(CNN) – Israel ha advertido que la guerra en Gaza puede prolongarse hasta finales de año. El asesor de seguridad nacional Tzachi Hanegbi declaró el miércoles que el país prevé “siete meses más de combates” para lograr su objetivo de destruir a Hamas, una meta que sigue sin cumplirse tras más de siete meses de conflicto.
Prolongar la guerra podría tener consecuencias catastróficas para los palestinos del ya devastado territorio y repercusiones significativas para Israel, además de otros países, según expertos. Puede perjudicar aún más a la economía de Israel, influir en su política interior, dañar su posición internacional y sus relaciones exteriores. También podría repercutir en la política estadounidense, sobre todo ahora que el presidente Joe Biden se prepara para las elecciones de noviembre.
“Es un camino agotador” dijo Assaf Orion, investigador principal del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Tel Aviv (INSS, por sus siglas en inglés) y exjefe de la división de planificación estratégica de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). “Todos los días vemos los estragos de ese tipo de combates… Además de eso, están, por supuesto, las cuestiones políticas, diplomáticas, informativas y de reputación, en las que Israel está pagando costos crecientes por la lucha en curso”.
Esto es lo que podrían significar siete meses más de guerra.
Más sufrimiento para los palestinos
La situación se deteriora día a día dentro de Gaza y es probable que la continuidad de la guerra aumente significativamente el sufrimiento de sus habitantes.
En febrero, cuando el número de muertos en el territorio ascendía a 28.000, investigadores de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (LSHTM, por su sigla en inglés) y del Centro Johns Hopkins de Salud Humanitaria preveían que si la guerra recrudecía el número total de muertos superaría los 72.000 en agosto. Si se incluye el impacto de las epidemias desencadenadas por el conflicto, el número de víctimas podría acercarse a las 86.000 para entonces.
Las agencias de ayuda han advertido que la población civil de Gaza sufre hambruna en algunas zonas del enclave y que el aumento de los ataques aéreos y de los desplazamientos en el sur del enclave no hace sino agravar la crisis humanitaria.
Llevar la ayuda que tanto se necesita al territorio es increíblemente difícil. La cantidad de ayuda humanitaria que entra en Gaza se redujo en un 67% después de que Israel lanzara su ofensiva militar en Rafah a principios de mayo, advirtió Naciones Unidas esta semana.
“Pedimos una vez más un alto el fuego y la liberación de todos los rehenes”, declaró Juliette Touma, directora de comunicación de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés). “Cuanto más dure esta guerra, más sufrimiento habrá para los civiles israelíes y palestinos”.
El destino de Netanyahu
Expertos sugieren que tanto Hamas como el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ven ventajas en prolongar la guerra, pues de ello depende su supervivencia política. Es poco probable que la posguerra tenga como protagonistas a alguna de las dos partes: Israel se ha comprometido a destruir a Hamas, y Netanyahu podría tener que rendir cuentas por no haber evitado los ataques del 7 de octubre que desencadenaron el conflicto. Además, la celebración de nuevas elecciones en Israel podría desbancar al primer ministro.
“La mayoría de los israelíes apoyan la celebración de elecciones anticipadas, y la mayor parte de ellos quiere que se celebren en cuanto acabe la guerra”, afirmó Yohanan Plesner, presidente del Instituto para la Democracia de Israel. “Así que, en este sentido, una guerra prolongada podría retrasar las elecciones y, por tanto, posponer el día en que Netanyahu tenga que ajustar cuentas con los votantes”.
La mayoría de israelíes judíos estaría dispuesta a soportar la carga de una lucha continuada durante al menos seis meses, declaró Plesner a CNN, citando datos de una encuesta realizada entre el 31 de marzo y el 3 de abril. “Así pues, los israelíes están preparados para una lucha sostenida; la cuestión es quién quieren que los dirija”. Una mayoría significativa de israelíes cree que ha llegado el momento de que los responsables de los fracasos del 7 de octubre y de la guerra dimitan, añadió.
Hasta ahora, el dirigente israelí se ha negado a asumir responsabilidades por la guerra, afirmando que esas cuestiones solo se abordarán cuando el ejército logre sus objetivos: la liberación de los rehenes y la eliminación de Hamas.
Israel ha perdido 292 soldados en Gaza desde que comenzó su ofensiva terrestre, en represalia por el ataque de Hamas del 7 de octubre, en el que murieron 1.200 personas y más de 250 fueron secuestradas, según las autoridades israelíes. Más de 36.000 personas han muerto en Gaza desde entonces, según el Ministerio de Sanidad del territorio.
Netanyahu también se enfrenta a la intensa presión de los miembros de línea dura de su frágil coalición para que continúe la guerra. Algunos han amenazado con abandonar el gobierno si acepta un acuerdo de alto el fuego antes de que Hamas sea eliminado.
Diplomacia israelí
El aislamiento diplomático de Israel podría aumentar si la guerra se prolonga. El gobierno se ha convertido en el blanco de una creciente desaprobación en la escena mundial y ha recibido duras críticas de algunos de sus aliados más cercanos en Europa por su conducta.
Ha retirado a sus enviados de tres países europeos, en respuesta al reconocimiento formal de un Estado palestino, y varios países sudamericanos y de otros continentes han reducido sus relaciones diplomáticas.
