Nota del editor: Julian Zelizer, analista político de CNN, es profesor de Historia y Asuntos Públicos en la Universidad de Princeton. Es autor y editor de 25 libros, entre ellos el de próxima aparición, “Our Nation at Risk: Election Integrity as a National Security Issue”. Síguelo en Twitter @julianzelizer. Las opiniones expresadas en este artículo le pertenecen exclusivamente a su autor.
(CNN) – Si el presidente Joe Biden decide retirarse de las elecciones, los demócratas no deben temer: tienen ante sí una candidatura que aún puede derrotar al presunto candidato republicano Donald Trump.
Una campaña con Kamala Harris como presidenta y la gobernadora de Michigan Gretchen Whitmer como su compañera de fórmula no sólo tendría las mejores probabilidades de sacar al partido de este momento de crisis, sino también el potencial de entusiasmar a los votantes y producir un resultado histórico. Sin duda, existen graves riesgos. Al mismo tiempo, esto podría representar una oportunidad apasionante para los demócratas.
Esta combinación satisfaría el axioma expuesto por el brillante estratega demócrata David Axelrod en 2016, cuando explicó por qué Trump derrotó a la candidata demócrata Hillary Clinton. Aunque se refería a elecciones presidenciales con escaños abiertos, la sabiduría sigue siendo válida: “Los votantes rara vez buscan la réplica de lo que tienen. Casi siempre buscan el remedio, el candidato que tenga las cualidades personales que el público considera que faltan en el ejecutivo saliente”.
Si Biden se apartara, una candidata presidencial negra, asiáticoestadounidense y décadas más joven podría proporcionar el cambio que los votantes ansían. La candidatura de dos mujeres crearía un marcado contraste con Trump; mientras que el expresidente representaría más de lo mismo, Harris y Whitmer ofrecerían una visión fresca de lo que es Estados Unidos.
Una campaña Harris-Whitmer también podría asestar el golpe definitivo a una campaña republicana que ha girado en torno a la fuerza definida por la masculinidad tóxica. Pero esta candidatura sería más que simbólica. Tanto Harris como Whitmer han sido defensoras apasionadas y eficaces de lo que podría ser el tema definitorio en 2024: los derechos reproductivos. Las encuestas han mostrado un fuerte apoyo nacional al aborto legal. Harris y Whitmer serían rivales convincentes para Trump, que se ha atribuido repetidamente el mérito de revocar el caso Roe contra Wade nominando a tres jueces conservadores para la Corte Suprema.
Mientras que Trump ha tenido problemas con las mujeres de los suburbios, que fueron organizadoras, encuestadoras, movilizadoras y votantes cruciales en 2018, 2020 y 2022, Harris y Whitmer tendrían tiempo más que suficiente para aprovechar este grupo de fuerza electoral y asegurarse de que salgan a votar en masa.
Harris y Whitmer también ofrecen experiencia y estabilidad en el gobierno. Harris fue fiscal general de California, senadora de Estados Unidos y vicepresidenta. Whitmer ha sido una gobernadora exitosa y popular en un estado crucial. Ambas son expertas en política. Pocos les desafían cuando se trata de interesarse por los entresijos de la gobernanza. La candidatura Harris-Whitmer simbolizaría el orden en contraste con el caos trumpiano, replicando algunas de las promesas de la campaña de Biden en 2020, con una dosis añadida de juventud.
Ambas mujeres rondan la cincuentena y pertenecen a la Generación X (aunque algunos categorizan a Harris como Baby Boomer). Con los republicanos haciendo de la vejez un problema, una candidatura Harris-Whitmer volvería ese argumento contra Trump, que a sus 78 años ha mostrado problemas de sintaxis y memoria. En cambio, los demócratas tendrían una presidenta y una vicepresidenta que están en la flor de la vida, generando algo de la energía que Bill Clinton y su vicepresidente Al Gore aportaron en su campaña de 1992 contra el presidente George H. W. Bush y el vicepresidente Dan Quayle.
Luego está la ventaja de la continuidad. Con Harris como candidata a la presidencia, los demócratas pueden seguir presumiendo de los logros políticos del Gobierno de Biden, desde las infraestructuras hasta la inversión en semiconductores. La transición de Biden a Harris también sería natural y facilitaría el aprovechamiento de los enormes fondos de campaña que los demócratas ya han recaudado. En cualquier caso, una vez que se consolide una candidatura como ésta, la financiación de la campaña no debería plantear grandes problemas.
Por último, tanto Harris como Whitmer fueron fiscales, y su candidatura crearía un anuncio de televisión ya preparado: las fiscales de la ley y el orden frente al delincuente convicto. Las acusaciones penales y otros problemas legales de Trump han dado forma a gran parte de su narrativa, incluso cuando ha tratado de utilizarlos en su beneficio. Si se presentara contra Harris y Whitmer, se enfrentaría a dos mujeres dedicadas a asegurarse de que la ley triunfe sobre los infractores. Además, tanto Harris como Whitmer podrían utilizar sus dotes como fiscales para combatir las interminables exageraciones, afirmaciones falsas y desinformación de Trump. A diferencia de Biden en el debate, no se verían atadas de pies y manos por el aluvión de falsedades de Trump.
Aunque existen preocupaciones legítimas sobre si Harris puede generar el tipo de entusiasmo electoral que sería necesario para derrotar a Trump, el carismático par ofrecería justo lo que el partido necesita. Esto alejaría la conversación de un partido que se debate en los últimos meses antes de las elecciones a uno que podría hacer avanzar a la nación.
Queda por ver si Biden decide mantener el rumbo. Si se hace a un lado, hay tiempo más que suficiente para que el partido ofrezca una opción que podría derrotar a Trump y vigorizar a los votantes en el proceso.
En 1980, el entonces candidato republicano Ronald Reagan preguntó célebremente a los votantes: “¿Están mejor que hace cuatro años?”. En 2024, la pregunta debería ser: “¿Qué es Estados Unidos?”. Con esta candidatura, los votantes tendrían que pensar bien qué quieren decir al país y al mundo. ¿Reflejan Harris y Whitmer nuestros valores, o lo hace Donald Trump?