(CNN Español) – La guerra civil estalló en Siria en 2011, hace ya 13 años, en medio de una ola de protestas y levantamientos en casi todo Medio Oriente que llegó a conocerse como “primavera árabe” y tuvo amplios efectos en la región.
Muchas cosas pasaron desde entonces, pero Siria parece haber quedado estancada en una violencia que, sin bien ha menguado parcialmente en los últimos años, sigue siendo la norma en un país dividido en al menos cuatro grandes facciones.
Precisamente, este viernes se cumple un aniversario más de aquel 15 de marzo en el comenzaron una cadena de hechos que llevarían a la guerra fratricida, y todavía no hay una conclusión en el horizonte.
Siria, ayer y hoy
Comparar guerras tan disímiles es imposible, pero entre Ucrania y Siria hay un vínculo concreto: Rusia.
En 2015, dos años después del inicio del conflicto en Siria, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció el inicio de operaciones militares en el país en apoyo del presiente de Siria, Bashar al-Assad, y en contra de ISIS.
A partir de ese momento las Fuerzas Armadas de Rusia operaron intensamente en el país contra objetivos del ISIS y también de rebeldes contrarios a Assad, y en el proceso apuntalaron su presencia en la región a través de al menos dos bases militares rusas en el país: Hmeymim y Tartus.
De vuelta en la actualidad, muchos de los militares rusos que participan de la invasión de Ucrania cuentan con experiencia peleando en Siria –incluyendo el general Andrei Sukhovetsky, muerto recientemente en combate–, y el lunes los medios estatales de Rusia mostraron imágenes de presuntos voluntarios sirios preparándose para viajar a Ucrania para pelear por Moscú.
¿Qué ha pasado en Siria en estos 13 años?
El conflicto comenzó el 15 de marzo de 2011, cuando una masiva manifestación sacudió a Damasco, capital de Siria, en el marco de la “primavera árabe”, una ola de protestas iniciada en Túnez y Egipto que pareció prometer grandes cambios en la región, controlada por gobiernos autoritarios.
Las manifestaciones en Damasco —que pedían reformas de todo tipo— a su vez respondían a una violenta represión del Gobierno realizada días antes contra manifestantes en la ciudad de Daara, que dejó docenas de muertos.
En los meses siguientes el Gobierno sirio combinó una serie de concesiones a los manifestantes con una represión más violenta en la que murieron cientos de personas, según activistas. Mientras tanto, durante los primeros años de conflicto se multiplicaron las sanciones internacionales contra Assad, líder autocrático que gobierna Siria desde el año 2000, cuando heredó el gobierno de su padre Hafez al-Assad tras 30 años en el poder.
Frente a la creciente represión, diferentes grupos opositores formaron milicias armadas para enfrentarse al Gobierno sirio, tomando territorio en el proceso, y así comenzó una guerra civil en el país.
Entre 2012 y 2013 se sucedieron las primeras rondas de díalogo celebradas en Ginebra, Suiza, y organizadas por las Naciones Unidas entre opositores y Gobierno, que no lograron poner fin al conflicto.
En 2014 la guerra cobró otra dimensión cuando el grupo Estado Islámico en Iraq y el Levante (ISIS, en inglés) lanzó su campaña de conquista sobre Iraq y Siria, convirtiéndose en una nueva facción.
La presencia de ISIS, que hizo de Raqqa su capital, atrajo la atención del mundo. Rusia intervino en apoyo del Gobierno de Assad, mientras que Estados Unidos y sus aliados comenzaron a operar también contra objetivos del grupo, apoyando en el proceso a fuerzas kurdas.
Durante el largo conflicto Rusia y Estados Unidos se han acusado mutuamente de matar civiles durante sus operaciones contra ISIS, realizadas mayormente a través de sus fuerzas aéreas y tropas especiales.
A partir de 2016, y gracias a la asistencia de Rusia, el Gobierno sirio comenzó a recapturar territorios en manos de rebeldes y opositores, incluyendo la ciudad de Aleppo.
