(CNN) – La Corte Suprema decidió este lunes que al expresidente Donald Trump no lo pueden retirar de la boleta electoral en Colorado ni de ningún otro estado, en un fallo histórico y contundente que desestima una demanda que afirmaba que el exmandatario estaba inhabilitado para ejercer el cargo por sus acciones del asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021.
En un rechazo al planteamiento de que las acciones de Trump lo dejaban inelegible bajo la “prohibición de insurrección” de la Enmienda 14, la Corte Suprema, de manera unánime, dictaminó que un estado individualmente no podía eliminar al expresidente de la boleta electoral.
Sin embargo, los jueces no dijeron si Trump era de hecho un insurrecto y se dividieron en los tecnicismos de cómo la prohibición podría ser aplicada: una distinción con consecuencias potencialmente amplias.
El dictamen revocó una sorprendente decisión del año pasado del máximo tribunal de Colorado, que consideró que Trump participó en una insurrección por sus comentarios fuera de la Casa Blanca antes del ataque de 2021 contra el Capitolio de Estados Unidos. Esas acciones, señaló el tribunal estatal, violaron la Sección 3 de la Enmienda 14 y dejaban a Trump inelegible para aparecer en la boleta electoral del estado.
Desde entonces, Maine e Illinois también retiraron a Trump de la boleta electoral. La decisión de la Corte Suprema de este lunes parecía segura para poner fin a esos y otros esfuerzos para eliminar al favorito para la nominación del Partido Republicano de la papeleta.
“Los estados pueden descalificar a las personas que ocupan o intentan ocupar un cargo estatal”, dice la opinión mayoritaria sin firmar de la corte. “Pero los estados no tienen poder bajo la Constitución para hacer cumplir la Sección 3 con respecto a los cargos federales, especialmente la presidencia”.
Esto es lo que debes saber sobre la opinión y lo que significa:
Conclusión: Trump aparecerá en las boletas
No hubo equívocos en la breve opinión de la Corte Suprema: los estados no tienen poder para eliminar a un candidato federal –especialmente presidencial– de la boleta en virtud de la “prohibición de insurrección” de la Constitución. Es el Congreso, escribió la corte, el que puede hacer cumplir la disposición, no los estados.
“La noción de que la Constitución concede a los estados más libertad que al Congreso para decidir cómo debe aplicarse la Sección 3 con respecto a los funcionarios federales es sencillamente inverosímil”, dice la opinión sin firma del tribunal.
Lo que esto significa es que el impacto de la decisión irá mucho más allá de la controversia planteada en Colorado. Significa que cualquier estado se extralimitaría en sus competencias al intentar eliminar a Trump de la boleta electoral, una postura que casi con toda seguridad frenará demandas “insurreccionales” similares en todo el país.
En ese sentido, la opinión de la Corte fue una victoria significativa para Trump, al vencer una teoría legal que durante meses ha amenazado su viabilidad para un segundo mandato.
La Corte Suprema parece evitar un enfrentamiento en 2025
El dictamen del alto tribunal fue más allá de poner fin a la aplicación estatal de la prohibición insurreccional. Parece que también dificulta mucho su aplicación a nivel federal.
Y ahí es donde la unidad en el tribunal se separó, con cuatro juezas –Amy Coney Barrett, Sonia Sotomayor, Elena Kagan y Ketanji Brown Jackson– que afirman que sus colegas fueron demasiado lejos. Barrett es la nominada conservadora de Trump y las otras tres son miembros del ala liberal.
La opinión de la Corte Suprema, escribieron las tres juezas liberales en una concurrencia, “cierra la puerta a otros medios potenciales de aplicación federal”, al requerir que el Congreso actúe para aprobar primero una legislación, algo que es altamente improbable. Con ello, escribieron las tres, “la mayoría intenta aislar a todos los presuntos insurrectos de futuras impugnaciones a su ejercicio de cargos federales”.
La medida parecía evitar la preocupación de que un fallo ajustado del tribunal pudiera dar lugar a un enfrentamiento desordenado en el Congreso cuando se cuenten los votos electorales en 2025. Un grupo de expertos legales temía un resultado que dejara sin aclarar si los legisladores opuestos a Trump podrían intentar descalificarlo después de las elecciones.
La Corte Suprema evita el debate sobre la insurrección
La opinión de la Corte Suprema no aborda directamente si las acciones de Trump el 6 de enero calificaron como una “insurrección”, eludiendo una cuestión con la cual los tribunales de Colorado lucharon.
