Una reunión del Consejo de Seguridad en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York el miércoles 28 de agosto de 2024. Crédito: Yuki Iwamura/Bloomberg/Getty Images

(CNN) – En una ciudad conocida por sus clubes privados de miembros que luchan por la exclusividad, reina una sala dorada de Manhattan: un poderoso club de países dentro de la sede de las Naciones Unidas que se ha resistido a añadir un nuevo miembro durante casi ocho décadas.

El Consejo de Seguridad de la ONU ha estado dominado por sólo cinco países (Estados Unidos, China, Rusia, Francia y el Reino Unido) desde su creación a partir de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, cuando gran parte del mundo aún estaba bajo dominio colonial.

Hoy en día, países de todo el mundo se turnan en el consejo como miembros no permanentes, pero ningún país de Medio Oriente, África, América Latina o el Caribe tiene el crucial poder de veto de los miembros permanentes.

El veto permite a los miembros permanentes, conocidos como los P5, bloquear cualquier resolución, desde misiones de mantenimiento de la paz hasta sanciones, en defensa de sus intereses nacionales y decisiones de política exterior.

Pero existe un impulso renovado para reformar este orden mundial de la era colonial.

Mientras los líderes mundiales se preparan para volver a la sede de la ONU para celebrar la Asamblea General anual el próximo mes de septiembre, el presidente de Sierra Leona, Julius Maada Bio, ha reiterado el antiguo alegato africano para reformar el consejo, incluyendo dos nuevos puestos de miembros permanentes para los países africanos.

Las cuestiones africanas ocupan casi el 50% de los asuntos diarios del consejo, y la mayor parte de sus resoluciones relativas a la paz y la seguridad. El continente alberga también a más de una cuarta parte de los Estados miembros de la ONU y a más de mil millones de personas, pero sigue estando “enormemente infrarrepresentado en este órgano vital de la ONU”, declaró Bio en una reunión de alto nivel celebrada en agosto. Sierra Leona representa al Grupo Africano en las Naciones Unidas, compuesto por los 54 países del continente.

Un alto diplomático de la ONU declaró a CNN que África tiene actualmente mucho peso entre los países del P5, árbitros finales de cualquier reforma, mientras Rusia y Estados Unidos se disputan su influencia en el continente.

El Consejo, responsable de mantener la paz y la seguridad mundiales, tiene poder para desplegar misiones de mantenimiento de la paz, autorizar el uso de la fuerza, imponer sanciones y aprobar resoluciones, muchas de las cuales han gozado de gran eficacia a pesar de los estancamientos de alto perfil en la invasión rusa de Ucrania y la guerra entre Israel y Hamas.

Más de una docena de estudios revisados por expertos han constatado que la mayor parte de las misiones de mantenimiento de la paz de la ONU han contribuido a frenar la violencia y a reducir los conflictos en países como Sierra Leona.

El impulso que desde hace años se está dando para reformar el organismo más poderoso de la ONU está ganando fuerza política: el presidente de EE.UU., Joe Biden, incluso defendió la creación de puestos permanentes para África, América Latina y el Caribe durante un discurso ante la ONU en 2022.

Algunos diplomáticos se muestran optimistas ante la posibilidad de que en el debate general de septiembre, en el que los líderes nacionales se dirigirán a la asamblea y que la ONU espera que se utilice como momento crítico para reflexionar sobre el futuro del sistema multilateral, se llegue a un consenso en torno a una hoja de ruta para la reforma del Consejo de Seguridad.

El presidente de Sierra Leona, Julius Maada Bio, se dirige a la 78° sesión de la Asamblea General de la ONU en Nueva York el 20 de septiembre de 2023. Crédito: Eduardo Muñoz/Reuters

El borrador del documento de la cumbre, “Pacto para el futuro”, reconoce la necesidad de arreglar la “injusticia histórica contra África como una prioridad” y el estatus especial de África en las negociaciones de cara al futuro.

“Por primera vez, estamos viendo movimiento”, afirma Alexander Marschik, enviado austriaco de la ONU, que copreside un grupo intergubernamental sobre las negociaciones para el Consejo de Seguridad. El grupo lleva debatiendo la reforma hasta 20 años, según declaró a CNN.

Aunque es poco probable que en septiembre se produzca una ampliación del Consejo, “podríamos ver una pista, un proyecto sobre cómo llevar a cabo la ampliación en un tiempo razonable”, según Marschik. El martes, la Asamblea General adoptó una decisión oral en la que reafirmaba su papel central en relación con la reforma del consejo, y votó a favor de incluir la cuestión en el orden del día de la próxima sesión.

