(CNN) – Cuando los asesores de la vicepresidenta Kamala Harris reflexionaban sobre el lugar del último gran discurso de su campaña, tenían que marcar algunas casillas.
El lugar, creían, debía transmitir cierto grado de gravedad sobre la elección ante los votantes. Pero igualmente importante, en su opinión, era su capacidad para evocar la promesa del cargo al que aspira.
En la Elipse -la zona del parque donde Donald Trump reunió a sus partidarios el 6 de enero de 2021, a la vista de la Casa Blanca- creen haber encontrado ese equilibrio.
Para Harris, encontrar el equilibrio entre las advertencias sobre un rival al que califica de fascista y el optimismo sobre la presidenta que ella sería se ha convertido en un reto definitorio de la recta final de la campaña.
El discurso de alto perfil de este martes es una de las últimas oportunidades que le quedan a la vicepresidenta para tratar de llegar a un segmento crítico del electorado conocido dentro de la campaña como “votantes conflictivos”, dijeron sus ayudantes, o aquellos que pueden estar preocupados por la conducta de Trump pero que aún no están convencidos de que Harris sea una candidata del cambio que pueda encarrilar el país.
Aunque es difícil imaginar que un discurso pueda mover la aguja, dijeron los asesores, también se pretende establecer un claro contraste con el polémico mitin de Trump en el Madison Square Garden este domingo por la noche. Esa no era la intención original del gran discurso de Harris, dijeron los asistentes, pero creen que sirve como una refutación oportuna.
“Va a cristalizar muchos de los argumentos clave con los que empezó”, según una fuente familiarizada con el discurso de Harris, citando la libertad reproductiva y su encuadre de lo que ella llama una “economía de oportunidades”.
A pesar de los matices sobrios del escenario -es donde Trump dijo a sus partidarios que marcharan hacia el Capitolio el 6 de enero; muchos lo hicieron, causando destrucción y muerte-, los asesores de Harris dicen que el discurso será esperanzador y optimista, y no se centrará exclusivamente en los acontecimientos que se desarrollaron en el lugar hace casi cuatro años.
Si hay algo que la candidata quiere llevarse a casa de aquel día es que su propia victoria supondría pasar página a la polarización de Trump, según sus asesores, .
Con la oficina que aspira a ocupar a 500 metros al norte, el escenario brinda a Harris la oportunidad de describir sus planes para el país, principalmente en materia de economía, el principal tema para los votantes.
En la última semana de la campaña, el discurso no pretende abarcar un terreno totalmente nuevo, dijeron los asesores, sino más bien enmarcar lo que está en juego en la carrera y poner de relieve el profundo contraste entre Harris y Trump.
Estar en la Elipse, dijeron los asesores, permitirá a Harris dar vida a argumentos familiares sobre la democracia en un entorno que destaca explícitamente las medidas que Trump y sus aliados tomaron para tratar de anular las elecciones de 2020. El lugar también subrayará cómo ella cree que un segundo mandato podría ser peor, dijeron.
“Como dije muchas veces y diré mañana por la noche en mi discurso, hay una gran diferencia entre él y yo. Si él fuera elegido, el día 1 va a estar sentado en la oficina oval trabajando en su lista de enemigos”, dijo Harris este lunes. “El día 1, si soy elegida presidenta de Estados Unidos, cosa que pretendo plenamente, estaré trabajando en nombre del pueblo estadounidense en mi lista de tareas pendientes”.
Este lunes se iniciaron los preparativos previos al discurso, incluida la instalación de altas vallas negras para crear un perímetro de seguridad alrededor de la Elipse.
Un permiso para el acto indicaba que se esperaba la asistencia de hasta 20.000 personas, que se extenderían por el National Mall, en el que sería su primer gran discurso de campaña al aire libre en Washington. La mayoría de los grandes mítines de Harris este año han sido en arenas o estadios en estados clave.
La vicepresidenta trabajó en sus comentarios mientras viajaba a Michigan el lunes para tres paradas de campaña, dijeron sus asistentes, revisando los borradores finales para uno de los discursos más importantes desde la convención demócrata. También se espera que aborde la economía, la reducción del costo de los medicamentos recetados y su agenda más amplia para la clase media, aunque los contrastes más agudos probablemente se centren en el carácter de Trump.
En cierto modo, recuerda a las declaraciones de Harris en el cuartel general de la campaña en Wilmington, Delaware, el día después de que el presidente Joe Biden abandonara la carrera, lo que convierte el discurso de este martes en una especie de broche de oro de su campaña, extraordinariamente breve.
“Todo esto es para decir que la construcción de la clase media será un objetivo definitorio de mi presidencia”, dijo Harris en ese momento. “Porque aquí sabemos que cuando nuestra clase media es fuerte, Estados Unidos es fuerte”.
Los asistentes compararon el discurso de este martes con los argumentos de cierre que Harris presentó como fiscal al comienzo de su carrera. Después de exponer las pruebas ante un jurado —en este caso, los votantes—, espera unir los diversos hilos en un solo caso a su favor.
No le faltaron consejos. Tal como fue desde que Biden era el candidato del partido, los demócratas están divididos sobre cuánto enfatizar el carácter de Trump y su percibido peligro para la democracia, en comparación con centrarse más específicamente en temas económicos.
La semana pasada, el principal super PAC (por Comité de Acción Política, en inglés) que apoya la candidatura de Harris expresó su preocupación de que la campaña estuviera centrando demasiado su mensaje final en llamar fascista a Trump.
“Este tema no es tan persuasivo como los mensajes de contraste que presentan los planes económicos de Harris, y su promesa de proteger los derechos reproductivos”, advirtió el grupo en un correo electrónico a los demócratas sobre la mensajería en el tramo final de la campaña.
Aún así, los asesores de Harris creen que hay moderados que se dejarán influir por los vínculos entre Trump y el fascismo, sobre todo cuando los planteó su ex asesor principal, John Kelly.
En términos más generales, el equipo de Harris ve los últimos días de la campaña como un momento para aprovechar el cansancio y la frustración generalizados ante la caótica forma de hacer política de Trump, no solo poniendo de relieve el tumulto, sino también ofreciendo una alternativa clara.
Desde el momento en que Harris ascendió a lo más alto de la candidatura en julio, su campaña se esforzó por aprovechar los atributos del cargo -y el poder de las imágenes impactantes- para ayudar a los votantes a verla como una candidata presidencial y dar el paso histórico de elegir a la primera mujer como comandante en jefe.
El amplio telón de fondo de la Casa Blanca y el National Mall se diseñó para lograr el máximo efecto una semana antes del último día de votación. Es una especie de análogo a un mitin celebrado en agosto en Detroit, donde Harris habló ante miles de personas con el majestuoso telón de fondo del Air Force Two.
El discurso en horario de máxima audiencia en la Elipse se produce en medio de la creciente ansiedad de algunos sobre cuánto tiempo está dedicando Harris a descalificar a Trump en comparación con lo que haría si fuera elegida. El discurso de este martes por la noche, dicen los asesores a CNN, pretende ser un equilibrio de ambos mensajes.
“No podemos darnos el lujo de hablar solo de lo que ella haría como presidenta”, dijo un alto asesor demócrata, hablando bajo condición de anonimato para discutir decisiones estratégicas. “No podemos fingir que estas son unas elecciones normales”.