.

Proyectando poder

Los ataques en el mar Rojo, dicen los hutíes, tienen como objetivo presionar a Israel y a sus aliados para que detengan la guerra en Gaza. El grupo ha dicho repetidamente que sus operaciones en el mar Rojo cesarán una vez que Israel detenga la guerra y levante el asedio al territorio.

Pero los expertos dicen que si bien la causa palestina siempre ha sido fundamental para la ideología hutí, sus acciones en el mar Rojo conllevan otros beneficios.

En su lucha, el grupo hutí ha distraído la atención de la crisis humanitaria de Yemen, ha apuntalado el apoyo nacional e internacional y ha dado a conocer su nombre entre quienes sabían poco o nada sobre el movimiento, dicen.

“La solidaridad con Gaza es sólo uno de los motivos de los ataques hutíes en el mar Rojo”, dijo Thomas Juneau, profesor asistente de la Escuela de Graduados en Asuntos Públicos e Internacionales de la Universidad de Ottawa y exanalista del Departamento de Defensa Nacional de Canadá.

Si bien las posiciones antiisraelíes y antiamericanas están en el centro de la ideología del grupo, “la guerra de Gaza debería verse más como un pretexto para los hutíes”, dijo Juneau, ya que “les permite movilizar fuertes sentimientos propalestinos” y “proyectar su poder fuera del país”.

Los hutíes, que han tomado el control de la mayor parte del norte de Yemen —incluida la capital, Saná– se presentan como los gobernantes legítimos del país. El grupo rebelde ha calificado sus operaciones en el mar Rojo como llevadas a cabo por las “Fuerzas Armadas Yemeníes”. Esa narrativa se ha arraigado entre quienes se oponen a la guerra de Gaza en todo el mundo. Mientras tanto, el gobierno reconocido internacionalmente se encuentra a unos 370 kilómetros de distancia, en la ciudad sureña de Adén, y es visto como débil.

Un cartel gigante del líder rebelde yemení Abdel Malek al-Houthi apareció en las murallas de Constantinopla en Estambul. "Todos somos yemeníes", decía el texto.

“Una salida”

Sus ataques han sido condenados por Estados Unidos, la Unión Europea, la OTAN y otros 44 países aliados, quienes en una declaración conjunta calificaron de “espantosa” la incautación de un buque de carga liderada por los hutíes el 19 de noviembre. Un mes después, Estados Unidos formó una coalición multinacional destinada a salvaguardar el comercio en el mar Rojo. Desde entonces, Estados Unidos y el Reino Unido han estado lanzando ataques aéreos contra los hutíes.

El grupo yemení no ha dado señales de dar marcha atrás, lo que según los expertos les está ayudando a asegurar éxitos en materia de reputación en el extranjero, así como fuera de su tradicional base de apoyo local.

“A nivel local, su popularidad aumentó en algunas áreas”, dijo Ahmed Nagi, analista senior de Yemen en el International Crisis Group, un grupo de expertos con sede en Bruselas, y agregó que, sin embargo, persiste el resentimiento por lo que se percibe como una marginación de los problemas internos de Yemen. Para algunos yemeníes, los ataques de los hutíes también han reavivado los recuerdos de la propia violencia del grupo en su país en medio de una guerra civil que dura casi una década, dijo.

La guerra civil de Yemen comenzó en 2014, cuando las fuerzas hutíes irrumpieron en la capital, Saná, y derrocaron al gobierno internacionalmente reconocido y respaldado por Arabia Saudita. El conflicto se convirtió en una guerra más amplia en 2015, cuando una coalición liderada por Arabia Saudita intervino en un intento de expulsar a los hutíes. Ese intento fracasó, dejando al país en ruinas. Irán aumentó su apoyo a los hutíes durante esa guerra a medida que se intensificaba su conflicto contra Arabia Saudita.

Después de casi ocho años de guerra, en abril de 2022 se firmó un alto el fuego entre los hutíes y la coalición liderada por Arabia Saudita. Si bien caducó solo seis meses después, las partes no han regresado al conflicto a gran escala y la pausa en los combates se ha mantenido en gran medida.

Juneau dijo que no existe ningún rival militar o político que pueda desafiar a los hutíes a nivel interno, pero su gobierno en Yemen ha sido represivo y económicamente ineficiente.

