(CNN) – Michael Mosley, médico y conocido presentador de televisión británico, fue hallado muerto a principios de mes tras practicar senderismo en la isla griega de Symi a temperaturas abrasadoras.
Pero ahora se suma a una serie de muertes y desapariciones de turistas en Grecia, que sufre una fuerte ola de calor a principios de verano, con temperaturas que superan los 40 grados Celsius.
Este sábado, un turista holandés fue hallado muerto en la isla de Samos. Al día siguiente, se encontró el cadáver de un turista estadounidense en Mathraki, una pequeña isla al oeste de Corfú. Albert Calibet, otro turista estadounidense, lleva desaparecido desde que salió de excursión el 11 de junio en Amorgos. Y dos francesas desaparecieron en Sikinos tras salir a pasear.
Los cuerpos de los fallecidos aún deben ser examinados para establecer la causa exacta de la muerte, pero las autoridades están advirtiendo a la gente que no subestime el impacto de las abrasadoras temperaturas.
“Hay un patrón común”, dijo a Reuters Petros Vassilakis, portavoz de la policía del Egeo Meridional, “todos fueron de excursión en medio de altas temperaturas”.
Algunos científicos afirman que lo que está ocurriendo en Grecia ofrece una señal de advertencia sobre los efectos del calor extremo en el organismo, y en particular en el cerebro, pudiendo causar confusión, afectar a la capacidad de decisión de las personas e incluso su percepción del riesgo.
A medida que el cambio climático alimenta olas de calor más prolongadas y severas, los científicos tratan de desentrañar cómo las afrontará nuestro cerebro.
El cerebro es “el interruptor maestro”
La investigación se ha centrado tradicionalmente en el impacto del calor extremo sobre los músculos, la piel, los pulmones y el corazón, pero “el cerebro, para mí, es la clave de todo”, afirma Damian Bailey, profesor de fisiología y bioquímica de la Universidad de Gales del Sur. Es el “interruptor maestro” del organismo, declaró a CNN.
Es en el cerebro donde se regula la temperatura corporal. El hipotálamo, una pequeña estructura en forma de diamante, actúa como un termostato. Ejecuta una delicada danza para mantener la temperatura interna del cuerpo en 37 grados centígrados o muy cerca de ellos. Cuando hace calor, el hipotálamo activa las glándulas sudoríparas y dilata los vasos sanguíneos para enfriar el cuerpo.
Pero el cerebro funciona bien dentro de un estrecho margen de temperaturas e incluso pequeños cambios pueden afectarle. Mucha gente estará familiarizada con la sensación de lentitud y pereza en un caluroso día de verano.
Pero a medida que aumenta el calor, puede tener efectos graves, como la disminución de los fluidos corporales y del flujo sanguíneo al cerebro, explica Bailey. El profesor compara el cerebro con un Hummer: necesita grandes recursos para funcionar.
Las pruebas que realizó con participantes en una investigación dentro de una cámara ambiental, en la que aumentó la temperatura de 21 a 40 grados centígrados, mostraron un descenso del flujo sanguíneo al cerebro de entre el 9% y el 10%.
“Se trata de un gran problema, ya que un motor que funciona todo el tiempo a altas revoluciones no recibe suficiente combustible”, afirma Bailey.
Y tiene consecuencias. El calor extremo puede alterar la actividad cerebral típica, afirma Kim Meidenbauer, neurocientífica de la Universidad Estatal de Washington. Las redes cerebrales que suelen permitir a las personas pensar con claridad, razonar, recordar y construir y formular ideas pueden quedar “desorganizadas”, explicó a CNN.
Resulta más difícil tomar decisiones complejas, como qué camino tomar en una excursión, una decisión que parece sencilla pero que requiere sopesar múltiples factores.
También hay pruebas que sugieren que las personas son más propensas a tomar decisiones arriesgadas y a comportarse de forma impulsiva cuando están expuestas al calor, añadió.
Una percepción alterada del riesgo unida a un deterioro de la función cognitiva puede tener consecuencias muy graves. “No se trata solo de pasar un poco de calor y sufrir una quemadura solar”, dijo. “Hablamos de situaciones potencialmente mortales, como tomar malas decisiones o tener el juicio nublado”.
Los científicos apenas están empezando a desentrañar los efectos del calor en el cerebro, no sólo en la toma de decisiones, sino también en el estado de ánimo, las emociones y la salud mental.
“Nuestros conocimientos son mínimos”, afirma Meidenbauer. “Es una gran incógnita en este momento”.
¿Quién es vulnerable?
Algunas personas son más vulnerables al calor que otras. Los ancianos, especialmente los mayores de 65 años, corren más riesgo, porque sus cuerpos no siempre termorregulan tan bien. Todas las personas desaparecidas en Grecia tenían más de 50 años.
Los niños muy pequeños y las mujeres embarazadas también corren un riesgo elevado, al igual que las personas con enfermedades preexistentes, incluidas las mentales.
Pero el calor puede ser peligroso para cualquiera.
En 2016, un equipo de científicos siguió a 44 estudiantes universitarios durante una ola de calor en Boston y descubrió que aquellos que no tenían aire acondicionado experimentaron disminuciones significativas en el rendimiento cognitivo.
“Nadie es inmune a los efectos del calor sobre la salud”, dijo José Guillermo Cedeño Laurent, uno de los autores de la investigación y profesor asistente en la Escuela de Salud Pública de Rutgers. “Nuestro cerebro es un órgano exquisitamente sensible.
Alguien que está muy en forma comprende los peligros y lleva mucha agua sigue jugándosela si decide ir de excursión con temperaturas muy altas, dijo Bailey.
“Tomas decisiones equivocadas y eso puede costarte la vida”.
¿Cómo protegerse?
Según los expertos, hay cosas que la gente puede hacer para protegerse y reducir el riesgo.
Por ejemplo, no hacer ejercicio en las horas más calurosas del día, sino en las más frescas, y buscar la sombra siempre que sea posible. También puede ser útil llevar ropa holgada y aplicar compresas de hielo en la cabeza y el cuello.
Beber agua es vital, y no solo cuando se tiene mucha sed, afirma Bailey. Es importante no llegar a un punto en el que el cuerpo pierda líquidos más rápido de lo que puede absorberlos. Los expertos también recomiendan las bebidas con electrolitos, que pueden ayudar a reponer parte de los líquidos perdidos a través del sudor.
Utiliza aplicaciones de localización compartida, dice Meidenbauer. “Asegúrate de que alguien sabe dónde estás”.
A largo plazo, el ejercicio regular es importante —siempre que no sea al aire libre durante las horas más calurosas del día—, ya que puede ayudar al cuerpo a termorregularse. “Cuanto más en forma se esté, más se resistirá al estrés climático”, afirma Bailey.
Llevará tiempo desentrañar las causas exactas de la muerte de quienes perdieron la vida en Grecia, pero hay una lección que aún puede extraerse de las tragedias, afirmó Bailey.
“No importa lo inteligente o lo en forma que creas que estás… si sales a temperaturas de más de 40 grados centígrados, aunque estés bien preparado, estás corriendo el riesgo”.
Stephanie Halasz e Issy Ronald de CNN han contribuido a este reportaje.