La opinión no firmada señaló que los tribunales inferiores de Colorado consideraron que los comentarios de Trump antes del ataque al Capitolio de EE.UU. calificaban como participar en una insurrección en el sentido de la Constitución. Sin embargo, la opinión no firmada de la Corte Suprema no retomó esa dirección de juicio.
Eso concuerda con lo que los expertos pronosticaron que sucedería, que los jueces buscarían decidir el caso de la boleta electoral de una manera más estrecha sin decir mucho de las acciones de Trump.
Citizens for Responsibility and Ethics in Washington, el grupo de vigilancia liberal que presentó la demanda, se centró en este punto en un comunicado tras la decisión.
“Aunque la Corte Suprema permitió que Donald Trump volviera a las urnas por motivos técnicos legales, esto no fue en modo alguno una victoria para Trump”, dijo Noah Bookbinder, presidente del grupo. “La Corte Suprema tuvo la oportunidad en este caso de exonerar a Trump, y decidieron no hacerlo”.
La preocupación de Barrett por la “temperatura nacional”
Barrett dedicó más de la mitad de su concurrencia de una página a instar al público a mirar más allá del hecho de que cuatro de los miembros de la corte –ella incluida– no estaban de acuerdo con la amplitud con la que sus colegas decidieron el caso.
La jueza conservadora subrayó que, aunque ella y las tres juezas liberales estaban en desacuerdo con sus otros colegas, “no es el momento de amplificar el desacuerdo con estridencia”.
“El tribunal resolvió un asunto políticamente cargado en la volátil temporada de unas elecciones presidenciales. Especialmente en estas circunstancias, los escritos sobre el tribunal deberían bajar la temperatura nacional, no subirla”, escribió Barrett.
Barret continuó: “A efectos actuales, nuestras diferencias son mucho menos importantes que nuestra unanimidad: los nueve jueces están de acuerdo en el resultado de este caso. Ese es el mensaje que los estadounidenses deben llevarse a casa”.
La disputa de Colorado fue uno de varios casos de alto perfil relacionados con Trump ante la Corte Suprema este período de sesiones, y su inclusión en la lista de casos del tribunal probablemente contribuyó a números poco entusiastas para los jueces en las encuestas. Una encuesta realizada en febrero en torno a la vista del caso mostró que el índice de aprobación pública del alto tribunal se situaba en apenas el 40%.
El ala liberal reprocha la opinión mayoritaria por su amplitud
Las tres liberales de la Corte Suprema –Sotomayor, Kagan y Jackson– criticaron duramente a la mayoría por la amplitud de la opinión. La cuestión de la elegibilidad de Trump podría haberse decidido simplemente, dijeron, dictaminando que los estados no pueden aplicar la prohibición insurreccional por su cuenta.
“En un caso delicado que pide a gritos moderación judicial”, escribieron, la opinión sin firma del tribunal, “abandona ese camino”.
Las tres centraron su ira en el hecho de que la opinión mayoritaria limita la aplicación federal de la prohibición de insurrección, así como la aplicación estatal. Esa decisión, dijeron, no estaba ante la Corte Suprema en el caso y “aislaría a todos los presuntos insurrectos” de futuros desafíos.
Nadie se atribuyó el crédito de escribir la opinión
Ningún juez firmó su nombre para asumir la responsabilidad de escribir la opinión que mantiene a Trump en la boleta electoral.
Para empezar, la Corte Suprema emitió lo que se conoce como una opinión “per curiam”, un término latino que se traduce como “por el tribunal”. Este tipo de opiniones son relativamente raras y a veces se utilizan para señalar consenso, aunque no siempre son unánimes.
Las opiniones per curiam “no están firmadas”, lo que significa que, a diferencia de la mayoría de las opiniones, el público no sabe quién las escribió y no siempre puede conocer el recuento de votos.
Las opiniones per curiam han recibido críticas de algunos sectores por esa misma razón: permiten a la Corte Suprema resolver cuestiones controvertidas sin dejar clara su autoría. Una de las opiniones per curiam más notables en la historia de la Corte Suprema fue la decisión del caso Bush contra Gore, que decantó las elecciones de 2000 a favor del presidente George W. Bush.
Mientras tanto, las opiniones “concurrentes” a veces parecían disidencias redactadas de forma tajante. Así que, a pesar de la unidad de la sentencia per curiam, hubo un desacuerdo considerable sobre algunos de los razonamientos del tribunal.