(CNN) – A principios de 2020, mientras la ciencia buscaba respuestas a un misterioso brote vírico en el centro de China, un destacado virólogo chino dio un paso al frente para compartir con el mundo datos fundamentales.
La revelación por Zhang Yongzhen del genoma del virus que causa el covid-19 fue un paso crucial en la carrera por combatir la pandemia, ayudando a los investigadores de todo el mundo a identificar el patógeno y crear vacunas para contrarrestarlo.
La comunidad científica alabó su integridad, pero en los años transcurridos desde entonces, las personas que conocen a Zhang afirman que se ha enfrentado a una serie de obstáculos sin precedentes en su carrera en China; con otra barrera más colocada frente a su investigación durante la semana pasada.
Este domingo y lunes, Zhang, de 59 años, durmió toda la noche en protesta frente a su laboratorio en el Centro Clínico de Salud Pública de Shanghái después de que los administradores cerraran bruscamente las instalaciones por reformas, según relatos publicados en su página de Weibo en las redes sociales.
Un mensaje publicado en su página a primera hora de este miércoles decía que se había llegado a un “acuerdo provisional” para que el equipo de Zhang reanudara su trabajo científico en el laboratorio, parte del cual está relacionado con el rastreo de los orígenes del covid-19.
Según un colega que ha estado en contacto con el científico chino en los últimos años, este calvario no es más que el último obstáculo a las investigaciones de Zhang desde 2020.
Un relato de los estudiantes de investigación de Zhang publicado en línea también expuso una letanía de desafíos a los que se enfrentó el científico desde la transferencia formal de su empleo oficial al centro de Shanghái en 2020, cuando también terminó su mandato de 19 años en el Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Su relato, publicado en la página Weibo de Zhang y visto por CNN, ha sido borrado desde entonces. En ella se alega que el centro de Shanghái, afiliado a la Universidad Fudan de la ciudad, no reconoció formalmente el empleo de Zhang, dejándole sin seguridad social ni prestaciones médicas, y que rescindió prematuramente un acuerdo de cooperación de cinco años con el científico.
“Que un científico de primera línea en su campo, una persona que ha hecho contribuciones al país y a la humanidad, haya llegado a este punto es realmente triste y escalofriante”, decía el mensaje.
En un comunicado emitido este lunes, el Centro Clínico de Salud Pública de Shanghái informó que había cerrado algunos laboratorios para renovarlos por motivos de seguridad y afirmó que había proporcionado oficinas y espacios de laboratorio adicionales para Zhang y su equipo.
El “instituto siempre respeta… y apoya a los investigadores científicos y a los estudiantes en la realización de su trabajo normal de investigación”, decía el comunicado.
Imágenes publicadas en las redes sociales esta semana parecían mostrar a Zhang envuelto en mantas y durmiendo en la puerta del edificio del laboratorio mientras los guardias de seguridad se cernían sobre él.
Contactado brevemente por teléfono este lunes, Zhang le dijo a CNN que la explicación del centro de que el laboratorio necesitaba una renovación y que se había notificado ampliamente el traslado era “una tontería”.
Más de una decena de investigaciones de estudiantes se habían visto afectadas por el cierre del laboratorio, dijo, añadiendo que era “inconveniente” decir más en ese momento.
En su post de este miércoles, Zhang dijo que su equipo “discutiría (con el centro) el futuro plan de reubicación del laboratorio, la garantía de la vida normal y el trabajo de investigación científica para los estudiantes durante el período de transición”, y trabajaría para resolver cuestiones relacionadas con sus propios acuerdos con el centro. CNN no pudo confirmar de forma independiente su mensaje.
Los estudiantes de Zhang afirmaron que los dos días que les había concedido el centro para trasladar su trabajo científico eran insuficientes. Su laboratorio había sido renovado en 2020 y un segundo laboratorio no se había utilizado desde la pandemia, añadieron.
Ni Zhang ni la publicación en línea que detalla las circunstancias que condujeron a su protesta relacionaron el cierre del laboratorio con el hecho de que él compartiera la secuencia del genoma del coronavirus en 2020.
Las múltiples llamadas de CNN al departamento de relaciones públicas del Centro Clínico de Salud Pública de Shanghái no obtuvieron respuesta este martes.
Una “máquina rota”
Zhang se convirtió en el primer científico en compartir la secuencia genómica de covid-19 el 11 de enero de 2020, mientras la Organización Mundial de la Salud esperaba a que China proporcionara los datos tras su anuncio casi dos semanas antes de un brote viral en la ciudad central de Wuhan.
