(CNN Español) – Carles Puigdemont es una figura polémica y divisiva en la política de España. De la línea más independentista catalana, buscó desde el exterior llegar otra vez a la presidencia de la Generalitat de Cataluña a pesar de tener un proceso en contra por sus acciones separatistas.
El regreso de Puigdemont a la arena política catalana ocurrió después de seis años y medio fuera de España tras un fallido proceso independentista en 2017 por el que enfrenta cargos de desobediencia y malversación. La justicia catalogó de ilegal aquel proceso y él ha dicho que es víctima de persecución política y judicial.
Si bien se marchó a Bruselas antes de que la Justicia lo citara para declarar como investigado por haber promovido el proceso de secesión de la comunidad autónoma, no se ha desaparecido del todo de la política, pues desde su exilio fue elegido diputado al Parlamento Europeo, y ha vivido en Bruselas y Alemania con un rol muy activo en la política nacional española. Meses atrás, desde que lanzó su candidatura, se trasladó a la región de Vallespir, en el sur de Francia, según medios locales, y promovió su candidatura a distancia, a pocos kilómetros de la frontera con España. Su objetivo era regresar al país después de los comicios del 12 de mayo –en las que finalmente ganó el Partido Socialista de Cataluña con Salvador Illa a la cabeza–, los cuales fueron adelantados por el entonces presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, tras no lograr el apoyo para aprobar los presupuestos de este año, entre otros motivos.
Este jueves eso finalmente ocurrió: Puigdemont se presentó en el acto de “recibimiento institucional” organizado por su fuerza política Junts per Catalunya, en los alrededores de Arc de Triomf, en Barcelona, España. Su paradero actual es desconocido.
Y es que el retorno no lo tiene fácil: las heridas del proceso separatista podrían jugarle en contra.
“Él ha sido una figura que ha proyectado mucho el movimiento independentista en Cataluña, lo cual no quiere decir tampoco que sea una figura que genere consenso en Cataluña en general, ni mucho menos”, dijo a CNN Marc Guinjoan, profesor de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Barcelona.
“El sector no independentista lo tienen bastante demonizado y dentro del propio independentismo es una figura que tampoco genera amplio consenso”, agrega Guinjoan. “La estrategia y la vehemencia de Carles Puigdemont no necesariamente satisfacen a los votantes o la gente que está alrededor de Esquerra Republicana”, dice. Esquerra Republicana es un partido independentista de izquierda contrario a Junts, el de Puigdemont, que también es proindependencia, pero de centroderecha.
La molestia del sector independentista con Puigdemont es debido a que, mientras la mayoría de los políticos responsables de los hechos de 2017 se presentaron ante la justicia, fueron a prisión y luego fueron indultados, Puigdemont salió del país y no ha regresado. También hay resentimiento debido a que tras las últimas elecciones Junts cogobernó con el partido independentista de izquierda Esquerra Republicana (ERC), pero Junts salió del gobierno y dejó en minoría a ERC, lo que llevó al adelanto de las elecciones.
El impulso independentista y la carrera de Puigdemont
Puigdemont llegó al poder gracias a gran parte del Parlamento catalán de manos de independentistas que en el año 2016 votó por él con mayoría absoluta tras la salida pactada de su antecesor, Arthur Mas. Es decir, no fue elegido directamente presidente en elecciones locales, por lo que en las elecciones del 12 de mayo se jugará una importante carta política.
Nació el 29 de diciembre de 1962 en Amer, un municipio de la provincia de Girona, a unos 100 kilómetros al noreste de Barcelona. Estudió filología catalana en la capital de esa provincia y ha sido periodista de medios locales en Cataluña.
“Carlos Puigdemont lleva el independentismo en el interior suyo. No es algo que está improvisando. Es algo que lo conoce perfectamente y forma parte de su carácter y de su manera de ser”, dijo anteriormente a CNN Jami Matamala, un amigo suyo.
A la política entró en 2006 cuando fue nombrado regidor del Ayuntamiento de Girona, cargo en el que estuvo por diez años. En simultánea, desde 2011 hasta 2016 fue alcalde de la ciudad de Girona y entre 2015 y 2016 fue presidente de la Asociación de Municipios de Cataluña por la Independencia.
“Nos queremos reentender con España. No desentender”, dijo Puigdemont a CNN en una entrevista en 2017 sobre la independencia que impulsaba.
“Queremos reconectar mejor con España porque la conexión actual no funciona. Las relaciones entre Cataluña y España no están bien, no han mejorado en los últimos años, han empeorado”, agregó el líder independentista en ese momento.
La larga disputa sobre el estatus de Cataluña en España se remonta en su más reciente etapa a los brutales años de la dictadura de Francisco Franco, cuyo régimen reprimió la temprana autonomía catalana limitada. No fue sino hasta cuatro años después de la muerte de Franco, en 1979, que la región ganó completa autonomía.
Cataluña es una de las comunidades históricas reconocidas en la Constitución española de 1978, cuenta con su propia historia, cultura y lengua, y desde la llegada del Estado de las autonomías con la vuelta de la democracia tiene un amplio nivel de autogobierno, pero los nacionalistas catalanes aspiran a tener mayor independencia fiscal, entre otros reclamos. Para Puigdemont la “confianza” de los catalanes en el Estado saliente de la transición democrática fue un error.
