(CNN) – Es bien sabido que el ejercicio es bueno para la salud mental y la salud del corazón, y ahora un nuevo estudio sugiere que las tres cosas actúan conjuntamente.
Según el estudio, además de los beneficios físicos del ejercicio, también se asocia a una reducción de las señales de estrés en el cerebro, lo que conlleva una disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Los investigadores analizaron los datos de más de 50.000 adultos de unos 60 años del Biobanco Brigham del Mass General, según el estudio publicado este lunes en la revista Journal of the American College of Cardiology.
El estudio analizó una encuesta que se hizo a los participantes sobre su actividad física, imágenes de sus cerebros para rastrear la actividad relacionada con el estrés y registros digitales de eventos cardiovasculares.
“Los individuos que hacían más ejercicio presentaban una reducción gradual de las señales relacionadas con el estrés en el cerebro”, afirmó el autor principal del estudio, el Dr. Ahmed Tawakol, cardiólogo del Hospital General de Massachusetts y profesor asociado de medicina de la Facultad de Medicina de Harvard en Boston.
“Encontramos asociaciones agradables de que el ejercicio parecía, en parte, reducir los riesgos de enfermedad cardiaca al disminuir las señales relacionadas con el estrés”, añadió.
Todo el mundo debería prestar atención cada vez que salen estudios que muestran este tipo de mejoras derivadas de un cambio en el estilo de vida, dijo el Dr. Andrew Freeman, director de prevención cardiovascular y bienestar de National Jewish Health en Denver. Freeman no participó en este estudio.
“Son increíblemente rentables, la magnitud de las mejoras es asombrosa —a menudo mejores que muchos medicamentos— y deberíamos incluir estas herramientas en nuestro arsenal para poder utilizarlas”, afirmó.
Beneficio doble para las personas con depresión
Tawakol y su equipo también querían saber si las personas con más señales relacionadas con el estrés en el cerebro obtendrían un mayor beneficio del ejercicio, dijo.
“Sorprendentemente, encontramos además un aumento de más del doble en los beneficios del ejercicio entre los individuos que están deprimidos frente a los individuos que no tienen depresión o no tienen antecedentes de depresión”, dijo Tawakol.
La relación entre la cantidad de ejercicio y la disminución del nivel de riesgo cardiovascular también varió en función de si la persona tenía antecedentes de depresión, añadió.
Para las personas sin antecedentes de depresión, el beneficio del ejercicio en la reducción de las enfermedades cardiovasculares se estabilizó después de unos 300 minutos de actividad física moderada a la semana. Pero para las personas con depresión, los beneficios continuaron con más tiempo dedicado, dijo Tawakol.
Estos beneficios se suman a los psicológicos que los investigadores ya saben que proporciona el ejercicio, añadió.
“Sabemos que la depresión es un importante factor de riesgo de cardiopatías y también una de las afecciones más comunes relacionadas con el estrés”, señaló el Dr. Karmel Choi, coautor del estudio, psicólogo clínico y profesor adjunto de la Facultad de Medicina de Harvard y del Hospital General de Massachusetts.
“Aunque algunas personas sean más susceptibles al estrés y a sus consecuencias para la salud, aquí vemos que también pueden beneficiarse más del ejercicio y de sus efectos moduladores del estrés. Lo cual es alentador”, añade en un correo electrónico.
Así funciona el ejercicio ante el estrés y la depresión
Según Tawakol, el ejercicio redujo las señales de estrés y aumentó las señales corticales prefrontales.
“Ambos son cambios atractivos en el cerebro”, dijo.
La corteza prefrontal es la parte del cerebro responsable de la función ejecutiva, que son los procesos cognitivos que controlan el comportamiento, dijo Tawakol.
Y las señales de estrés en el cerebro están asociadas a cosas como la inflamación, una mayor actividad del sistema nervioso simpático, una presión arterial más alta y enfermedades que engrosan o endurecen las arterias, añadió.
En parte, el ejercicio parece reducir el riesgo de cardiopatías al disminuir las señales de estrés, según Tawakol.
Sin embargo, estos resultados son sólo asociaciones. Dado que los investigadores observaron a los participantes en lugar de realizar un ensayo aleatorio con un grupo de control, no pueden afirmar con seguridad que el ejercicio causara las reducciones ni cuáles son los mecanismos subyacentes, señaló.
¿Qué ejercicio puede marcar la diferencia?
No hace falta ser un atleta profesional para tener una buena rutina de ejercicios, y puede ser útil ir progresando, dijo Freeman.
“Resulta que los seres humanos fuimos diseñados para movernos y movernos mucho, y cuando lo hacemos —sobre todo cuando estamos al aire libre y entre árboles— hay datos que sugieren que todo esto tiene efectos muy significativos para aliviar el estrés”.
Freeman recomienda consultar primero con el médico e intentar realizar 30 minutos al día de actividad física continua, y no importa cuál sea esa actividad.
“Si no te gusta caminar, montar en bici, nadar o lo que sea, no lo hagas. Pero busca la forma de realizar una actividad física que realmente te guste”, afirma.
Asegúrate de que te resulte difícil, sea cual sea tu forma física, añade Freeman. Si puedes hablar con frases completas mientras haces ejercicio, puede que sea el momento de hacerlo más difícil, dijo.