(CNN Español) –– Cuando el presidente de Argentina, Javier Milei, festejó en julio la primera suba de la actividad en seis meses registrada en mayo, parecía que la economía argentina había encontrado una plataforma para el despegue, y que el piso se había alcanzado durante ese semestre anterior con caídas consecutivas. El mismo Milei afirmó que el rebote iba a ser vertiginoso y potente, una vez hallado el límite del ciclo recesivo.
Pero en junio, los datos volvieron a superar al entusiasmo del Gobierno. Como si fuera un nuevo baño de realidad, el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) publicado por el Indec en los últimos días volvió a encender las alarmas, tras registrar una merma con respecto al crecimiento de mayo: fue de 0,3%, pero un 3,9% respecto a junio de 2023.
Este último índice revirtió el resultado conseguido en mayo, cuando la economía había crecido no solo intermensual, sino también interanualmente: 1,3% contra abril de este año y 2,3% frente a mayo de 2023.
Para completar el análisis, hay que tener en cuenta las bases de comparación de cada mes. Cuando el cotejo se hace contra meses de retracción económica, es siempre más factible encontrar resultados positivos. Por el contrario, cuando la base de comparación deja un umbral alto de crecimiento, se necesita un avance significativo de la actividad para mantener el signo positivo.
En ese sentido, el crecimiento de mayo se había expresado contra un mes de fuerte caída interanual de la economía: en mayo de 2023, la actividad había mermado un 5,5% con relación al mismo mes de 2022.
Asimismo, cuando se miran los datos de junio hay que aclarar que el cotejo se hace contra otro mes de retracción pronunciada: en junio de 2023, la economía argentina se había achicado un 4,4% con respecto al mismo mes de 2022.
En consecuencia, la caída registrada en junio sucede además contra una base de comparación baja, debido a los resultados del mismo mes del año anterior.
Rubro por rubro
De los 15 sectores que analiza el estimador cada mes, nueve arrojaron resultados negativos en junio en la comparación interanual. Entre ellos, se destaca un derrape de dos dígitos en el rubro Construcción (-23,6%) y un desplome del mismo tenor en Industria manufacturera (-20,4%). Comercio mayorista, minorista y reparaciones completa el podio de las actividades que más cayeron durante el sexto mes del año.
El campo explica que la caída no haya sido mayor. La actividad en Agricultura, ganadería, caza y silvicultura creció un 82,4% interanual, sin descuidar que en 2023 se registró una sequía que vació el potencial del agro argentino.
Para entender la incidencia de este rubro en la contención de la caída del EMAE de junio, es necesario mirar el porcentaje de crecimiento que tuvo la segunda actividad de mayor incidencia entre las que se incrementaron. Explotación de minas y canteras subió sólo un 4,6%. Es decir, entre el 82,4% del campo y el 4,6% de la minería solo se salvó la pesca, con un aumento interanual del 34,8%, pero con una menor incidencia en el desarrollo final del EMAE.
Nuevas caídas
Algunos analistas sostienen que, durante los próximos meses, seguirá la tendencia a una caída interanual de la economía. Sucede que la base de comparación será contra períodos de 2023 en los que la actividad creció o se contrajo levemente. Por caso, en julio del año pasado, el EMAE arrojó una merma del 1,6% en doce meses. En agosto, se registró una suba en el mismo período del orden del 0,2%, hasta alcanzar en octubre el mejor registro desde enero de 2023, con una suba del 1,2%. Por eso es que la base de comparación para los próximos meses no ayudará para alcanzar porcentajes de crecimiento en medio de una recesión que no ha terminado.
Mientras tanto, el gobierno confía en que la inflación seguirá bajando, que eso funcione como dinamizador del consumo y que se produzca la tan ansiada recuperación. Seguramente, no será a la velocidad que Milei anunció durante sus primeros meses de gobierno, pero la mayoría de los analistas observan un rebote de la actividad en 2025.