(CNN) – Cuando el líder de la oposición rusa Alexey Navalny regresó a Rusia en 2021, muchos temieron que tuviera un final prematuro. Eso se hizo realidad este viernes con su muerte en una brutal colonia penal del Círculo Polar Ártico, donde había estado encarcelado.
Era la voz más destacada de la disidencia en la Rusia de Vladimir Putin, el abogado, político y activista contra la corrupción había orquestado durante años masivas protestas callejeras y tachado célebremente al partido de Putin, Rusia Unida, de “partido de ladrones y sinvergüenzas”. A pesar de languidecer en prisión, denunció al presidente por la invasión rusa de Ucrania y abogó por manifestaciones antibelicistas en todo el país.
El Kremlin ha dicho que está investigando la muerte del crítico, cuyas circunstancias no quedaron claras de inmediato.
Lo que sí se sabe es que Navalny se ha unido a la lista, aparentemente cada vez mayor, de rusos de alto perfil que han muerto en circunstancias misteriosas. Desde accidentes aéreos y caídas accidentales desde ventanas hasta ahorcamientos, envenenamientos y problemas de salud, los destinos de algunos de los que se atrevieron a desafiar al Kremlin son innumerables.
Yegveny Prigozhin
Yevgeny Prigozhin, el rimbombante jefe del grupo mercenario Wagner, antaño uno de los oligarcas más poderosos del país y miembro del círculo de confianza de Putin, murió en 2023.
Las especulaciones sobre el destino final de Prigozhin comenzaron poco después de su marcha a Rusia el pasado verano.
En un principio, el jefe de los Wagner había sobrevivido a las secuelas de su fallida insurrección, pero muchos habían expresado dudas sobre su futuro. Tras el motín abortado, el avión del líder mercenario cayó misteriosamente del cielo en agosto y posteriormente se confirmó que había muerto en el accidente mediante pruebas genéticas, según las autoridades rusas.
No hay pruebas concretas que apunten a la implicación del Kremlin y, oficialmente, se desconoce la causa del accidente. Las autoridades rusas han abierto una investigación penal.
Bill Browder, crítico con Putin y el mayor inversor extranjero en Rusia antes de ser expulsado del país en 2005, dijo en una publicación en X, antes Twitter, que “Putin nunca perdona y nunca olvida”.
Borís Nemtsov
Borís Nemtsov, crítico declarado del Kremlin que fue viceprimer ministro a finales de la década de 1990 bajo la presidencia de Borís Yeltsin, fue asesinado a tiros en febrero de 2015 mientras paseaba con su novia por el centro de Moscú.
Alto cargo del Partido Republicano de Rusia/Partido de la Libertad del Pueblo, grupo liberal de la oposición, había sido detenido en varias ocasiones por hablar en contra del gobierno de Putin.
Tras su muerte, el líder de la oposición Ilya Yashin declaró que su amigo había estado trabajando en un informe sobre el ejército Ruso y su implicación en Ucrania.
En una entrevista concedida a la revista Newsweek pocas horas antes de su muerte, Nemtsov afirmó que Rusia se estaba “ahogando” bajo el liderazgo de Putin y se estaba convirtiendo rápidamente en un Estado fascista. “Debido a la política de Vladimir Putin, un país con un potencial sin parangón se está hundiendo, una economía que acumulaba incalculables reservas de divisas se está derrumbando”, afirmó.
La muerte de Nemtsov se produjo dos días antes de que encabezara un mitin de la oposición en la capital rusa. Su asesinato tuvo lugar a la vista del Kremlin. En 2017, cinco hombres chechenos fueron condenados a largas penas de prisión por su muerte. Muchos partidarios de Nemtsov sospechaban de la implicación del Gobierno de Putin.
Borís Berezovski
Borís Berezovsky era un personaje pintoresco y otrora poderoso empresario ruso que se enemistó con el Kremlin y huyó a Inglaterra.
Había acumulado su fortuna tras el colapso de la Unión Soviética, abandonando su anterior carrera como profesor de Matemáticas y analista de sistemas en Moscú por empresas más lucrativas. Aunque gran parte de su fortuna procedía de la venta de autos de lujo, su riqueza e influencia política se dispararon cuando compró medios de comunicación rusos.
Tras perder el favor de su gobierno, se trasladó a Gran Bretaña, donde comenzó a agitar en contra de Putin, e incluso pidió un golpe de Estado para derrocar al presidente ruso.
En 2007, un tribunal ruso condenó a Berezovski en rebeldía por fraude y evasión fiscal. Berezovski acusó a Rusia de intentar asesinarlo.
Berezovsky fue encontrado muerto en el suelo del baño de su casa del Reino Unido en 2013 con una soga alrededor del cuello. La policía británica dijo entonces que no había signos de lucha y sugirió que el oligarca se había quitado la vida.
