Nota del editor: Frida Ghitis, exproductora y corresponsal de CNN, es columnista de asuntos mundiales. Es colaboradora semanal de opinión de CNN, columnista del diario The Washington Post y columnista de World Politics Review. Las opiniones expresadas en este comentario le pertenecen únicamente a su autora. Ver más opiniones en CNN.
(CNN) – Fue una noche en la que el mundo estuvo en vilo. Los gobernantes de Irán decidieron romper con la tapadera tras la que llevan décadas atacando indirectamente a Israel y a otros países, y en lugar de utilizar a uno de los grupos que respalda, dieron el paso ellos mismos, abiertamente, lanzando más de 300 proyectiles: misiles de crucero, misiles balísticos, y drones cargados de explosivos hacia Israel, el país que han prometido destruir en repetidas ocasiones.
El próximo capítulo de este conflicto aún se está escribiendo, pero el acontecimiento ya nos dejó importantes lecciones e interrogantes.
1. Si la defensa de Israel hubiera fallado, miles de israelíes podrían haber muerto y el mundo se encontraría hoy en una gran guerra regional.
Es imposible exagerar lo cataclísmico que podría haber sido el ataque del fin de semana por parte de la República Islámica. La imagen imborrable de los misiles iraníes interceptados sobre Jerusalén, explotando sobre la icónica Cúpula de la Roca, la mezquita al-Aqsa y el Monte del Templo (el sitio del templo bíblico de Jerusalén), así como otros monumentos que recuerdan la vida y la muerte de Jesús, sirvió de advertencia de la intensidad de lo que Irán podría haber desencadenado.
Milagrosamente, gracias a una proeza de tecnología militar reforzada por la coordinación con amigos y aliados, Israel pudo repeler el ataque masivo. El único herido registrado sobre el terreno fue una joven árabe israelí alcanzada por la metralla que cayó.
Cualquiera que afirme que Irán solo buscaba infligir una demostración de fuerza simbólica está ignorando los hechos. Irán podría haber matado a miles de civiles. De haber sido así, el mundo sería hoy muy diferente; probablemente se estaría produciendo una gran conflagración regional con repercusiones a nivel mundial.
Irán justificó su ataque como respuesta al ataque del 1 de abril contra un anexo de su embajada en Damasco, en el que murieron altos mandos de su Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC, por sus siglas en inglés). Israel negó que el edificio fuera una instalación diplomática y no ha reconocido haber llevado a cabo el ataque, pero funcionarios estadounidenses creen que sí lo hizo. Los comandantes de la Fuerza Quds han colaborado con Hezbollah, aliado de Irán, que ha estado bombardeando Israel desde el 7 de octubre, cuando Hamas lanzó un ataque desde Gaza. Miles de personas siguen desplazadas, ya que el ataque hizo inhabitables algunas zonas de Israel.
La hipócrita indignación de Teherán por lo que considera una violación de sus protecciones diplomáticas recuerda las numerosas ocasiones en las que los grupos que Teherán respalda han masacrado a civiles, haciendo volar embajadas estadounidenses e israelíes como hicieron en Beirut y Buenos Aires. (Irán niega estar implicado).
2. ¿Y si los misiles y drones de Irán hubieran transportado material nuclear?
De eso están hechas las pesadillas. Al ver los cielos de Israel, y antes de eso los de Jordania, Iraq e Irán, llenos de objetos voladores cargados de explosivos, era imposible ignorar que Irán está cerca de su tan ansiada capacidad para fabricar armas nucleares. (Irán niega estar en busca de armas nucleares). Irán podría construir un arma nuclear en poco tiempo, pero incluso antes de que la bomba esté lista, incluso antes de que la construya o se la compre, por ejemplo, a Corea del Norte, podría utilizar material nuclear dentro de un arma convencional. Derribarlo haría que el material radiactivo cayera al suelo, a territorio poblado.
Esta es una realidad ineludible que nos recuerda por qué un país que ha construido una red de milicias, que oprime a su propio pueblo e incluso lo persigue en el exilio, no es solo una amenaza para la libertad de los iraníes y la supervivencia y estabilidad de sus vecinos. Es un desafío para el mundo entero.
3. Lo inimaginable no es una teoría. Puede suceder. Y sucede
Israel e Irán han librado una guerra en las sombras durante décadas. La idea de que un día Irán lanzaría un ataque directo contra Israel podía parecer una posibilidad lejana: algo que estaba destinado a suceder, pero solo en alguna fecha futura esquiva, bebulosa.
