Taylor Swift en el escenario durante la primera noche de Taylor Swift, The Eras Tour en GEHA Field en el Arrowhead Stadium el 7 de julio de 2023 en Kansas City, Missouri.

(CNN) – Taylor Swift y Beyoncé obtuvieron grandes ingresos por sus conciertos en 2023. Este año, Swift continúa con su gira y otras estrellas del pop como Olivia Rodrigo y Bad Bunny se subirán al escenario. Se espera que los estadounidenses sigan gastando en música en vivo, aunque puede que a un ritmo más lento que el año pasado.

Los estadounidenses derrocharon en conciertos durante 2023, agotando las entradas en los principales estadios y aumentando los ingresos de los hoteles. Fue notable, dado que la inflación fue elevada y las tasas de interés estaban en su nivel más alto en dos décadas.

A pesar de la evidencia de una ligera desaceleración este año (la venta de entradas para el festival anual Coachella fueron más lentas, al igual que ocurrió con otros festivales que experimentaron una desaceleración similar, según Billboard), es probable que no haya un retroceso brusco en el corto plazo.

Se estima que la economía estadounidense en general se mantendrá sólida a lo largo de 2024, y los funcionarios de la Reserva Federal esperan que continúe expandiéndose y que el desempleo se mantenga bajo (aunque ligeramente más alto), según sus últimas proyecciones económicas.

Eso significa que los fanáticos tendrán ingresos disponibles para conseguir entradas para los conciertos, en la medida que los empleadores sigan creando empleos y los trabajadores sigan obteniendo un aumento salarial decente, según los economistas.

También ha habido una tendencia a largo plazo de que las personas centren más sus gastos en experiencias, especialmente después de que la pandemia de Covid-19 mantuviera a los fanáticos encerrados durante más de un año. La demanda de conciertos sigue siendo sólida y los expertos dicen que los músicos están aprovechando eso.

“Con el mercado laboral y la economía fortalecidos, los consumidores podrían seguir gastando en estos tours y, ciertamente, todavía hay demanda”, dijo Liz Anderson, estratega de contenido del sitio de empleo Appcast, en un comunicado a CNN. “Y los artistas más importantes de la actualidad son empresarios exitosos respaldados por enormes equipos de asesores. No son estúpidos: miran los números y saben cuándo aprovechar la gran demanda”, afirmó.

¿No necesitan los fans recuperarse económicamente primero?

Las entradas para ver a Taylor Swift y Beyoncé el año pasado no fueron baratas. Eso significa que muchos fanáticos probablemente arruinaron sus finanzas de 2023 para ver a una o a ambas de esas dos artistas, además de otras gira del año pasado, como Bruce Springsteen y Coldplay.

Es lógico que esas personas probablemente necesiten ahora quedarse al margen y ahorrar algo de dinero, o saldar sus tarjetas antes de asistir a otro concierto costoso. Sin mencionar que la inflación ha seguido afectando el presupuesto de la gente en los últimos años.

Beyoncé lanzó “Cowboy Carter” el 29 de marzo, su octavo álbum de estudio con 27 temas de música country. Como era de esperar, las canciones del álbum ya han tenido un éxito masivo, rompiendo récords de reproducciones y ocupando un lugar destacado en la lista Billboard Hot 100.

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El ícono del pop no ha anunciado una gira para promocionar el álbum, pero algunos fanáticos ya han comenzado a especular en X, diciendo que debería esperar hasta el próximo año. Según una encuesta de la Reserva Federal, los consumidores están más sensibles a los precios en los últimos meses.

Swift lanzó su undécimo álbum de estudio, “The Tortured Poets Department”, el viernes, y superó el récord de reproducciones de Beyoncé en solo unas horas, convirtiéndose en el álbum más reproducido de Spotify en un solo día de 2024. Las últimas canciones de Swift fueron lanzadas en un álbum doble, que tiene 15 temas adicionales.

Pero la economía todavía avanza y aquellos fanáticos que tal vez no hayan tenido suficiente dinero el año pasado para asistir a uno de los espectáculos de la gira Renaissance de Beyoncé, ahora podrían permitirse entradas para ver a su superestrella favorita en vivo.

El gasto de los consumidores está impulsado por el mercado laboral, y los estadounidenses no dejarán de gastar en conciertos a menos que sea absolutamente necesario porque fueron despedidos, o los empleadores estén frenando las contrataciones, dicen los economistas. Ninguna de las dos cosas ha sucedido todavía y no hay recesión a la vista.

Gasto experiencial del consumidor

Estados Unidos es uno de los países más ricos del mundo, medido por el producto interno bruto per cápita, según las últimas proyecciones del Fondo Monetario Internacional. Es una tendencia que lleva décadas gestándose y que mejora los niveles de vida del país, lo cual es una razón clave por la que los estadounidenses tienen suficientes ingresos para gastar en experiencias.

“Si nos fijamos en los últimos 60 años, ese crecimiento de la riqueza es realmente lo que ha contribuido a que la clase media llegue a un punto en el que se utilizan muchos más ingresos disponibles para experiencias”, dijo Pawan Joshi, vicepresidente senior de productos y estrategia de la empresa de software empresarial E2open.

“Vamos a crecer a un ritmo más modesto, pero yo diría que la resiliencia y el deseo de continuar haciendo lo que hacemos siempre nos impulsarán a asistir a estos eventos y crear más formas de entretenernos”, agregó.

Los cierres durante la pandemia y los estadounidenses que podrían haber renunciado a ahorrar para un costoso pago inicial para comprar una casa, en medio de un mercado inmobiliario persistentemente inasequible, también podrían estar contribuyendo a que el gasto en consumo de experiencias gane fuerza.

“La pandemia resultó en un cambio permanente en las preferencias, particularmente entre las generaciones más jóvenes. La gente solía tener una lista de cosas que quería hacer al jubilarse, pero ahora se preguntan ‘¿por qué esperar hasta la jubilación?’”, dijo a CNN Jeanelle Johnson, socia y co-líder del sector de viajes, transporte y hotelería de PricewaterhouseCoopers.