(CNN) – Una ola de calor récord que se desarrolla en lo que debería ser el momento más frío del año en el lugar más frío de la Tierra tiene a los científicos preocupados por lo que podría significar para la salud futura del continente antártico y las consecuencias que podría tener para millones de personas en todo el mundo.
Las temperaturas desde mediados de julio han subido hasta 10 ºC por encima de lo normal en algunas partes de la Antártida y el calor anormal podría continuar durante la primera mitad de agosto.
Los datos más recientes muestran que las altas temperaturas en partes de la Antártida Oriental, donde se dan las condiciones más anormales, que normalmente oscilan entre -50 y -60 ºC, ahora están más cerca de -25 a -30 ºC.
Hace frío, pero en Bismarck, Dakota del Norte, se alcanzaron los -29 ºC al menos una vez al año en casi todos los años desde 1875. El frío invernal típico de la Antártida debería alcanzar un nivel inimaginable para la mayoría de la gente en Estados Unidos.
El calor veraniego en pleno invierno –aunque gran parte del continente todavía está bajo cero– es un fenómeno alarmante para un lugar más capaz que cualquier otro de generar un aumento catastrófico del nivel del mar, a medida que la contaminación por combustibles fósiles sigue aumentando las temperaturas globales.
La mayor parte del hielo del planeta se encuentra allí y, si se derritiera, el nivel promedio global del mar aumentaría más de 45 metros. Incluso formaciones de hielo más pequeñas, como el llamado “glaciar del fin del mundo”, podrían aumentar el nivel del mar en 3 metros si se derritieran, lo que sería catastrófico para las comunidades costeras del mundo.
Es posible que se produzcan más olas de calor como esta en futuros inviernos, lo que podría dejar al continente helado menos fortificado para su estación más calurosa (el verano) y más vulnerable al derretimiento durante las olas de calor posteriores, dijo David Mikolajczyk, meteorólogo investigador del Centro de Datos e Investigación Meteorológica Antártica de la Universidad de Wisconsin-Madison.
El aumento del derretimiento antártico también podría alterar las circulaciones oceánicas globales, le dijo Mikolajczyk a CNN. Estas circulaciones desempeñan un papel enorme para hacer que el clima del planeta sea habitable.
“Estoy seguro de que con el tiempo habrá más (impactos) a medida que comprendamos mejor (esta ola de calor), pero en este momento lo que estamos viendo es realmente un caso de asombro”, dijo Thomas Bracegirdle, subdirector científico del equipo de Atmósfera, Hielo y Clima del British Antarctic Survey.
Bracegirdle le dijo a CNN que las temperaturas de este suceso batieron récords y fueron una señal importante de lo que podría suceder en el largo plazo. Las olas de calor de esta magnitud deberían ser bastante raras en la Antártida y los científicos aún no están seguros de que se produzcan con mayor frecuencia, pero eso podría estar cambiando.
“Todo lo que podemos decir en esta etapa es que esperamos más temperaturas extremas altas (en la Antártida) bajo un clima cambiante, pero para este evento en particular tendremos que estudiar más”, afirmó Bracegirdle.
También contribuyó significativamente para obtener el nuevo día más caluroso registrado en la Tierra a fines de junio, según un análisis del Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea.
Se trata de la segunda ola de calor importante que sufre la Antártida en los últimos dos años. Durante la anterior, en marzo de 2022, las temperaturas en algunas zonas alcanzaron hasta 21 ºC por encima de lo normal, las desviaciones de temperatura más extremas jamás registradas en esta parte del planeta.
Según un estudio de 2023 publicado en Geophysical Research Letters, esa ola de calor sin precedentes se vio agravada por el cambio climático.
Si bien la ola de calor actual no causó desviaciones de temperatura que alcancen el nivel de 2022, fue mucho más larga y duradera, según Ted Scambos, glaciólogo de la Universidad de Colorado en Boulder.
Y las diferencias cruciales entre ambos se reducen a lo que sucede en la atmósfera.
“Un acontecimiento muy inusual”
Según Bracegirdle, se espera que el conjunto de condiciones atmosféricas en gran medida responsable de la actual ola de calor (la ruptura del vórtice polar sur) sólo ocurra una vez cada dos décadas en promedio.
“Este es un evento muy inusual, desde esa perspectiva”, agregó Bracegirdle.
Al igual que el hemisferio norte, el hemisferio sur tiene un vórtice polar: vientos fuertes que circulan en lo alto de la atmósfera y atrapan el aire frío en su lugar.
Pero cuando el vórtice polar sur se altera, libera aire frío atrapado sobre la Antártida y envía ráfagas de aire más al norte. Esto también deja la puerta abierta para que el aire baje rápidamente desde la atmósfera superior y se caliente en el camino.
El vórtice polar sur se altera con mucha menos frecuencia que su homólogo norte, lo que explica por qué estas olas de calor son mucho menos frecuentes, según Amy Butler, física investigadora del Laboratorio de Ciencias Químicas de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés).
Esta perturbación del vórtice polar comenzó en la segunda mitad de julio y podría continuar durante la primera mitad de agosto. Incluso, podría alcanzar su máxima intensidad en aproximadamente una semana, dijo Butler a CNN. Esto mantendrá elevadas las temperaturas en la superficie.
Al mismo tiempo, múltiples oleadas de aire cálido provenientes del suroeste del océano Índico se extendieron sobre la Antártida oriental, que comprende aproximadamente dos tercios de todo el continente. Cada oleada de aire cálido fue seguida por otra tan de cerca que el calentamiento ha sido casi continuo durante las últimas semanas, según Scambos.
Según Mikolajczyk, la Antártida oriental, donde se encuentra el Polo Sur, es donde se dan las condiciones más frías de la Tierra y suele estar protegida de este tipo de calor extremo. Pero ese no fue el caso ni en este evento ni en el de 2022.
Es parte de una tendencia más amplia cuyas consecuencias ya se midieron.
El Polo Sur se calentó más de tres veces de la tasa promedio mundial entre 1989 y 2018, según un estudio de 2020 publicado en la revista Nature Climate Change.
La Antártida occidental y el llamado “glaciar del fin del mundo” han sido el centro de atención de la investigación científica en los últimos años debido al impacto catastrófico que su colapso tendría en el aumento del nivel del mar. Pero otras investigaciones realizadas en los últimos años demostraron que el derretimiento en la Antártida oriental, donde se ocurre esta ola de calor, se está volviendo igual de preocupante.
El reciente incremento de la temperatura supuso un problema importante para la crucial capa de hielo del continente. La Antártida perdió un asombroso 280% más de masa de hielo en las décadas de 2000 y 2010 que en las de 1980 y 1990, según un estudio de 2019 publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias.
“En estos últimos años, diría que la sensación era que el Ártico es el lugar donde se producen los cambios más rápidos, y que (el cambio) se producía con bastante lentitud en la Antártida”, reflexionó Mikolajczyk. “Pero este es otro acontecimiento que demuestra que (el cambio) también puede producirse rápidamente en la Antártida”.