Alexander Perepilichnyy
Alexander Perepilichnyy era un financiero que aportó pruebas de un presunto fraude contra funcionarios fiscales rusos. Murió repentinamente en 2012 a los 44 años mientras corría de vuelta a su casa en Surrey, al suroeste de Londres.
Al principio pareció que el denunciante había muerto por causas naturales.
Pero en 2015, expertos en toxicología vegetal del Real Jardín Botánico de Kew informaron a un tribunal de instrucción que se habían encontrado en su estómago restos de un veneno vegetal poco común: el gelsemio, también conocido como jazmín de Carolina. Dos años más tarde, se sugirió que el veneno podría haber sido introducido en la sopa de acedera, un popular plato ruso que había comido poco antes de su muerte.
Sin embargo, la policía declaró posteriormente que no había pruebas de que hubiera sido envenenado.
En el momento de su muerte, Perepilichnyy estaba colaborando en un caso para descubrir una multimillonaria operación rusa de lavado de dinero.
Sergei Magnitsky
El abogado ruso Sergei Magnitsky murió en una prisión rusa en 2009.
Trabajaba para Hermitage Capital, una empresa de inversiones dirigida por el financiero de origen estadounidense Bill Browder, y ayudó a descubrir un fraude fiscal de US$ 230 millones y pruebas de que funcionarios del gobierno ruso estaban implicados en su realización y posterior encubrimiento.
Poco después de hacer públicas estas revelaciones en 2008, Magnitsky fue detenido por otros cargos de fraude fiscal.
Murió un año después, cuando aún se encontraba en prisión preventiva. Su familia afirmó que se le había negado atención médica crucial, mientras que un informe de la comisión presidencial rusa de derechos humanos halló indicios de que había sido golpeado el mismo día de su muerte. El gobierno ruso siempre ha mantenido que Magnitsky murió de un fallo cardíaco.
En Estados Unidos, Browder lanzó una campaña pública en favor de la justicia, pidiendo al Congreso que presentara una ley que sancionara a las personas sospechosas en Rusia de estar implicadas en la muerte de Magnitsky y en otras violaciones de los derechos humanos. La Ley Magnitsky fue aprobada por los legisladores en 2012.
Dos semanas después de la aprobación de la Ley Magnitsky, Moscú prohibió las adopciones estadounidenses de niños rusos en aparente represalia. Ambas medidas siguen vigentes.
Alexander Litvinenko
Una investigación británica determinó que Alexander Litvinenko, exagente ruso convertido en crítico del Kremlin, había sido envenenado en el bar de un hotel londinense en 2006 por dos agentes rusos que le echaron polonio 210, altamente radiactivo, en el té verde.
Litvinenko, que tuvo una muerte lenta y dolorosa en las semanas siguientes a su envenenamiento, siempre afirmó que Putin y el Kremlin eran responsables de lo que le había ocurrido.
“Puede que consiga silenciar a un hombre, pero el aullido de protesta de todo el mundo resonará, señor Putin, en sus oídos durante el resto de su vida”, dijo en una declaración en su lecho de muerte.
La investigación, dirigida por el juez Robert Owen, afirmó que Putin “probablemente aprobó” el asesinato del exespía.
El Kremlin siempre ha negado la acusación y se negó a extraditar a Gran Bretaña a los dos agentes acusados del envenenamiento.
Litvinenko había trabajado para el FSB, la agencia rusa sucesora del KGB, la antigua policía secreta y agencia de inteligencia soviética. Se especializó en la lucha contra el crimen organizado y su último trabajo en la agencia, tras el colapso de la Unión Soviética, fue dirigir su departamento anticorrupción, un puesto que le supuso muchos enemigos.
Tras abandonar el FSB, Litvinenko acusó a sus antiguos jefes de orquestar una serie de atentados con bomba contra apartamentos en Rusia en 1999 que dejaron cientos de muertos y condujeron a la invasión rusa de Chechenia ese mismo año.
Según su viuda, Marina Litvinenko, Litvinenko empezó a trabajar para los servicios de seguridad británicos en el año 2000.
Anna Politkovskaya
Crítica de la guerra de Rusia en Chechenia, fue asesinada a tiros en la entrada de su departamento de Moscú en octubre de 2006. En 2014, un tribunal de Moscú condenó a cinco hombres a prisión por el asesinato.
Las autoridades alegaron que un hombre no identificado pidió a Lom-Ali Gaitukayev, al que el jurado consideró autor intelectual del asesinato, que matara a Politkovskaya a cambio de US$ 150.000 por sus informes sobre violaciones de derechos humanos y otras cuestiones, según el tribunal de la ciudad de Moscú.
