An investor see the quick plunge of Bolsa de Valores de Sao Paulo in Sao Paulo, Brazil 11 September 2001.
Un inversor observa en la pantalla de cotizacion en la Bolsa de Valores de Sao Paulo (Bovespa), la fuerte baja de 8,25% que sufre la bolsa proximo a las 11h00 de la manana del 11 de setiembre de 2001, antes que se cerrara el movimiento bursatil. A raiz de los atentados sufridos en Estados Unidos, la bolsa brasilena sufrio una fuerte baja, que alcanzo -9,17% y el movimiento de compra/venta fue cerrado.      AFP PHOTO/Mauricio LIMA (Photo by MAURICIO LIMA / AFP) (Photo by MAURICIO LIMA/AFP via Getty Images)
El impacto del "lunes negro" en América Latina
00:58 - Fuente: CNN

Nueva York (CNN) – A veces, los mercados caen debido a un acontecimiento grande e inequívoco, como una pandemia, una guerra o una desaceleración económica. A veces, caen debido a fuerzas menos visibles, como las maniobras financieras de alto nivel diseñadas para generar beneficios de la nada.

Esta semana, los mercados se han enfrentado a ambas cosas.

La caída de Wall Street comenzó la semana pasada con algunas preocupaciones fundamentales: los beneficios de las empresas tecnológicas fueron decepcionantes y las señales de alarma en el mercado laboral estadounidense podrían apuntar a una grave desaceleración de la mayor economía del mundo.

Pero el cambio financiero que echó gasolina al fuego es más oscuro, y tan técnico que incluso algunos inversores veteranos tienen dificultades para explicarlo sucintamente.

Cuando esta semana se oye a los comentaristas hablar del “carry trade del yen” o del “gran retroceso”, se refieren a una popular estrategia comercial que, de repente, está explotando en la cara de los inversores.

¿Qué es el “carry trade”?

Una operación de “carry trade”, conocido como bicicleta financiera en español, consiste en pedir dinero prestado en un lugar donde las tasas de interés son bajas y utilizarlo para invertir en otro lugar en activos que generen algún tipo de rendimiento.

Durante años, el lugar para conseguir dinero barato ha sido Japón, donde las tasas de interés se han mantenido constantemente en cero o cerca de cero.

Un inversor puede tomar prestados yenes japoneses (a cambio de una pequeña comisión) y utilizarlos para comprar, por ejemplo, valores tecnológicos estadounidenses, bonos del Estado o el peso mexicano, todos los cuales han ofrecido una sólida rentabilidad en los últimos años. En teoría, mientras el yen se mantenga bajo frente al dólar, se puede devolver lo prestado y obtener un beneficio considerable.

“En lo que va del siglo, se habría ganado más dinero con el carry trade yen-peso que con el S&P 500”, dijo John Authers, columnista de Bloomberg, en el podcast Big Take Daily. “Es una locura”.

El carry trade del yen resultó especialmente popular en los últimos cuatro años, porque Japón era la única gran economía del mundo que ofrecía dinero esencialmente gratis. (Mientras EE.UU., Europa y otros países subían las tasas de interés para luchar contra la inflación, Japón tuvo el problema contrario, y ha mantenido las tasas de interés de los préstamos bajos para fomentar el crecimiento económico).

Pedir prestado por casi nada y obtener una rentabilidad del 5% en un Tesoro de EE.UU. parece una obviedad.

“Es un arbitraje bastante bueno, pero no es realmente arbitraje porque no está exento de riesgo”, afirma John Sedunov, profesor de Finanzas de la Villanova School of Business. “Tienes que tener el tipo de cambio a tu favor”.

El dinero fácil se complica

Los problemas comenzaron cuando la cotización del yen empezó a subir hace unas semanas, erosionando el beneficio potencial de una operación de “carry trade”.

La semana pasada, el Banco de Japón subió las tasas de interés por segunda vez desde marzo, empujando el yen aún más al alza (y encareciendo así el reembolso de su préstamo basado en yenes).

Mientras tanto, el dólar se debilitó al insinuar la Reserva Federal que se avecinan recortes de tasas, y los valores tecnológicos estadounidenses bajaron. Las personas que tenían operaciones de carry trade buscaron una salida. Aquí es donde la cosa se complica.

“No se puede deshacer la mayor operación de carry trade jamás vista en el mundo sin romper algunas cabezas”, dijo Kit Juckes, estratega macroeconómico global de Societe Generale, en una nota a clientes el lunes.

El “carry trade” se basa en préstamos, lo que significa que es una posición apalancada. (Por regla general, siempre que oigas hablar de apalancamiento en finanzas, piensa en “alto riesgo”).

En cuanto empiecen a acumularse pérdidas, por pequeñas que sean, los prestamistas exigirán que aportes más efectivo para cubrir sus pérdidas potenciales, un proceso conocido como ajuste de márgenes. Esto puede significar vender acciones para conseguir efectivo o cerrar la posición por completo.

“No todo el mundo tendrá un ajuste de márgenes a la vez, pero sí los más arriesgados, que empezarán a liquidar”, explica Sedunov. “Y entonces eso crea pérdidas para la gente que sigue en la cadena, y entonces tienen que vender cosas, y entonces es sólo este tipo de espiral”.

El lunes, la bolsa japonesa cayó un 12,4%, desencadenando una caída mundial. El martes, las acciones japonesas recuperaron parte de sus pérdidas. Los mercados estadounidenses también repuntaron. Pero el alivio puede ser temporal.

Arindam Sandilya, codirector de estrategia global de divisas de JPMorgan Chase, afirmó en Bloomberg TV: “No hemos terminado, ni mucho menos”. “La reversión de las operaciones de carry trade se ha completado entre un 50% y un 60%”.

En otras palabras: abróchense los cinturones y que no cunda el pánico.