Vista aérea de manifestantes marchando contra el gobierno del presidente colombiano Gustavo Petro por las reformas de salud y pensiones en Medellín, Colombia, tomada el 21 de abril de 2024.
Miles de personas en Colombia protestaron contra el presidente Gustavo Petro
02:06 - Fuente: CNN

(CNN Español) – En 2018, cuando el hoy presidente Gustavo Petro era candidato presidencial, talló en mármol una lista de promesas con la que buscaba acallar los señalamientos de sus opositores de que un eventual gobierno suyo podría hacer ir a Colombia por el camino de la Venezuela del chavismo, por lo que se comprometió, entre otros, a no convocar una Asamblea Nacional Constituyente.

Seis años después, como presidente, un Petro que ha manifestado estar frustrado con el avance lento de sus promesas de campaña y con el camino lleno de obstáculos legislativos hacia el cambio que propuso, el mandatario soltó una propuesta —que ha mencionado varias veces en los últimos meses— que fue recibida con incertidumbre por una gran parte del país: llamó a que se convoque una Asamblea Nacional Constituyente.

“Colombia tiene que ir a una Asamblea Nacional Constituyente, Colombia no se tiene que arrodillar”, dijo Petro en un discurso en Cali a mediados de marzo.

¿Cuáles son los mecanismos legales para convocarla? ¿Tiene futuro esta propuesta?

Analistas consultados por CNN coinciden en que la frustración del presidente con el Congreso por no aprobar algunas de sus reformas más importantes —como la de la salud, que se hundió recientemente— lo impulsó a proponer la constituyente. Según los expertos esta es una propuesta que nació muerta, que no tiene futuro.

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El objetivo de una Constituyente

La primera razón es que una Constituyente se convoca para modificar la Constitución. Pero he aquí la contrariedad: el presidente dice que con la Constituyente no quiere cambiar la Constitución, sino implementarla y hacerla cumplir. Dijo que tampoco quiere perpetuarse en el poder (esta semana aseguró que no estará más allá del fin de su mandato, en agosto de 2026). Petro dice buscar cumplimiento y no modificación; es decir: el objetivo primario de una Asamblea Constituyente no se cumpliría.

“Cuando uno mira el propósito en términos técnico jurídicos pues no le ve y no le encuentra sentido”, dijo a CNN Rodrigo Uprinmy, profesor de la Universidad Nacional e investigador de DeJusticia, un centro de estudios jurídicos y sociales con sede en Bogotá. “Si no ha logrado a veces que le aprueben leyes con mayoría simple, ¿por qué va a lograr una mayoría absoluta en materia constituyente en un tema tan sensible”?.

En eso está de acuerdo Sergio Guzmán, director de Colombia Risk Analysis, un centro de consultoría política con sede en Bogotá. Dice que es una contrariedad que Petro quiera convocar una reforma constitucional para no modificar la constitución, y señala que para hacer cumplir la ley existen otros mecanismos legales.

“Una Constitución nueva no va a mejorar la capacidad del Estado de responder a esos problemas. Una Constitución nueva no va a fortalecer las entidades territoriales, las alcaldías y las gobernaciones para poder solucionar esos problemas”, dijo Guzmán, que reconoce que si bien la constitución actual no está nada mal, “falta mucho para mejorar su implementación, pero existen los canales adecuados para tramitarlo”.

“El presidente está proponiendo es mucho más un capricho propio que un plan real y estructurado para acabar con los problemas estructurales que aquejan al país”, añadió.

Petro ha listado ocho puntos para su convocatoria como que se cumpla con el acuerdo de paz con las desmovilizadas FARC en especial lo que tiene que ver con la reforma agraria, mejorar el acceso a la salud, acceso al agua y renta básica, recuperar los objetivos de la constitución de 1991, luchar contra el cambio climático mantener la independencia del Banco de la República para garantizar la política monetaria, entre otros.

Vista aérea de manifestantes marchando contra el gobierno del presidente colombiano Gustavo Petro por las reformas de salud y pensiones en Medellín, Colombia, tomada el 21 de abril de 2024.

El procedimiento

El otro inconveniente y quizá el más importante es que una Asamblea Nacional Constituyente tiene procedimientos e instituciones por las cuales pasar y no radica solo en la voluntad de los colombianos o del presidente para modificar la Constitución.

“Es un procedimiento muy largo y muy exigente”, dijo Uprinmy a CNN.

La propuesta primero debe pasar por el Congreso, donde Petro tiene una colación desarticulada por cuenta de la polémica reforma a la salud. Después, el procedimiento debería ir a revisión de la Corte Constitucional, algo que duraría meses, para luego ir a una votación muy exigente en términos de números para aprobar o rechazarla: el 30% del censo electoral debe votar sí.

“Son como 13 millones. Es más de lo que Petro tuvo en segunda vuelta presidencial”, agregó Uprinmy. (Petro ganó la elección con poco más de 11 millones de votos en 2022).

Después viene la elección de los constituyentes, la deliberación de las reformas, la aprobación de nuevo por parte de los ciudadanos. “Ahí se le acabó el periodo”, dice Uprinmy. “Si es por los procedimientos formales ni los tiempos ni las mayorías le dan”.

Sobre los tiempos de la constituyente, Petro ha dicho que finalizar antes o después de 2026, cuando acaba su periodo presidencial: “No está amarrado al 2026, puede ser determinante para el 26. Eso yo no lo puedo predecir”.

¿Tiene apoyo masivo?