“Tristemente, ahí es donde quizá nos equivocábamos los catalanes cuando hicimos este voto de confianza en las condiciones de la nueva democracia española: pensábamos que este Estado que salía de la era de la dictadura de Franco sería la oportunidad para que se reconociera esta identidad catalana dentro del Estado español. Ahí hemos fracasado. Los dos, también nosotros”, dijo a CNN en 2017.
En esta nueva candidatura, los pilares de su campaña son en primer lugar “preservar el mandato del 1 de octubre de 2017”, en referencia al resultado del referéndum de independencia declarado ilegal por la justicia y donde el 42% del censo participó, arrojando como resultado que el 90% votó a favor de la autodeterminación de la Comunidad Autónoma. También habla de internacionalizar y aumentar las relaciones diplomáticas de Cataluña con otras naciones para “ganar apoyo para la causa catalana” y defender la lengua y cultura catalanas, entre otros.
Sus casos ante la justicia española
Además de los delitos de desobediencia y malversación por la organización del referendo de independencia, el Tribunal Supremo de España lo declaró en rebeldía por evitar su enjuiciamiento al viajar a Bélgica pocas semanas después de los hechos por los que se le procesa.
A eso se le añade una nueva causa liderada por el mismo órgano, que anunció el 29 de febrero que investigaría al expresidente de la Generalitat de Cataluña por la presunta comisión de un terrorismo dentro del caso “Tsunami Democrátic”. Este caso se centra en investigar las diferentes protestas y manifestaciones llevadas a término por un grupo organizado que se denominaba de esa manera, y que tuvieron lugar en octubre de 2019 en puntos como el Aeropuerto de El Prat, en Barcelona, cuando se publicó la sentencia del caso “El Procés”, en el que se condenó a nueves líderes independentistas a penas de entre 9 y 13 años de prisión por su implicación en la organización del referendo de independencia del 1 de octubre de 2017.
El Tribunal Supremo entiende que Puigdemont, pese a encontrarse “fugado de la justicia”, estuvo “informado de la constitución del grupo organizado para la subversión del orden constitucional y desestabilización grave de las instituciones democráticas”, con lo que hay indicios de su “liderazgo absoluto, autoría intelectual” en los hechos investigados.
Por esta investigación y procesamiento, Puigdemont se considera víctima de una persecución política y judicial.
El rol de Puigdemont en la política de España
Quienes conocen al líder independentista dicen que es un hombre tranquilo, un político de maneras correctas, de diálogo sosegado, aunque sus pretensiones han supuesto una enorme tensión política no solo en Cataluña sino también en el resto del país.
“Es una figura altamente odiada en la política española”, dijo a CNN Guinjoan, el analista de la Universidad Autónoma de Barcelona. “Es una figura que genera un consenso prácticamente unánime en contra, genera todo tipo de anticuerpos en la política española”
Según el analista, Puigdemont, así como los políticos catalanes que son especialmente vehementes o más intransigentes hacia el separatismo, no tienen buena acogida en la opinión pública española. En una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas, que está adscrito al Ministerio de la Presidencia de España, Puigdemont es el peor valorado entre los demás candidatos (3,86 en una escala de 10) y es el segundo “más preparado” y “que inspira más confianza”, de acuerdo con esta encuesta, detrás de Salvador Illa en ambas preguntas. Guinjoan dice que el líder de Junts es “constantemente vilipendiado y su evaluación en el conjunto del Estado es bajísima”.
“Es que en España la cuestión independentista es lo que lo guía todo. Genera unos anticuerpos muy importantes, especialmente a la derecha, pero también a la izquierda”, dijo Guinjoan. “La postura independentista es sistemáticamente demonizada. Sino criminalizada mucho más que el eje izquierda-derecha”.
Pero Puigdemont ha sabido capitalizar su liderazgo político. El resultado de las elecciones generales del 23 de julio de 2023 llevaron a Pedro Sánchez a depender de varias alianzas para seguir al frente del Gobierno, hecho que aprovechó el líder independentista para negociar una amnistía a los separatistas catalanes a cambio de que Junts y Esquerra Republicana de Catalunya le dieran su apoyo a un gobierno minoritario en el Parlamento español.
“Es la figura más extrema (de los independentistas), pero también es una figura que cuando ha sido necesario… cuando han visto que podía conseguir resultados factibles porque realmente sus votos eran necesarios para investir a Pedro Sánchez en en el Congreso de los Diputados, pues han negociado y lo han hecho bien”, agrega el analista.
Acercándose cada vez más y aún con la sombra de una posible detención por los cargos de hace casi siete años, Puigdemont dijo este martes en una rueda de prensa de la Agencia EFE que volverá a España en caso de ser elegido para la primera sesión en el Parlamento y que será la justicia la que decidirá si lo meten preso, aunque Puigdemont se ha mostrado confiado en que no lo detendrán gracias a la ley de amnistía que negoció con el Ejecutivo y que se espera que entre en vigor a finales de mayo o en junio, por lo que cualquier cosa a su favor podría pasar.
Sin embargo, si no es elegido presidente de la Generalitat, no será jefe de la oposición ni siendo senador autonómico, dijo a EFE: “No tengo que interferir en nada”, puntualizó el político catalán.
– Con información de Pau Mosquera de CNN en Español y Miguel Ángel Antoñanzas.