(CNN) – La reorganización del gobierno del presidente de Rusia, Vladimir Putin, durante el fin de semana parece ser el triunfo de la competencia sobre la lealtad. El líder del Kremlin sustituyó a su compañero de camping y pesca a la cabeza del Ministerio de Defensa del país por alguien ampliamente considerado como un tecnócrata competente.
Esa, al menos, parece ser la conclusión inmediata después de que el Kremlin anunciara que Andrey Belousov, un economista civil y ex primer ministro interino, sustituiría en el Ministerio de Defensa ruso a Sergei Shoigu, que había ocupado el cargo desde 2012.
Alexandra Prokopenko, antigua asesora del Banco Central de Rusia, atribuye la reorganización a la creciente interrelación entre la guerra y la economía rusa.
“La prioridad de Putin es la guerra; la guerra de desgaste se gana con la economía”, escribió Prokopenko en un hilo en X. “Belousov es partidario de estimular la demanda desde el presupuesto, lo que significa que el gasto militar al menos no disminuirá, sino que aumentará”.
Este movimiento tiene sentido si se considera la guerra de Ucrania como una contienda entre los fabricantes de defensa de Occidente, que suministran a Ucrania munición y material militar, y los de Rusia.
Las autoridades estadounidenses y de la OTAN ya admiten que Rusia está superando con creces a Occidente en la producción de munición de artillería. Según estimaciones de los servicios de inteligencia de la OTAN sobre la producción rusa de defensa compartidas con CNN, Rusia produce aproximadamente tres veces más munición de artillería al año que Estados Unidos y Europa para Ucrania.
Contar con un gestor económico competente en la cúpula del Ministerio de Defensa puede ser una ventaja para Putin, especialmente ahora que el Congreso de Estados Unidos ha abierto por fin el grifo de más ayuda militar a Ucrania y mientras Rusia presiona con un nuevo avance a lo largo de la frontera noreste de Ucrania. No está claro si ese avance representa un nuevo frente para Rusia o un esfuerzo por desviar a las fuerzas ucranianas, pero ejerce más presión sobre Kyiv mientras sus aliados se apresuran a entregar más armamento.
El nombramiento de Belousov también podría representar una operación de saneamiento en el Ministerio de Defensa. En las últimas semanas, el ministerio se ha visto afectado por un escándalo de corrupción que ha llevado al despido y detención de un antiguo adjunto de Shoigu.
Un juego de sillas musicales
Prokopenko, que es una de las observadoras más perspicaces de la economía rusa, describió a Belousov como “un experto en asuntos del complejo militar-industrial” en su hilo sobre X, añadiendo que “encarna el arte de gobernar a lo Stolypin”, en referencia al primer ministro reformista Piotr Stolypin, que lideró un esfuerzo por revisar y modernizar la ineficiente economía rusa tras su humillante derrota militar ante Japón en 1905.
Pero la realidad puede ser más compleja. Putin ha desplazado lateralmente a Shoigu a un puesto como secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, lo que significa que Shoigu no está completamente fuera de juego.
Al hablar del nuevo nombramiento de Shoigu, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que el ex ministro de Defensa seguiría inmerso en asuntos de producción militar. Pero la gestión competente de la economía de guerra es ahora clave: Peskov señaló que el gasto en defensa se acerca al 7% del PIB ruso, cerca del nivel visto en la Unión Soviética a mediados de la década de 1980, cuando las prioridades militares y la planificación central estrangulaban la economía de consumo y ahogaban la innovación tecnológica.
“Hoy en día, en el campo de batalla, el ganador es el que está más abierto a la innovación”, dijo Peskov en una llamada con periodistas el domingo. “Y por lo tanto, es natural que en la etapa actual, el presidente haya decidido que el Ministerio de Defensa ruso sea dirigido por un civil”.
El nombramiento de un civil para el Ministerio de Defensa, por lo tanto, no significa un enfoque menos belicista de la guerra en Ucrania. El general Valery Gerasimov, jefe del Estado Mayor ruso y uno de los arquitectos de la invasión a gran escala de Ucrania, sigue en su puesto. Las altas esferas del poder siguen comprometidas con el tipo de gobierno personalista de Putin y con su objetivo de subyugar a Ucrania.
Sin embargo, la última reorganización del gobierno apunta a una posible lucha de poder en el futuro entre la élite rusa.
Con el nuevo nombramiento de Shoigu, Nikolai Patrushev, anterior secretario del Consejo de Seguridad, fue relevado de su cargo y “será trasladado a otro puesto”, según Peskov.
Patrushev representa a una clase conocida como los siloviki, los hombres de poder salidos de las filas de los servicios de seguridad soviéticos. Exjefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB), Patrushev ha sido uno de los miembros más duros del círculo íntimo de Putin.
Y el apellido Patrushev ha aparecido a menudo en las especulaciones sobre quién podría ser el siguiente en la línea de sucesión al trono tras la muerte de Putin, porque, ahora que el presidente ruso inicia su quinto mandato, las apuestas más inteligentes lo sitúan como presidente vitalicio.
Putin no tiene un sucesor claro (si muere o queda incapacitado durante su mandato, sus funciones serán asumidas temporalmente por el primer ministro Mikhail Mishustin), pero los observadores del Kremlin mantienen una lista actualizada de posibles aspirantes a sucesor. Dmitry Patrushev, hijo del antiguo jefe del Consejo de Seguridad, es descrito a veces como uno de los “principitos” que están a la espera; el más joven de los Patrushev acaba de ser nombrado viceprimer ministro en la última reorganización.
A pesar de los cambios en la cúpula, no parece que hayan cambiado los objetivos generales del Kremlin: proseguir la guerra contra Ucrania y continuar la confrontación con Occidente.
“El objetivo principal de Putin es mejorar la capacidad del Estado para apoyar las necesidades militares con mayor eficacia, mientras que la mayoría de los elementos de la ‘estructura’ existente permanecerán intactos”, escribió en X la observadora política Tatiana Stanovaya, fundadora y CEO del grupo de análisis R.Politik.
Así que la música puede estar sonando más rápido dentro del Kremlin, pero son los mismos leales contendientes los que juegan a las sillas musicales.