(CNN) – Se cree que Hezbollah es el grupo no estatal más fuertemente armado del mundo. Respaldado por Irán y con sede en el Líbano, país del Mediterráneo oriental, el grupo islamista chiíta mantiene enfrentamientos con las fuerzas israelíes en la frontera sur del Líbano desde el 8 de octubre.

Las hostilidades transfronterizas han suscitado la posibilidad de una conflagración regional y han provocado intensos esfuerzos diplomáticos para desescalar las tensiones. Esta semana, las explosiones en dispositivos de comunicación presuntamente en manos del grupo dejó al menos 37 muertos y miles de heridos, abriendo lo que el ministro de Defensa de Israel afirmó era una “nueva era” de la guerra. “El centro de gravedad se está desplazando hacia el norte”, dijo Yoav Gallant, refiriéndose a la frontera con el Líbano.

Aunque la tecnología militar no es rival para el poderío militar de Israel, el arsenal cada vez más sofisticado de Hezbollah tiene el potencial de infligir daños significativos a Israel y a sus aliados en la región.

Además, si Israel comienza una guerra con Hezbollah, tendría que enfrentarse a la capacidad estratégicah. El grupo forma parte de un eje de combatientes dirigido por Irán que abarca Yemen, Siria, Gaza e Iraq. Algunos de estos grupos han aumentado significativamente su coordinación desde octubre, cuando Israel lanzó una guerra en Gaza después de que militantes dirigidos por Hamas atacaran el país. Este eje se conoce en Israel como el “anillo de fuego”.

En el último año, los socios de Hezbollah en la región se han enzarzado en un conflicto latente con Israel y sus aliados. Los hutíes de Yemen han disparado esporádicamente contra buques en el mar Rojo, una arteria del comercio mundial, así como contra Israel. Resistencia Islámica en Iraq, un grupo paraguas de facciones chiíes de línea dura, también ha lanzado ataques contra posiciones estadounidenses en ese país. El eje ha condicionado el cese de esas hostilidades a un alto el fuego en Gaza, presentándose como un “frente de apoyo” a los palestinos de Gaza, según la descripción de un alto dirigente de Hezbollah.

Durante el levantamiento sirio que se convirtió en guerra civil en la década de 2010, Hezbollah luchó a favor del presidente de Siria Bashar al-Assad mientras éste aplastaba brutalmente a las fuerzas armadas de la oposición e infligía una enorme pérdida de vidas civiles.

Mientras luchaba en las trincheras de esa guerra de casi una década, Hezbollah se curtió en la guerra urbana y solidificó sus alianzas con otros grupos respaldados por Irán que combatían en Siria. También despejó una ruta vital de suministro de armas entre Irán y el Líbano, a través de sus socios en Iraq y Siria, reforzando aún más su arsenal.

Pero Hezbollah pisa con cautela. Provocar toda la potencia de fuego de Israel podría degradar significativamente las capacidades del grupo, haciéndole retroceder años —si no décadas— y destruyendo grandes partes del Líbano, que ha sufrido el peso de su crisis financiera de años.

El grupo ya ha perdido centenares de combatientes, incluidos comandantes, en enfrentamientos fronterizos con Israel desde octubre, y una cifra similar de civiles han muerto, según el análisis de CNN de cifras disponibles públicamente hasta agosto.

El impacto sobre Israel también ha sido considerable, con más de 60.000 personas desplazadas de su zona fronteriza en el norte, y decenas de muertos, entre soldados y civiles. Esta semana, antes de la ola de explosiones en dispositivos de comunicación en el Líbano, Israel convirtió en un nuevo objetivo de guerra el regreso de los residentes del norte de Israel a sus hogares cerca de la frontera, lo que desde hace tiempo se entiende como una necesidad política.

Las posibilidades de Hezbollah de sobrevivir en una guerra total con Israel dependen de si puede o no burlar estos sistemas que en los últimos meses han interceptado miles de armas aéreas procedentes de Irán, Gaza y el Líbano.

– Rachel Wilson contribuyó con este reportaje.

Este artículo fue publicado originalmente el 26 de agosto y actualizado el 19 de septiembre de 2024.