“Yo no entendí el anuncio (del presidente) como un llamado a una Asamblea Nacional Constituyente. Yo lo interpreto más como un nuevo llamado del pueblo a la calle”, dijo a CNN Laura Bonilla, subdirectora de la Fundación Paz y Reconciliación (PARES), un centro de estudios políticos con sede en Bogotá. Bonilla reiteró que el presidente de Colombia no tiene las facultades, pero si aún así decide hacer un llamado popular para “saltarse el trámite”, no está segura de que pueda lograrlo.

“Si uno dijera: puede que no tenga las facultades legales, pero va a hacer un gran uso de su impresionante apoyo popular para sacar un decreto eventualmente y convocar a una Constituyente, pues ese gran apoyo popular masivo en las calles no existe”, agregó Bonilla.

Si bien Petro ganó la Presidencia con un apoyo base significativo más la unión de un sector del Centro, tras dos años de gobierno sus niveles de desfavorabilidad en encuestas recientes han alcanzado hasta un 60%, según una encuesta del 9 de abril de Invamer. Cuando Petro llegó a la presidencia en agosto de 2022 tenía una aprobación del 56%. Hoy esa cifra está en un 34%. En otra encuesta, de Guarumo y Ecoanalítica de abril de 2024, el 62,2% de los encuestados dijo estar en desacuerdo con la propuesta de una constituyente, el 20,7% dijo estar de acuerdo y el 17% NS/NR.

Ese “llamado al pueblo” lo hizo Petro en una entrevista con Noticias RCN a mediados de abril. Dijo que “el poder constituyente no se convoca” sino que es “el pueblo el que se convoca él mismo para decidir sobre aspectos fundamentales del país: ese es el poder Constituyente”.

Y si habla de convocar al pueblo, este domingo ese “poder constituyente” del que hace alarde Petro le envió un mensaje al mandatario: miles de personas se movilizaron por todo el país en contra de su gobierno. Petro reconoció que las marchas fueron fuertes en Medellín, Bogotá y Bucaramanga, pero dijo que en otras 18 ciudades fue “débil”. Para Petro las marchas buscan derrocarlo y, dice, está en marcha un “golpe blando” para no dejarlo gobernar.

“Quien está catalizando mejor el descontento popular, pero sobre todo la incertidumbre, es la derecha y eso es clarísimo”, dijo Bonilla. “De ahí el (opositor partido) Centro Democrático sale con una fortaleza en la calle que jamás en la vida había tenido y hoy la tiene”.

Como Bonilla, Guzmán también coincide en que el apoyo popular no le jugaría a favor al presidente: “Me atrevería a decir que hoy en día si hacen una Constituyente, el Gobierno la pierde y no por poquito”.

Un seguidor del presidente colombiano Gustavo Petro sostiene un cartel durante una manifestación en su apoyo, en Bogotá, el 27 de septiembre de 2023. Más de 20.000 personas se manifestaron el miércoles en Bogotá, la capital colombiana, en apoyo a las políticas del presidente izquierdista Gustavo Petro y su gobierno, según fuentes oficiales.

Pero el presidente dice que “el poder constituyente ya arrancó” y le apuesta a que se establezcan asambleas populares en municipios o pueblos del país (les llama el “poder constituyente”), que ellos deliberen sobre sus necesidades y un vocero exprese ante el gobierno las “necesidades fundamentales del territorio” para que el gobierno tome nota y cumpla lo que reclama.

Es decir, la apuesta de Petro no es por números o por votos, sino que apela a que las comunidades se organicen y que los ciudadanos se movilicen para exigir al gobierno sus necesidades.

“Si este gobierno empieza a hacerle caso a las asambleas populares regionales, esto ya no es una asamblea popular si no esto ya es una Asamblea Constituyente”, aseguró Petro.

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Las formas

Con un discurso sin un planteamiento claro sobre lo que quiere hacer con esa constituyente, Petro pidió mirar menos “la forma” de la convocatoria y más su contenido. “¿Cuál es el contenido? La decisión de un pueblo”, dijo Petro en RCN.

Pero las formas sí importan.

“Si el Gobierno quiere una constituyente en sus propios términos, pues nace muerta porque no es acorde a las normas que están en la Constitución”, dijo Guzmán, de Colombia Risk Análisis.

“El Gobierno está inconforme y muy frustrado porque considera que haber ganado las elecciones quiere decir que todas sus reformas tienen que pasar en la versión que ellos consideran”, asegura Guzmán.

“Ganar las elecciones no es una carta blanca para gobernar. Ganar las elecciones es un permiso para proponer, que es una cosa muy distinta”, añade.

Y al Gobierno tampoco le ha ido del todo mal en el Congreso: le fue aprobada una reforma tributaria al inicio de su mandato, la reforma a las pensiones está avanzando, la reforma estatuaria a la educación fue aprobada en segundo debate.

Sin embargo, Bonilla dice que el tono y el estilo del presidente cuando habla y tuitea generan incertidumbre entre sus detractores, y al final se termina creando un ambiente político más volátil “no tan apegado a la realidad”.

Petro seguirá movilizando a sus seguidores para terminar los dos años que le quedan de gobierno con algunas de sus reformas más ambiciosas aprobadas, presionando al Congreso, reviviendo las reformas que le hundan, y según Bonilla, posicionará la narrativa de que él quiso hacer cambios pero “la élite, la clase dominante, la oligarquía no lo permitió”.

“Eso, digamos, es el lugar seguro del presidente”, puntualizó.