Lo mismo ocurría con Hamas, grupo terrorista que tomó el control de Gaza. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, pensaba que podía apaciguar a Hamas y preservar la tranquilidad en Gaza y la seguridad de los israelíes que vivían en el sur. A otros les preocupaba que un día Hamas atacara con toda su fuerza. A muchos les preocupa que Irán ataque algún día con toda su fuerza. El 7 de octubre y el 14 de abril nos recuerdan que lo inimaginable, lo apenas imaginable, puede suceder y, de hecho, sucede.
4. La guerra en Gaza va más allá de Gaza, es sobre más que un Estado palestino.
En medio de la calamidad que se ha abatido sobre la población a ambos lados de la frontera entre Israel y Gaza y a la luz del inmenso sufrimiento humano: más de 1.200 israelíes muertos, rehenes tomados por Hamas y aún retenidos en Gaza y decenas de miles de muertos en Gaza, entre ellos mujeres y niños, es fácil pasar por alto las fuerzas más amplias que están en juego en la guerra entre Israel y Hamas.
El Medio Oriente está inmerso en un conflicto regional, una gran batalla geopolítica en la que Irán es el actor principal. Irán ha hecho posible que Hamas aumente su arsenal. Irán prácticamente creó a Hezbollah, ahora la fuerza dominante en Líbano. Irán ejerce una influencia enorme en Yemen, Líbano, Siria e Iraq. Y no solo considera rival y enemigo a Israel, sino también a muchos de sus vecinos árabes.
5. Israel no está aislado; Irán sí
Irán tiene sus satélites y sus milicias aisladas, y se ha convertido en proveedor de armas de Rusia en su guerra contra Ucrania. Pero la noche en que Irán atacó a Israel reveló su propio aislamiento. Los israelíes están disfrutando del raro y tranquilizador descubrimiento de que gran parte del mundo los apoya, al menos en este momento.
Cuando los misiles apuntaron a Israel, se movilizó una gran coalición. El apoyo verbal se extendió por todo el mundo. Desde Argentina hasta Japón, los líderes mundiales condenaron a Irán. Una reunión virtual de emergencia del G7 expresó “plena solidaridad y apoyo a Israel y su pueblo”, condenando a Irán “en los términos más enérgicos”. El secretario general de la ONU, António Guterres, “condenó enérgicamente” las acciones de Irán.
Y lo que es más importante, Israel recibió apoyo militar y táctico. Aunque Israel derribó la inmensa mayoría de los proyectiles, Estados Unidos, Francia y Reino Unido ayudaron a derribar algunos de los cientos de drones que se dirigían a Israel. Y lo que es más significativo, Jordania reconoció que también ella, al ver violado su espacio aéreo, interceptó drones iraníes.
Hay múltiples informes que indican que otros países árabes también participaron. El diario The Wall Street Journal informó de que varios países acordaron pasar información de inteligencia y de seguimiento de radares y, “en algunos casos, suministraron sus propias fuerzas para ayudar”. Arabia Saudita, rival de Irán desde hace mucho tiempo, y Emiratos Árabes Unidos accedieron a suministrar información de inteligencia, según el informe.
Además, Estados Unidos pudo trabajar desde sus bases en Qatar y el norte de Iraq para contrarrestar el ataque de Irán.
La cuestión ahora es cómo responde Israel. Benny Gantz, miembro del gabinete de guerra formado tras el ataque de Hamas, dijo que Israel “exigirá un precio a Irán de la manera y en el momento que nos convenga”.
Biden quiere que Israel “asuma la victoria” y siga adelante. Los miembros más ultraderechistas de la coalición de Netanyahu, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, y el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, que no forman parte del gabinete de guerra, quieren medidas más drásticas. En Estados Unidos, el exasesor de Seguridad Nacional John Bolton declaró a CNN que ésta es una oportunidad para que Israel “destruya el programa de armas nucleares de Irán, que es la amenaza existencial a la que se enfrenta Israel”.
Sin embargo, esta es otra oportunidad para Israel, una oportunidad para reconstruir algunos de los lazos que se han desgastado durante la devastadora guerra con Hamas.
El ataque iraní reveló que Israel sí tiene amigos, incluidos algunos en lugares muy importantes: en todo el Medio Oriente. La República Islámica acaba de recordar a todo el Medio Oriente, al mundo entero, que puede romper las expectativas y lanzar un ataque temerario y potencialmente catastrófico.
Israel debería aprovechar el momento para fortalecer sus vínculos con los vecinos árabes que desprecian y desconfían de Irán. Ello podría contribuir en gran medida a proteger a toda la región frente a Irán, pero también a labrar un camino que incluya una Gaza estable, que no esté en manos de uno de los grupos radicales respaldados por Irán, abriendo la posibilidad a una mayor estabilidad y, solo tal vez, a una paz duradera.