Las acciones legales también podrían intensificarse. Netanyahu se enfrenta a una posible orden de detención de la Corte Penal Internacional por algunas de las acciones de Israel en Gaza, e Israel se enfrenta a un caso de genocidio en la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Este tribunal ha ordenado a Israel que detenga su operación militar en Rafah, una orden jurídicamente vinculante que Israel ha ignorado hasta ahora.
Una guerra prolongada también podría retrasar aún más las perspectivas de normalización de las relaciones con Arabia Saudita, algo que Netanyahu señaló como prioridad de su gobierno antes del ataque del 7 de octubre. Este conflicto ha desbaratado esos esfuerzos y el Estado judío ha recibido duras críticas de Riad, así como de otros Estados árabes que ya mantienen lazos diplomáticos con Israel, entre ellos Egipto y Emiratos Árabes Unidos. Egipto, la primera nación árabe en reconocer a Israel, ha advertido a su vecino acerca del estacionamiento de tropas tan cerca de su frontera. Al menos un miembro del personal de seguridad egipcio murió durante un tiroteo en la frontera entre Egipto y Gaza esta semana.
“Es un problema profundo”, afirmó Orion, del INSS. Para Israel, es difícil encontrar un equilibrio entre la necesidad de asegurarse de que Hamas nunca más pueda lanzar otro ataque, el deber de liberar a los rehenes restantes y otros costes que Israel está pagando, dijo. “Y actualmente Hamas no parece estar dispuesta a liberarlos”.
Impacto en la economía de Israel
La guerra afectó duramente a la economía de Israel inmediatamente después del 7 de octubre. En el cuarto trimestre de 2023, la producción económica se desplomó un 21,7% en comparación con el año anterior, y cayó por primera vez en casi dos años antes de repuntar en el siguiente trimestre. A pesar de la recuperación, la agencia de calificación crediticia S&P Global dijo que espera que la economía israelí se recupere más lentamente que en anteriores recesiones.
En abril, la agencia bajó la calificación crediticia de Israel, una evaluación de la capacidad del gobierno para pagar sus deudas, y advirtió de nuevas rebajas en el futuro. La agencia esperaba que el déficit presupuestario del gobierno aumentara, “sobre todo como consecuencia del incremento del gasto en defensa”.
Moody’s Investors Service, otra agencia de calificación, también bajó la calificación de Israel y advirtió que la guerra se convertirá en una importante carga económica y política para el país a largo plazo. Prevé que el gasto en defensa de Israel será casi el doble del nivel de 2022 a finales de 2024, y potencialmente aumentará aún más en los próximos años.
Las tropas, la munición, la financiación y el suministro de armas no son, en última instancia, interminables, especialmente para un país pequeño, dijo Orion. Aunque la guerra en Gaza se ha librado con intensidad variable desde el 7 de octubre, “está suponiendo un coste muy elevado para Israel”.
Desde su fundación en 1948, Israel ha librado numerosas guerras, pero esta es la más costosa. En enero, el ejército israelí gastaba 272 millones de dólares al día en la guerra, según el sitio de noticias israelí Ynet. Para entonces, el costo total se estimaba en 60.000 millones de dólares, teniendo en cuenta los gastos militares, los daños a las infraestructuras civiles y las indemnizaciones a las empresas israelíes. Es probable que esta cifra haya aumentado considerablemente desde entonces.
Los responsables israelíes se han dado cuenta. Cuando el ejército inició una retirada parcial de Gaza en enero, el portavoz de las FDI, el contralmirante Daniel Hagari, citó las preocupaciones económicas como una de las razones, afirmando que “aliviaría significativamente la carga”.
Plesner dijo que el gobierno no ha tomado las medidas necesarias para mitigar los daños económicos. Aunque la economía de Israel se ha recuperado de conflictos y crisis anteriores, una guerra prolongada puede hacer que la recuperación sea más difícil, afirmó.
“No hay fondos suficientes para cubrir los costos asociados a la guerra, tanto los militares como los civiles”, afirmó. “Cuanto más dure la guerra, más profundo será su impacto económico”.
Las perspectivas de reelección de Biden
La guerra está teniendo profundas consecuencias en la política interior de Estados Unidos y está pesando mucho en la candidatura a la reelección de Biden. El presidente se ha enfrentado a una dura reacción en su país por parte de los votantes progresistas, jóvenes y árabes estadounidenses, que podría poner en peligro sus esperanzas de reelección en varios estados indecisos clave.
Biden ha apoyado sistemáticamente a Israel, ofreciéndole una protección diplomática y jurídica casi incondicional en la escena internacional. Sin embargo, su administración también ha adoptado medidas punitivas sin precedentes contra el Estado judío, como sanciones a los colonos de la Ribera Occidental y la retención de armas estadounidenses que podrían utilizarse contra civiles en Rafah. A pesar de estos esfuerzos, la guerra persiste, las víctimas civiles aumentan y la hambruna se extiende por Gaza, lo que intensifica la presión de parte de su electorado.
Un sondeo de CNN del mes pasado reveló que la gestión de la guerra por parte de Biden arroja un 28% de aprobación frente a un 71% de desaprobación, incluyendo un 81% de desaprobación entre los menores de 35 años y una desaprobación mayoritaria entre los demócratas (53%).