(CNN) – Las temperaturas van en aumento. Los precios de los hoteles se disparan. Y los viajeros ya se están portando mal. Bienvenidos a otro verano en Europa.
Por los titulares, las cosas ya se ven caóticas. Los sitios famosos están subiendo sus precios de entrada. Las habitaciones de hotel son como oro en polvo. Y el dólar ha caído frente a la libra y el euro.
Y no hay que olvidar las aglomeraciones. “Ha habido un aumento sustancial respecto a la demanda del año pasado”, dice Tom Jenkins, CEO de la Organización Europea de Turismo, hablando de los viajeros estadounidenses a Europa. “En 2023 hubo cifras más altas que en 2019, y este año estamos registrando cómodamente más: volúmenes récord de estadounidenses que vienen a Europa”.
Kayla Zeigler está de acuerdo. Como propietaria de Destination Europe, este año está enviando “cifras récord” de clientes al continente.
Graham Carter, director de Unforgettable Travel, un operador turístico con un 90% de clientes estadounidenses, afirma que este año muchos clientes consideran que Europa es prohibitivamente cara.
“La gente se pregunta si Europa merece la pena”, afirma. “Se está reservando con anticipacióny los precios son bastante altos. En los últimos tres años ha habido una enorme demanda de viajes, y muchos lugares están subiendo los precios”.
¿Es ya un desastre el verano en Europa? Según los expertos, todo depende de los sacrificios que estés dispuesto a hacer.
Un dólar débil
Lo primero es lo primero: los viajeros de Estados Unidos ya están en desventaja debido a la debilidad del dólar. Frente al euro, el 5 de junio un dólar valía 91 o 92 centavos de euro, según los tipos de cambio del mercado medio.
Claro, eso es mejor que el mínimo de cinco años entre diciembre de 2020 y enero de 2021, cuando el dólar rondaba los 82 centavos. Pero también es inferior a la de un año antes, cuando un dólar valía unos 95 centavos de euro, y está muy por debajo del máximo de cinco años del pasado septiembre, cuando alcanzó un máximo de 1,04 euros, según los especialistas en conversión de divisas Wise.
Para quienes viajan al Reino Unido, la situación es similar. El año pasado por estas fechas, un dólar valía 80 peniques. El miércoles costaba 78 peniques, lo que supone una caída desde el máximo alcanzado en septiembre, de casi 83 peniques.
El dólar también ha bajado, en comparación con el año anterior, frente a otras 11 divisas europeas. De Bosnia a Bulgaria, de Dinamarca a Islandia, de Polonia a Rumanía y de Suecia a Suiza, los viajeros que cambien dólares saldrán peor parados. Aunque unos centavos por dólar no parecen mucho en una sola transacción, las pequeñas bajadas pueden marcar la diferencia en las facturas de las tarjetas de crédito al volver a casa. Una habitación de hotel de 500 euros equivale a US$ 543 al tipo de cambio medio del mercado del viernes, mientras que en septiembre habría sido de US$ 480.
Sin embargo, no todo es malo. En Europa ha subido frente a tres divisas: la corona checa (21,9 coronas por dólar el año pasado, a 22,7 actualmente), el forint húngaro (de 344,7 por dólar el año pasado, a 359,4 este año), y el hryvnia ucraniano, aunque pocos pensarán en Ucrania para pasar las vacaciones este año. Una divisa frente a la que el dólar es inusualmente fuerte es la lira turca. En junio pasado, los visitantes cambiaban un dólar por 21 liras; esta semana, obtienen 32.
“Espectaculares” subidas de precios en los hoteles
Sobre el terreno, aumenta la inflación y suben las entradas. La Torre Eiffel subirá sus precios un 20% a partir del 17 de junio, Santa Sofía de Estambul cobra ahora 25 euros por la entrada y Venecia cobra 5 euros a los turistas en temporada alta.
Sin embargo, los precios de las entradas se quedan cortas en comparación con las facturas de los hoteles. Jenkins afirma que los precios han subido “de forma espectacular” en las principales ciudades, y Tim Hentschel, CEO de HotelPlanner.com, está de acuerdo.