Fue aclamado internacionalmente por su trabajo y nombrado por Nature como una de las 10 personas que ayudaron a dar forma a la ciencia en 2020.
En una entrevista concedida a la revista ese mismo año, Zhang reflexionó sobre su reconocimiento mundial.
“Dicen que el 11 de enero fue un punto de inflexión para entender que esto va en serio. Fue un punto de inflexión para China. Fue un punto de inflexión para el mundo’”, dijo.
Sin embargo, en China, Zhang tuvo que hacer frente a los problemas que surgieron a raíz de ese momento, según su antiguo colaborador Edward Holmes, profesor de la Universidad de Sydney que publicó el genoma con el permiso de Zhang en un sitio web internacional de intercambio de datos.
Tras la publicación de los datos, se impusieron limitaciones al laboratorio de Zhang, lo que le impidió aislar el virus covid, según Holmes.
No está claro si esta medida fue independiente de una orden de “rectificación” del Gobierno chino recibida por el equipo de Zhang que, según los informes de la época, causó el cierre temporal del laboratorio un día después de la publicación de la secuencia. Zhang declaró a Nature en 2020 que la orden se limitaba a exigir a su laboratorio que actualizara sus protocolos de bioseguridad tras el traslado de equipos durante las obras de construcción.
Zhang, científico del CDC de China desde 2001, también fue obligado a abandonar la agencia en septiembre de 2020, según una persona familiarizada con la situación.
CNN se puso en contacto con la Comisión Nacional de Salud de China, que supervisa los CDC, para obtener sus comentarios.
Estos cambios para Zhang se produjeron en un momento en el que China, ya conocida por su control vertical del sector académico, reforzó la supervisión de la información científica relacionada con el virus. Esto incluyó la imposición de restricciones para abril de 2020 a la publicación de investigaciones académicas sobre los orígenes del nuevo coronavirus.
Beijing ha defendido en repetidas ocasiones su transparencia científica y el intercambio de datos relacionados con el brote.
“La idea de que (Zhang) haría algo antichino es ridícula dado su orgullo (nacional). Pero está claro que el Gobierno quería que se transmitiera un cierto mensaje, que se difundiera una cierta narrativa sobre el brote en Wuhan (…), al publicar la secuencia del virus rompió esa instrucción, y todo se deriva de eso”, dijo Holmes a CNN el lunes.
“En los viejos tiempos, antes de covid… era como una máquina y ahora la máquina está rota. Ha sido lentamente aplastado por esto”.
Sin remordimientos
En los meses posteriores a que compartiera la secuencia covid-19, el empleo de Zhang fue transferido al Centro de Salud Pública de Shanghái, donde había mantenido un acuerdo de cooperación de cinco años y una cátedra a tiempo parcial desde 2018. No está claro si este traslado ya estaba en marcha antes de enero de 2020.
Desde entonces, ha seguido publicando en revistas como Cell y Nature Microbiology sobre la presencia de virus en animales y en la naturaleza en China y ha recibido al menos dos premios internacionales.
La más reciente de sus publicaciones internacionales, en marzo, analizaba las variantes de coronavirus en Shanghái en los primeros meses del brote de covid-19, y el equipo de Zhang sigue trabajando en investigaciones relacionadas con el virus y su aparición.
La investigación en curso incluye un proyecto de la Fundación Nacional de Ciencias Naturales de China en el laboratorio, decía la publicación.
En un post de Weibo publicado el 11 de enero para conmemorar el cuarto aniversario de su revelación sobre el covid, Zhang pareció aludir a los retos a los que se ha enfrentado en los años transcurridos desde entonces.
“Esta mañana hace cuatro años, en nombre del equipo de investigación, insistimos en anteponer la vida y tomamos la decisión correcta”, escribió Zhang.
“A pesar de pasar por continuos altibajos, de experimentar el calor y el frío de las emociones humanas y la dureza del mundo, no nos arrepentimos”.
Pero los últimos años han hecho mella en Zhang, según Holmes.
“No es el mismo en términos de productividad, es completamente diferente, no es en absoluto la misma persona. Ha sido extraordinario verlo y extraordinario que haya llegado a esto”, dijo.
Holmes, que tuvo un contacto limitado por correo electrónico con Zhang durante su protesta de esta semana, dijo que el virólogo chino le había dicho que recientemente había fracasado en su intento de presentar una demanda contra el centro de Shanghái por la gestión de su contrato.
“(Todo esto) ha durado mucho tiempo… pero no me había dado cuenta de lo mal que había ido”, dijo Holmes.