El Comité para la Protección de los Periodistas, con sede en Nueva York, declaró que su trabajo de denuncia de las violaciones de los derechos humanos en Chechenia provocó amenazas contra ella y enfureció a las autoridades rusas.
Poco después de su muerte, Putin negó cualquier implicación del Kremlin en su asesinato, afirmando que la “muerte en sí misma de Politkovskaya es más perjudicial para las actuales autoridades tanto en Rusia como en la República de Chechenia… que sus actividades”.
Ahogamientos, suicidios y otras muertes insólitas
La lista de detractores fallecidos que podrían haber caído en desgracia ante el Kremlin podría llenar un libro. El mismo día en que se presumía la muerte de Prigozhin, RIA Novosti informaba también del reciente fallecimiento de un antiguo general de los servicios de seguridad rusos.
El general Gennady Lopyrev, que supuestamente tenía conocimiento de la construcción de la residencia de Putin en el mar Negro, fue declarado culpable de delitos de soborno en 2017 y había estado cumpliendo una condena de 9 años y 8 meses. Según RIA Novosti, mientras estaba bajo custodia recientemente “cayó enfermo de repente” y posteriormente murió en el hospital el 16 de agosto. Lopyrev siempre había mantenido su inocencia de todos los cargos.
El grupo de reflexión Institute for the Study of War, con sede en Washington, calificó la muerte de Lopyrev de “sospechosa” y afirmó que su “fuente privilegiada” afirmaba que Lopyrev era “el guardián de los secretos” relacionados con la construcción de la residencia de Putin en Gelendzhik, a menudo denominada “Palacio de Putin”.
En mayo, el viceministro ruso de Ciencia y Enseñanza Superior, Piotr Kucherenko, de 46 años, murió cuando regresaba de un viaje a Cuba, según el ministerio.
Al menos 13 empresarios rusos de alto nivel han muerto por suicidio o en circunstancias misteriosas en el último año, seis de ellos vinculados a las dos mayores empresas energéticas de Rusia, Gazprom y Lukoil. Esta última adoptó el año pasado una posición pública poco habitual al denunciar la guerra de Rusia en Ucrania y pedir el fin del conflicto.
El magnate ruso de las salchichas convertido en abogado Pavel Antov murió en India en diciembre de 2022 tras caer desde el tercer piso de su hotel, según la policía local. Su amigo y compañero de viaje Vladimir Budanov murió de un ataque al corazón dos días antes, en el cumpleaños 65 de Antov, según la policía. Budanov tenía 61 años y padecía una enfermedad cardíaca preexistente, según la policía, que cree que la muerte de Antov fue un suicidio.
Alexander Buzakov, director de un importante astillero ruso especializado en la construcción de submarinos no nucleares, también falleció repentinamente en diciembre de 2022, según informó la agencia de noticias Reuters, sin que las autoridades indicaran la causa de la muerte.
Anatoly Gerashchenko, exrector del Instituto de Aviación de Moscú, murió en un accidente no especificado meses antes, según un comunicado del instituto.
El presidente de Lukoil, Ravil Maganov, también falleció el mismo mes tras caer por la ventana de un hospital moscovita, según TASS. Un comunicado inicial de Lukoil había dicho que Maganov “falleció tras una grave enfermedad”.
Vivo pero neutralizado
No todos los que se cruzan con el Kremlin tienen un final prematuro. Pero muchos acaban siendo incapaces de causar más problemas a Putin y su gobierno.
Navalny era uno de ellos antes de su repentina muerte en una colonia penal siberiana.
Otro opositor al Kremlin que cumplió condena en prisión fue Mikhail Khodorkovsky. Fue liberado en 2013 después de que Putin firmara un decreto indultando al antiguo magnate del petróleo, que había sido condenado por evasión fiscal y fraude.
El exespía ruso Sergei Skripal pagó un alto precio por volverse contra el Kremlin. Skripal fue condenado en Rusia por espiar para Gran Bretaña antes de que se le concediera refugio en el Reino Unido después de un intercambio de espías de alto perfil en 2010 entre Estados Unidos y Rusia.
En 2018, él y su hija Yulia quedaron en estado crítico tras ser expuestos a Novichok cerca de su casa en el sur de Inglaterra.
Sobrevivieron después de una larga temporada en el hospital, con Yulia revelando en las semanas posteriores que su rehabilitación había sido “lenta y extremadamente dolorosa”.
– Matthew Chance, Rob Picheta, Uliana Pavlova, Radina Gigova, Vasco Cotovio, Catherine E. Shoichet, Lynda Kinkade, Angela Dewan, Mariya Knight, Ivana Kottasova y Clare Sebastian de CNN contribuyeron con este reportaje.