“Muchas veces vemos hoteles por US$ 500 la noche que el año pasado costaban 300”, afirma.
Sin embargo, esto no se debe necesariamente a que los hoteles hayan subido sus precios al azar. Se debe a los altos niveles de ocupación. Cuando los hoteles se llenan, las habitaciones que quedan son más caras. “Se convierte en cuánto puede vender el hotel ese último 10% de inventario. Las tarifas empiezan a dispararse debido a la compresión”, afirma.
“Una vez que se alcanza el 90% de ocupación, una habitación de US$ 350 puede subir a 500. No es que todo el hotel se venda a US$ 500, sino que muchas se venden a 250. Son los más rezagados los que pagan 500”. Y él lo sabe: se describe a sí mismo como un procrastinador.
Los datos de Hotel Monitor, el análisis anual de American Express Global Business Travel sobre tarifas hoteleras en todo el mundo, respaldan su teoría. Sus previsiones para 2024 sugieren que el precio de las habitaciones aumentará en torno al 10% en muchas de las principales ciudades europeas. Se prevé que París, Ámsterdam y Dublín suban entre un 10 y un 11%, y que Berlín, Estocolmo, Barcelona y Londres lo hagan en más de un 9%. En resumen: no pospongas las cosas.
La buena noticia es que, según Hentschel, estas subidas de precios no son generalizadas, sino que se sitúan en el extremo superior. Por eso aconseja bajar de categoría para encontrar una buena oferta. “Los hoteles de una y dos estrellas no tienen poder de fijación de precios”, afirma. Lo mismo ocurre con los hoteles un poco más alejados del destino. “Ve a Murcia en vez de a Marbella, a Milos en vez de a Mykonos”, dice. “Tendrás las mismas puestas de sol, las mismas fotos de Instagram por una décima parte del precio. No son rebajas: son lugares que no han estado en la lista de los 10 mejores de Conde Nast en los últimos 10 años”.
Si quieres alojarte en una ciudad, prueba en un pueblo más alejado, dice. En Londres, por ejemplo, los cinco estrellas alcanzan las 1.000 libras (unos US$ 1.270) por noche. “Pero si te sales de la M25 (la circunvalación exterior de Londres), a los hoteles de tres y cuatro estrellas les cuesta llegar a las 100 libras por noche”. ¿Su mejor consejo para Londres? Windsor, hogar de la realeza y a solo 29 minutos en tren de la estación de Paddington.
¿Lo mejor? Un hotel de tres estrellas en un destino secundario. Así conseguirás un buen precio, incluso en el terrible verano de 2024, afirma.
…Pero las tarifas aéreas son más baratas
Aunque no lo parezca, las tarifas aéreas entre Estados Unidos y Europa tienden a bajar, según Hayley Berg, economista jefe de Hopper. Sus datos, que recopilan todas las búsquedas de tarifas aéreas de todo el mundo, muestran que el precio medio de un pasaje de avión de EE.UU. a Europa este verano ha bajado un 16% respecto a 2023, hasta US$ 892 ida y vuelta.
De hecho, dice, “Europa está de rebajas este año”.
Para los destinos principales, la cosa es aún mejor. Los datos de Hopper de junio muestran que el vuelo medio de ida y vuelta de EE.UU. a Londres ha bajado un 21%, año tras año. En el continente, los principales destinos, Roma, Barcelona, Atenas y París, han registrado descensos de dos cifras: un 34%, 37%, 28% y 38%, respectivamente, en junio, julio y agosto.
Ninguna de estas tarifas es precisamente un regalo. Los precios siguen siendo más altos que en 2019, pero están en línea con los de 2017 y 2018, lo que sugiere que las salvajes subidas de precios posteriores a la pandemia podrían haber terminado. Berg lo llama “un camino de vuelta a los precios normales”.
Lejos de las multitudes
¿Alguien ha mencionado las multitudes? Con las cifras disparadas y las medidas antiturismo en vigor, desde la tasa para turistas de un día de Venecia hasta las protestas de los residentes mallorquines, algunas personas quieren mantenerse alejadas de los destinos europeos obvios.