Creciente punto muerto

Las profundas divisiones entre los miembros permanentes han provocado una creciente frustración ante la incapacidad del Consejo de Seguridad para atajar los mayores problemas del mundo, desde los sangrientos conflictos de Gaza y Ucrania hasta la amenaza de las armas nucleares y el cambio climático.

“Estados Unidos y Rusia ejercen a menudo su veto bien para proteger a un Estado cliente, en el caso de Israel o Siria, bien para proteger sus propios intereses nacionales, como en el caso del veto ruso a Ucrania”, declaró a CNN Anjali Dayal, experta en la ONU y profesora adjunta de Política Internacional en la Universidad Fordham.

Francia y el Reino Unido han limitado su uso del poder de veto desde 1989. Pero los años posteriores a la Guerra Fría han visto cómo Estados Unidos, Rusia y China utilizaban la cámara para “exonerar a sus aliados y protegerse de las consecuencias de sus impopulares decisiones de política exterior”, añadió.

El ministro de Relaciones Exteriores de Sierra Leona cree que una mayor equidad en el consejo ayudaría a romper el estancamiento y le daría más credibilidad.

“Hay muchos conflictos en los que el Consejo de Seguridad de la ONU ha llegado a resoluciones que no se aplican fácilmente, lo que demuestra la ineficacia del consejo en estos momentos”, declaró Timothy Musa Kabba a CNN en la oficina de la misión de la ONU de su país en Nueva York.

Musa Kabba añadió que en “un mundo que es más diverso, que está más globalizado, interconectado, es necesario que el consejo se democratice para una representación basada en la geografía”.

El Consejo de Seguridad es responsable del mantenimiento de la paz y la seguridad mundiales y tiene potestad para desplegar misiones de mantenimiento de la paz. Crédito: Amaury Falt-Brown/AFP/Getty Images

Además de las cinco potencias con derecho a veto, en el consejo hay diez escaños no permanentes, tres de los cuales corresponden a África. Los escaños no permanentes no tienen poder de veto y son elegidos por regiones por la Asamblea General para un mandato de dos años.

Hay acuerdo entre los miembros permanentes del consejo y los diplomáticos en los pasillos del icónico complejo de la ONU en el centro de Manhattan en que ha llegado el momento de evolucionar. Pero las rivalidades y los intereses nacionales entre los 193 estados miembros de la ONU han bloqueado los intentos de cambio, ya que luchan por ponerse de acuerdo sobre qué países incluir, la escala de la ampliación de miembros permanentes y no permanentes; y cómo serán sus poderes en el consejo.

A Brasil e India, por ejemplo, les gustaría tener puestos permanentes en el consejo, una perspectiva que no sentaría bien a los eternos rivales de India, Pakistán y China, o a Argentina y México en el caso de Brasil, dijo un diplomático de la ONU.

Un debate de décadas

Más allá de la presión de la Unión Africana para conseguir dos puestos permanentes y otros dos no permanentes en el consejo, hay al menos otras cinco constelaciones de Estados miembros de la ONU que tienen sus propias ideas separadas sobre cómo debería ser la reforma.

“Se trata de una conversación que lleva décadas produciéndose”, declaró a CNN Daniel Forti, analista principal de promoción e investigación de la ONU en Crisis Group. “Los diplomáticos no se han puesto de acuerdo en una fórmula sobre cómo ampliar el consejo de forma que se consiga una mayoría de dos tercios y que Washington, Moscú y Beijing estén todos de acuerdo en la misma formulación”.

Hay “más impulso político para esto, pero no significa que estemos necesariamente un paso más cerca de lograr la reforma”, añadió.
Por ejemplo, cualquier intento de eliminar los poderes de veto del P5 sería “un fracaso” y “no es algo con lo que los tres grandes estarían nunca de acuerdo”, dijo a CNN un alto diplomático de la ONU, refiriéndose a EE.UU., Rusia y China.

Pero lo que podría funcionar es una “reforma con minúsculas”, dicen los expertos y diplomáticos, que señalan una iniciativa de 2022 presentada por Liechtenstein que fue aprobada por la Asamblea General. La iniciativa ordena que cualquier caso de veto por parte del P5 sea debatido en la Asamblea General. Aunque el proceso no puede anular un veto, eleva el costo político de que los P5 ejerzan su poder unilateral.

La ampliación es posible, dicen sus defensores, señalando 1963, cuando el consejo se amplió de 10 a 15 estados miembros. “Así que, por otro lado, quizá esto sea una oportunidad”, dijo un alto diplomático de la ONU. “Creo que el hecho de que la gente esté hablando de ello, significa que hay más tracción”, añadió el diplomático. “Pero estamos muy lejos de una reforma real y operativa del Consejo de Seguridad”.