(CNN) –– La actividad tropical en una temporada de huracanes inusualmente activa tomará un respiro después de Ernesto, pero los meteorólogos no creen que dure mucho.
Las tormentas en el Atlántico serán limitadas al menos durante la próxima semana. El aire seco y polvoriento y algunos vientos perturbadores en la atmósfera superior están dificultando que el clima tormentoso se ponga las pilas. Una situación similar mantuvo al Atlántico tranquilo durante algunas semanas después del huracán Beryl, que batió récords.
Pero, según los pronósticos del Centro de Predicciones Climáticas, es poco probable que esta breve pausa en la actividad dure mucho tiempo. Una vez que el aire seco y polvoriento disminuya, la actividad tropical del Atlántico podría comenzar a acelerarse a medida que el clima tormentoso se aleje de la costa de África y se dirija sin obstáculos hacia el mar.
El último pronóstico del Centro destaca una amplia zona en el Atlántico, desde la costa occidental de África hasta el Caribe, donde la actividad tropical podría reavivarse a fines de agosto y principios de septiembre.
El Atlántico tropical occidental, justo al este del Caribe, tiene la mayor probabilidad de que se desarrolle durante el mismo período.
Según el pronóstico, la probabilidad de desarrollo del 40% o más se extiende casi hasta mediados de septiembre en gran parte del Atlántico tropical, por lo que la temporada de huracanes podría no volver a frenarse en el corto plazo.
Esto no es sorprendente porque el pico climatológico de la temporada de huracanes está a sólo unas semanas de distancia.
El océano Atlántico también está cerca de alcanzar un nivel de calor récord, lo que podría ayudar a que los sistemas se desarrollen y potencialmente aumenten su fuerza, algo que se está volviendo más común en un mundo debido a la contaminación por combustibles fósiles.
El agua caliente fue una de las principales razones por las que un coro de voces expertas previeron una temporada de huracanes hiperactiva. Además, múltiples grupos, incluida la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) , dijeron que era posible que hubiera cerca de dos decenas de tormentas con nombre para el final de la temporada.
La temporada ya fue inusualmente activa, y a mediados de agosto se formaron cinco tormentas con nombre, tres de las cuales se convirtieron en huracanes. Ernesto se fortaleció y se convirtió en el tercer huracán de la temporada casi un mes antes de lo normal, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC).
Beryl también rompió las expectativas cuando se convirtió en el huracán de categoría 5 más temprano registrado a principios de julio. Fue un huracán importante (de categoría 3 o más fuerte) casi dos meses antes de lo previsto.
Estas tormentas tempranas no son la única señal de cuán inusualmente activa ha sido la temporada.
Según una medida de la actividad tropical utilizada por los expertos en huracanes, esta temporada es la tercera más activa desde la década de 1960. Solo en 2005 y en 1980 hubo un comienzo más activo de la temporada de huracanes, según Michael Lowry, un experto en huracanes.
La parte más activa de la temporada de huracanes suele comenzar a mediados de agosto, alcanza su pico alrededor del 10 de septiembre y persiste hasta mediados de octubre. Alrededor del 68% de toda la actividad tropical del Atlántico suele desarrollarse después del 1 de septiembre, según datos rastreados por investigadores de la Universidad Estatal de Colorado.
Esta temporada ya acumuló aproximadamente la mitad de la actividad que produciría una temporada normal entera y aún queda mucha actividad tropical por delante.