Jenkins habla de un “ablandamiento de la demanda” para las “principales ciudades culturales”.
Los clientes de Carter intentan evitar julio y agosto por las aglomeraciones y el calor, y prefieren mayo, junio y septiembre. Pero incluso en esos meses menos concurridos, las aglomeraciones son motivo de preocupación este año.
“Estamos recibiendo mucha gente que quiere evitar las Venecias, las Romas, las Florencias”, dice. “La gente dice: ‘Seguimos queriendo visitar Italia, pero queremos evitar las multitudes’”.
Y hacen bien. En 2023 se registraron 134 millones de “llegadas” a Italia, la cifra de visitantes más alta de la historia, según datos del Ministerio de Turismo de Italia. La mitad de ellos fueron visitantes extranjeros, y todo indica que en 2024 se superarán, gracias a lo que la ministra de Turismo, Daniela Santanchè, ha denominado una “estrategia orientada”.
Zeigler afirma que cualquier cliente que reserve un destino popular este año está recibiendo un baño de realidad antes de partir. “Preparamos a nuestros clientes que visitan destinos muy turísticos sobre las aglomeraciones, y en muchos casos planificamos sus visitas y actividades en torno a las horas de mayor afluencia para que tengan la experiencia más agradable posible”, explica, y añade que les reserva alojamiento ligeramente fuera de los lugares más concurridos: Praiano y Ravello, por ejemplo, en lugar de Amalfi y Positano, para los que visitan la Costa Amalfitana.
Carter está enviando a sus viajeros reticentes a regiones más rurales, como Apulia y Sicilia, o aconsejándoles que prueben un país completamente distinto: Eslovenia en vez de Italia (por sus montañas y bodegas) y Croacia en vez de las islas griegas. Irlanda y Portugal también son cada vez más populares entre sus clientes.
Jenkins tiene una sugerencia novedosa: Francia. Las sedes olímpicas suelen registrar un descenso del turismo en torno a los Juegos, afirma, y dado que París es la principal atracción para los visitantes de Francia, cree que la Francia regional estará menos concurrida de lo habitual. Su predicción parece cumplirse: aunque el análisis de Amex GBT predijo un aumento del 11% en las tarifas hoteleras de París este año, hasta ahora solo han subido un 8%. La bajada del 38% en el precio del pasaje de avión al aeropuerto Charles de Gaulle parece muy tentadora.
Hentschel, que acaba de reservar un viaje a la costa de Amalfi para un cliente, que incluye un masaje de 60 minutos por US$ 400, explica que los viajeros que se ciñen a los destinos habituales se están viendo muy afectados este año por los complementos y las actividades. “Los viajes están en máximos históricos y la inflación es alta”, dice. “Las actividades se han disparado”. Además, se agotan rápido, así que si quieres reservar, date prisa. Zeigler dice que los costos son alrededor del 30% más de lo que eran en 2019 para sus clientes.
¿Es demasiado tarde?
Entonces, ¿todavía estás a tiempo de planear un verano europeo, o es demasiado tarde?
Reserva ese vuelo rápido, aconseja Berg; los precios solo van a subir. O, “si eres flexible, opta por septiembre”, ya que prevé una bajada de precios similar a la del año pasado, además de la habitual caída de precios del 10-30% en otoño. Otra opción es esperar un año: Berg predice que las tarifas entre Estados Unidos y Europa se mantendrán o bajarán en 2025.
Hentschel aconseja a quienes reservan de último momento que prueben “alojamientos alternativos”: bajar una estrella, alojarse más lejos o probar algo como un B&B.
Carter afirma que aún quedan “bolsas” de disponibilidad en julio y agosto, pero advierte de que los clientes no deben esperar ofertas de última hora. Sin embargo, con refrescante honestidad, aconseja a la gente que espere. “Yo no me molestaría en viajar en verano, sino en otoño de 2024 o primavera de 2025, si se quiere aprovechar el viaje”.
Como dice Hentschel: “Cuanto antes reserves, más ahorras”. Como las cifras siguen subiendo en Europa, haz de esto tu lema de viaje para el futuro.