(CNN) –Los obituarios de la oposición ya estaban escritos. Según la mayoría de las encuestas, las elecciones indias estaban cantadas.
Se esperaba que la alianza nacionalista hindú de derechas del primer ministro Narendra Modi obtuviera una supermayoría y, con ella, el poder para introducir cambios radicales sin oposición.
Para los detractores y opositores de Modi, la India iba camino a convertirse en un Estado unipartidista de facto.
Pero, como demostraron la victoria de Trump en 2016, el Brexit y otros innumerables sobresaltos de los últimos años, las encuestas de opinión y los analistas a menudo se equivocan estrepitosamente.
Antes de estas elecciones, Modi se había fijado el objetivo de obtener 400 escaños en la Cámara Baja del Parlamento, o Lok Sabha. Pero cuando los resultados empezaron a llegar este martes por la noche, pronto quedó claro que su partido, el Bharatiya Janata Party, ni siquiera tendría suficientes para formar una mayoría simple.
En cambio, por primera vez desde que llegó al poder hace una década, Modi dependerá de sus antiguos socios locales de coalición para mantenerse en el gobierno.
En lo que los partidos de la oposición declararon como una victoria del pluralismo, los votantes de la mayor democracia del mundo rechazaron parcialmente la visión populista de Modi de una nación hinduista, reduciendo en 63 escaños el porcentaje de votos del BJP, que quedó en 240, muy por debajo de los 272 necesarios para obtener la mayoría parlamentaria.
Los partidos de la oposición obtuvieron 235 escaños, mientras que los socios de coalición del BJP obtuvieron 52 escaños.
El resultado de este martes es un momento de humildad para un líder que se declaró enviado de Dios y cuya ventaja en los sondeos fue alabada por sus partidarios como inexpugnable.
La incapacidad del BJP para asegurarse una mayoría absoluta “pincha la burbuja de la autoridad de Modi”, escribió el politólogo Pratap Bhanu Mehta este martes por la noche.
Modi “no es el vehículo indomable de la Historia… Hoy es un político más, cortado a medida por el pueblo”.
“Tendrá que actuar con cautela”
La victoria de Modi este martes lo convierte en el primer líder desde el primer ministro fundador de la India, Jawaharlal Nehru, que consigue un tercer mandato de cinco años.
Desde que asumió el poder en 2014, Modi alcanzó niveles de popularidad nunca vistos en décadas, debido a una serie de programas de desarrollo y bienestar, mezclados con una estridente marca de nacionalismo hindú en un país donde alrededor del 80% de la población son seguidores de la fe politeísta.
Bajo el liderazgo de Modi, este país de 1.400 millones de habitantes se convirtió en la economía de más rápido crecimiento del mundo y en una moderna potencia mundial, con avances en tecnología y espacio. Sin embargo, a pesar de estos éxitos, persisten la pobreza y el desempleo juvenil -sobre todo en las zonas rurales- y se amplió la brecha de riqueza.
Modi habló de tener una visión de la India para los próximos 1.000 años y quiere convertirla en una nación desarrollada para 2047. Dejó claras sus ambiciones de transformar el país, constitucionalmente laico, en un Estado en el que prime el hinduismo, y recientemente inauguró un gran templo en el emplazamiento de una mezquita profanada.
Ahora podría tener que “ir un poco despacio en todos sus ambiciosos planes”, afirmó la comentarista política Arathi Jerath, afincada en Nueva Delhi. “Para que la India se convierta en un país hindú con una voz importante en la escena mundial, tendrá que actuar con cautela. Se enfrenta a desafíos en casa”.
Hace tiempo que se acusa al BJP de utilizar organismos estatales para reprimir a los opositores. Bajo el gobierno de Modi, los otrora bulliciosos medios de comunicación indios han sido reprimidos y, en vísperas de las elecciones, los líderes y partidos de la oposición se enfrentaron a una serie de desafíos legales y financieros.
La detención en marzo del popular líder del Partido Aam Aadmi, ministro principal de Delhi y acérrimo crítico de Modi, Arvind Kejriwal, desató protestas en la capital y provocó denuncias de una “conspiración” política de su partido, afirmaciones que el BJP negó.
La puesta en libertad bajo fianza provisional de Kejriwal el mes pasado impulsó a la oposición a librar una dura batalla contra el BJP, uniendo a un grupo de líderes políticos que antes estaban divididos por diferencias ideológicas, en lo que describieron como una lucha a vida o muerte para salvar la Constitución del país.
Hacia una dominación sin control
Los críticos también afirman que una década de gobierno de Modi condujo a una creciente polarización religiosa, con la islamofobia que margina a gran parte de los más de 200 millones de musulmanes del país, y la violencia religiosa recrudeciéndose en una nación con una larga historia de tensiones comunales.
Durante su campaña, Modi fue acusado en repetidas ocasiones de utilizar mensajes islamófobos para encender a sus bases. Provocó una polémica sobre el discurso del odio cuando acusó a los musulmanes -que forman parte de la India desde hace siglos- de ser “infiltrados”.
Los resultados de este martes parecen mostrar que amplios sectores de votantes han rechazado esa retórica descarada.
Si los sondeos de opinión hubieran sido exactos, la India se habría “encaminado hacia una dominación sin control por parte del BJP”, dijo Mehta, el politólogo. “Era una dominación que amenazaba con acabar con la posibilidad de toda política, engullendo a todos los opositores y colonizando la sociedad civil”, añadió.
“La India vuelve a tener ahora un sistema político profundamente competitivo”.
Los resultados de este martes, dijo Sanjay Singh, del partido Aam Aadmi, aliado de la oposición, mostraron que la gente ha votado contra “el odio y la dictadura”.
Las elecciones, añadió, envían un mensaje del público de que “están cansados de los 10 años de gobierno del BJP y quieren un cambio”.
Cuando este martes por la noche se conocieron los resultados de las sorprendentes derrotas del BJP, Modi subió al escenario frente a la sede de su partido. Regado de pétalos de rosa, adornado con una enorme guirnalda y hablando entre cánticos de “¡Modi! ¡Modi! Modi!”, no admitió su derrota.
“Hoy es un día glorioso”, atronó. “La NDA va a formar gobierno por tercera vez”, dijo en referencia a la coalición de derecha liderada por el BJP, la Alianza Democrática Nacional.
Y aunque no hay duda de que la agrupación de partidos locales más pequeños de la NDA se unirá al BJP para formar gobierno, las elecciones siguen siendo una prueba de realidad para el popular líder.
“En cierto sentido, se trata de una llamada de atención a un líder que sigue siendo muy, muy popular”, afirma Neelanjan Sircar, investigador del Center for Policy Research. “Pero que muchos votantes consideran que cruzó las líneas de lo que, por lo demás, debería ser una democracia muy vibrante”.