“Por lo tanto, movilizar fuertes sentimientos propalestinos es una táctica muy útil para distraer la atención de sus propios desafíos internos”, dijo.

Hoy en día, más de 24 millones de personas en Yemen (más del 80% de la población) necesitan ayuda humanitaria y protección, según la ONU. El conflicto también ha dejado la infraestructura del país en ruinas, ha exacerbado el colapso económico y ha provocado desplazamientos generalizados.

Cuando se le preguntó en una entrevista con la BBC en árabe por qué el grupo rebelde reacciona a un conflicto extranjero en medio de los propios problemas internos de Yemen, un alto funcionario hutí respondió que los países occidentales hacen lo mismo al apoyar a Israel.

“¿Es Biden vecino de Netanyahu? ¿Viven en el mismo apartamento? ¿El presidente francés también vive en el mismo piso y el primer ministro británico vive en el mismo edificio?”, respondió Mohamed Ali al-Houthi, miembro del Consejo Político Supremo, a la BBC en árabe el mes pasado, alardeando de haber arrastrado a Estados Unidos al conflicto.

Durante la guerra civil de Yemen, los hutíes culparían al conflicto por los problemas del país, dijo Nagi.

“La guerra se ha calmado, por lo que hay presión sobre los hutíes para que cumplan sus promesas”, dijo Nagi a CNN, añadiendo que en medio de las demandas populares de cambio, la escalada en el mar Rojo y los acontecimientos en Gaza fueron “hasta cierto punto , una salida”.

Mohammed Ali Al-Houthi ha negado que su grupo esté buscando popularidad con los ataques en el mar Rojo y le dijo a la BBC en árabe que la campaña proviene de “un punto de vista (un deber hacia) de la fe y el Islam”.

Una fotografía tomada durante una gira organizada por los rebeldes hutíes de Yemen el 22 de noviembre muestra el carguero Galaxy Leader, incautado por combatientes hutíes dos días antes, en un puerto en el mar Rojo en la provincia de Hodeida en Yemen.

Los hutíes quieren enviar un mensaje

Junto con la oposición a Estados Unidos e Israel, la causa palestina siempre ha sido central para la ideología del grupo. Cuando los hutíes llegaron al poder, su lema era: “Dios es grande, muerte a Estados Unidos, muerte a Israel, maldición para los judíos, victoria para el Islam”.

“Los hutíes querían enviar un mensaje: somos el grupo más comprometido con Gaza, no sólo con palabras sino con acciones”, dijo Nagi.

Nadwa Al-Dawsari, miembro no residente del Instituto de Oriente Medio en la ciudad de Washington, dijo que es posible que los rebeldes quieran arrastrar a Estados Unidos a una guerra directa.

“Los hutíes confían en la aversión al conflicto de Estados Unidos”, dijo, y agregó que después de su guerra de ocho años con la coalición liderada por Arabia Saudita en Yemen, respaldada por Estados Unidos, “emergieron más confiados” y “obligaron a los saudíes a acudir a ellos desesperados por una salida”.

Si bien es poco probable que una guerra con Estados Unidos una a los yemeníes detrás de los hutíes, ya que un conflicto de esa escala sería devastador para una población que ya sufre, “los ataques aéreos sostenidos de Estados Unidos podrían proporcionar a los hutíes un pretexto para obligar al pueblo (más yemení) a unirse” o contribuir a su autoproclamado ‘intento de guerra’”, dijo Dawsari.

A pesar de las posibles repercusiones para los yemeníes en su país, los hutíes han acogido con agrado el conflicto con Estados Unidos y sus aliados.

“Estados Unidos y el Reino Unido deben comprender que estamos en un momento de represalias y que nuestro pueblo no conoce la rendición”, publicó Mohamed Ali al-Houthi la semana pasada en X. “Si ustedes portan armas, entonces el pueblo yemení porta armas también, y si vosotros tenéis fuerza, entonces nosotros somos más fuertes con Dios”.

El funcionario también descartó el riesgo de represalias israelíes, diciendo que el Estado judío ha creado una imagen falsa de ser “un monstruo con un gran ejército”.

“Los hutíes se sienten arrogantes, no sólo han sobrevivido a años de bombardeos por parte de Arabia Saudita, sino que han salido mucho más fuertes”, dijo Juneau. “Por lo tanto, probablemente crean que también pueden sobrevivir a los ataques estadounidenses y utilizarlos para beneficiarse políticamente”.