(CNN en Español) – “¿En qué cabeza cabe que el presidente tenga esa actitud?”, se pregunta un jubilado con el que habló CNN sobre la promesa del presidente de Argentina, Javier Milei, de vetar un proyecto de ley, aprobado por el Congreso de la Nación, que mejoraría la fórmula para actualizar las pensiones previsionales.
El proyecto se ampara en el sistema de ajuste vigente, apoyado basado en la inflación, que había sido aprobado en el megadecreto que propuso el presidente a comienzos de su mandato.
Contempla también la evolución de los salarios y otorga un 8,1% adicional desde abril para compensar el salto inflacionario de 20,6% del mes de enero, por el que solo se les había otorgado un 12,5%, y también establece que la jubilación mínima no podrá ser inferior a 1,09 canastas básicas, según las mediciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos.
“Voy a tener que dejar de comprar otras cosas para poder comprar los medicamentos”, dice otra jubilada.
La jubilación mínima en Argentina ronda los US$ 170 mensuales, según el tipo de cambio paralelo que es al que tiene libre acceso la población y en agosto este ingreso se compensará con un bono de US$ 52.
La canasta básica total de julio fue de US$ 220. El dato de inflación del último mes todavía no fue publicado, pero en los dos anteriores superó el 4% mensual.
“Es muy triste la realidad que estamos pasando, la gente se está muriendo de hambre”, dice una jubilada más entrevistada por CNN y otro remata: “A los jueces no le sacan un peso y ganan mucho dinero, y justo a los jubilados…”.
Las jubilaciones, un problema para el Gobierno en Argentina
Hasta junio de 2023, había más de 5,7 millones de jubilados, según datos de la Administración Nacional de la Seguridad Social de la República Argentina, y para el presupuesto 2024 se calculó un gasto del 5,8% del PBI, un monto muy significativo en el gasto público que pesa a lo largo de todos los gobiernos en Argentina.
“Siempre, desde que yo recuerdo con mis padres, siempre el sector de los jubilados ha sido abandonado”, afirma una jubilada más que habló con CNN.
La nueva fórmula de movilidad jubilatoria obtuvo media sanción en la Cámara de Diputados a comienzos de junio y fue aprobada por el Senado la semana pasada. En la cámara alta solo los senadores de La Libertad Avanza —el partido gobernante — votaron en contra de la ley. Incluso, el partido Propuesta Republicana (PRO), el espacio político del expresidente Mauricio Macri y principal aliado de Milei, votó a favor de la normativa.
Después de la sanción del Congreso, Milei aprovechó cada oportunidad que pudo para decir en la prensa que eran todos unos “degenerados fiscales”. Según indicaron desde presidencia, aumentar las pensiones para la tercera edad implicaría un costo fiscal de un 1,2% del PBI.
En cambio, la Oficina de Presupuesto del Congreso, los cambios en la movilidad significarían un gasto extra del 0,45% del PBI en todo el año.
Nicolás Massot, diputado nacional de Encuentro Federal, un bloque que puede considerarse dialoguista, dijo que están de acuerdo con el Poder Ejecutivo en que el equilibrio fiscal es prioritario, pero que la discusión se trata de “cómo” se llega hasta ahí y de dónde se recorta.
Lo que deja la ley: una medida antipática y una disputa política
Un veto —el primero de la presidencia de Milei que pareciera estar dispuesto a cumplir su promesa — contra un aumento a las pensiones para la tercera edad es una medida antipática: ajustar a los jubilados dista mucho de ajustar a la casta. Por otro lado, es una disputa política: vetar una normativa discutida y sancionada por el Congreso en un buen uso de sus facultades es un desafío a la Cámara, aunque también hay que decir que se ajusta a derecho.
“La imagen de Milei está basada en el ajuste, mientras el ajuste sea popular, Milei será popular”, dice el politólogo Andrés Malamud, quien asegura que los jubilados no son parte del electorado del presidente. María Esperanza Casullo, también politóloga, coincide en que “su núcleo duro de apoyo es sólido todavía”, pero dice que probablemente pague un costo.
En cuanto a la política, la soledad de los senadores de La Libertad Avanza sin el apoyo del PRO, ni de los radicales, dejó explícita la imposibilidad del Gobierno de jugar sin negociar.
“No es una derrota de Milei”, dice Casullo, “sino la apertura de otra fase de relación con Mauricio Macri”. Para Malamud, Macri se juega “su participación en el gobierno”.
Después de varios intentos de negociar por las buenas, ¿el expresidente y principal aliado de Milei en el Congreso le mostró los dientes con la fuerza de sus legisladores en las cámaras? Malamud responde que sí.
Ante esa jugada, Macri fue dos veces a la residencia presidencial a cenar con Milei.
Habrá que ver qué hacen diputados y senadores una vez que el veto se haga efectivo. Si el veto del Ejecutivo es total, tal como dijeron, vuelve al Congreso, que puede dejarlo sin efecto si consigue votos de dos tercios en cada cámara.
Una nueva oportunidad para repartir las cartas entre mandatario y exmandatario.
Entre tanto, el miércoles, las calles del microcentro porteño fueron testigo de las protestas de un grupo de jubilados que marcharon en reclamo de sus pensiones acompañados por partidos de izquierda y organizaciones sociales. La demostración derivó en incidentes que fueron reprimidos por la policía con bastones y gases.