(CNN) – Es esa época del año otra vez. Te despiertas y ves que el reloj de tu cocina marca las 8 a.m., aunque juras que la alarma estaba programada para las 7. Estás convencido de que llegas tarde al trabajo.
Pero espera, uf.
No te quedaste dormido. Es el horario de verano.
Dos veces al año, los relojes de todos adelantan o atrasan una hora.
¿Pero cuál es el punto? ¿Y se terminarán los cambios en los horarios en Estados Unidos?
Existe un antiguo mito de que el horario de verano fue una práctica adoptada para dar a los agricultores más tiempo de luz solar para trabajar en el campo. Pero esa no es realmente la razón por la que decenas de países lo adoptaron.
El horario de verano (DST) es un sistema para reducir el uso de electricidad aprovechando las horas de luz. Durante ocho meses al año, EE.UU. y docenas de otros países siguen el horario de verano, y durante los cuatro meses restantes, vuelven al horario estándar para aprovechar al máximo la luz solar.
El segundo domingo de marzo a las 2 de la madrugada los relojes se adelantan una hora. Luego, el primer domingo de noviembre a las 2 de la madrugada, los relojes se retrasan una hora. ¿Una buena forma de recordarlo? Los cambios de hora coinciden con las estaciones: los relojes “avanzan” una hora en marzo y “retroceden” en noviembre.
En los meses de verano, el sol sale durante períodos de tiempo más largos, por lo que puedes confiar en la luz del día para evitar encender las luces. Los relojes vuelven a la hora estándar durante los meses de invierno para que el sol pueda salir más temprano y el mundo comience el día con luz solar; de lo contrario, algunos lugares no verían salir el sol hasta casi las 8:30 a.m.
¿Cuándo empezó?
El actual sistema de marzo-noviembre que sigue Estados Unidos comenzó en 2007, pero el concepto de “ahorrar luz” es mucho más antiguo. Se debate a quién se le ocurrió originalmente la idea, pero Benjamin Franklin parece haberla mencionado por primera vez en 1784, cuando escribió una carta al editor del Journal of Paris.
Sin embargo, el horario de verano no se utilizó ampliamente hasta más de un siglo después. Varios países, incluidos Gran Bretaña y Alemania, implementaron el horario de verano durante la Primera Guerra Mundial. La práctica tenía como objetivo reducir el uso de iluminación artificial para que las tropas pudieran conservar combustible para la guerra. Pero Estados Unidos no estandarizó el sistema hasta 1966, cuando aprobó la Ley de Tiempo Unificado.
Durante años, Estados Unidos observó el horario de verano desde el primer domingo de abril hasta el último domingo de octubre. En 2005, el presidente George W. Bush extendió el horario de verano cuatro semanas más, y éste entró oficialmente en vigor en 2007.
Pero no todo el mundo ha optado por seguir el horario de verano. Sólo 70 países de todo el mundo “extienden la luz del día” cada año. En EE.UU., los estados no están obligados por ley a seguir el horario de verano; Hawai y la mayor parte de Arizona no lo respetan. Otros estados, como Florida y California, están trabajando para adoptar el horario de verano durante todo el año (en lugar de solo entre marzo y noviembre).
Hay una iniciativa en el Congreso para hacer permanente el horario de verano. La Ley de Protección del Sol fue aprobada por el Senado el 15 de marzo de 2022 por consentimiento unánime. El proyecto de ley aún necesitaría ser aprobado por la Cámara y firmado por el presidente Joe Biden para convertirse en ley. Si se aprueba, el cambio no entrará en vigor hasta noviembre de 2023.
Los partidarios de la medida dicen que pondría fin a las perturbaciones causadas por los cambios de hora.
¿El horario de verano realmente funciona?
Bueno… eso está en debate.
Si bien la práctica puede ayudar a reducir parte del consumo de energía, los críticos han expresado su preocupación sobre si la cantidad de energía ahorrada vale la molestia de implementar el sistema en todo el mundo.
En 2008, el Departamento de Energía de Estados Unidos descubrió que la extensión del horario de verano durante cuatro semanas, de abril a octubre a marzo y noviembre, ahorró alrededor del 0,5 por ciento del total de electricidad cada día. Si bien eso parece casi nada, totaliza 1.300 millones de kilovatios-hora y el departamento dice que eso equivale a “la cantidad de electricidad utilizada por más de 100.000 hogares durante todo un año”.
Pero un estudio de ese mismo año realizado por la Oficina Nacional de Investigación Económica concluyó que el horario de verano aumenta la demanda de electricidad; aunque reduce el uso de iluminación, la demanda de calefacción y refrigeración aumenta, por lo que el consumo de electricidad es aproximadamente el mismo.
Otros estudios han encontrado que los beneficios del horario de verano pueden ser específicos de la ubicación. Uno encontró reducciones de electricidad en Noruega y Suecia, mientras que otro observó un aumento de la demanda de electricidad en Indiana.
Aún está en debate si “ahorrar luz natural” es o no el método más eficiente desde el punto de vista energético. Pero por ahora, si vives en alguno de los países que siguen el horario de verano, recuerda atrasar el reloj antes de irte a dormir el domingo por la noche. De lo contrario, te despertarás pensando que llegas tarde al trabajo.