En 2017 los kurdos —apoyados por EE.UU.— retomaron el control de Raqqa de manos de ISIS, y poco después el grupo llegaría a perder casi la totalidad de su territorio.
Ese mismo año la ONU concluyó en un reporte que el gobierno sirio utilizó sarín, un poderoso agente nervioso, en un ataque contra una población controlada por rebeldes. El gobierno de Siria niega hasta la fecha haber realizado el ataque o poseer armas químicas, tras presuntamente haber destruido sus arsenales en 2013.
En 2016 Turquía entró de lleno en la guerra civil y condujo “Ecudo del Éufrates”, la primera de sus tres grandes operaciones en el norte de Siria contra fuerzas kurdas —con las que mantiene un conflicto indepediente— y en apoyo de facciones rebeldes. En 2018 ejecutó la operación “Rama de Olivo” y en 2019 “Manantial de la paz”.
Tras el fin de “Rama de Oliva”, Rusia y Turquía acordaron crear una zona desmilitarizada en la provincia de Idlib, el último foco de los rebeldes levantados contra el gobierno de Siria.
El entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó en 2017 un ataque con misiles de crucero Tomahawk contra instalaciones del régimen sirio, en represalia por el ataque con armas químicas. En 2018 anunció el retiro de las fuerzas estadounidenses en Siria. Dos años después, en 2020, Trump lanzó una nueva ronda de sanciones contra Assad y su gobierno.
Desde entonces, el conflicto permanece latente, con números de muertes civiles y militares inferiores a las registrados años atrás. Pero la guerra civil parece estancada y sin perspectivas de cambio, aunque los diálogos entre Gobierno y oposición continúan, en esta ocasión a través del Comité Constitucional Sirio auspiciado por la ONU.
¿Quiénes están enfrentados?
En su momento de mayor conflictividad, ha habido cuatro grandes facciones peleando en la guerra civil en Siria.
El régimen sirio - Golpeado por las protestas y luego los levantamientos armados, el Gobierno de Assad llegó a perder el control de gran parte del territorio, atrincherado en Damasco y sus alrededores. Con el tiempo y la ayuda rusa, logró recapturar las principales ciudades en el oeste, sur y centro.
Las fuerzas kurdas - Nucleadas en las milicias YPG, las fuerzas kurdas en el norte de Siria —una zona conocida por los kurdos como Rojava— lograron frenar el avance de en la ciudad de Kobani en 2015, y desde entonces —y con ayuda de EE.UU.— lograron expulsar al grupo y controlan la mayor parte del territorio sirio al este del río Éufrates.
La oposición al régimen - Numerosos grupos de distinta ideología —entre ellos los yihadistas de Jaish al-Fateh—, y muchas veces enfrentados entre sí, llegaron a controlar grandes porciones de territorio en los inicios de la guerra civil. Al momento mantienen un bastión solo en el noroeste de Siria, en la provincia de Idlib, gracias en parte a la participación de Turquía, que además controla zonas desmilitarizadas en la frontera.
ISIS - El grupo surgido en Iraq también llegó a controlar una enorme porción de Siria en su momento de apogeo, con ayuda de combatientes yihadistas extranjeros. Sin embargo, ha perdido casi la totalidad de sus territorios, opera ahora como una célula terrorista, y uno de sus líderes fue abatido en territorio sirio por Estados Unidos en febrero.
¿Cuál ha sido el costo humano del conflicto?
De acuerdo con las últimas estimaciones de la ONU, al menos 306,887 personas han muerto en el conflicto.
Hay además 6,8 millones de desplazados internos y 5,2 millones de refugiados sirios en países cercanos —solo Turquía alberga al 62,3%—, según la ONU con datos hasta agosto de 2023.
“Nos corresponde a todos escuchar las voces de los supervivientes y las víctimas de Siria, y las historias de los que ahora han callado para siempre”, dijo en 2021 la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.
Con información del equipo de investigación de CNN, Jethro Mullen, Laura Koran, Matthew Chance, Tim Hume y Lindsay Isaac
Este artículo fue publicado en 2021 y ha sido actualizado