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Nota del editor: Mari Rodríguez Ichaso ha sido colaboradora de la revista Vanidades durante varias décadas. Es especialista en moda, viajes, gastronomía, arte, arquitectura y entretenimiento, productora de cine y columnista de estilo de CNN en Español. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivamente suyas. Lee más artículos de opinión en cnne.com/opinion.

(CNN Español) –– La moda no solo es un adorno. También puede ser un símbolo de muchas cosas y sin duda ayuda a la imagen que quieren proyectar las mujeres que entran en el campo de la política.

Desde los años 30 y 40 del siglo XX, en las películas de Hollywood, cuando se quería transmitir la imagen de una mujer fuerte y con autoridad - ¡incluso una mujer tiránica y sin compasión! – los personajes femeninos lucían trajes de chaqueta con grandes hombreras y cortes fuertes. La actriz Joan Crawford fue un ejemplo de ese estilo en “A Woman’s Face”. También ocurrió años más tarde, en la década de los años 80, en la popular teleserie Dynasty con las enormes hombreras de Joan Collins en el papel de la muy fuerte y cruel Alexis Carrington.

Con el paso de los años esto no ha cambiado y cada cierto número de temporadas vuelven las imágenes de la mujer poderosa en la moda. Y hay estilos que reaparecen, como las grandes hombreras y los accesorios de corbatas y maletines de negocios de las últimas colecciones de Yves Saint Laurent, Schiaparelli y Stella MacCartney, que crean absolutas imágenes de puro poder ¡Aunque – seamos sinceros – a veces pueden parecer estereotipos muy exagerados!

Y cuando las mujeres participan en la política y la vida pública – ya sean primeras damas, presidentas, primeras ministras y hasta reinas – su estilo de vestir refuerza su imagen y posición. Y sus estilistas así lo saben explotar y proyectar. Muchas de ellas, especialmente en esta época de redes sociales e información exhaustiva, se convierten en nuevos íconos de estilo. E imágenes a admirar y hasta imitar.

Hay varios pasos a seguir para proyectar empoderamiento a través de la ropa. Uno de ellos es que las mujeres deben desarrollar su propio estilo. Solo así su imagen es poderosa. Cambiar de look y de estilo continuamente crea confusión y no es buena idea cuando se quiere proyectar una imagen estable y que inspire confianza.

Revisando la historia, Jackie Kennedy fue pionera en esto. Hasta entonces el vestuario de una primera dama de Estados Unidos no había recibido mucha atención. Jackie conquistó a todos con sus modelos de Oleg Cassini, sus suits de Chanel, sus modelos de Valentino y los sombreros pillbox, diseño de Halston para Bergdorf Goodman. Hasta en Francia, cuando visitó al presidente De Gaulle con su marido, quedaron impactados con su imagen. Y en sus últimos años, cuando era Jackie Kennedy Onassis y usaba lo muy chic de Carolina Herrera, siguió siendo la imagen por excelencia de la estadounidense poderosa y elegante.

Hillary Clinton estableció su estilo como primera dama y senadora con sus trajes de pantalón e inspiró el movimiento feminista Pantsuit Nation, que se originó en un grupo de Facebook. Y más recientemente en Estados Unidos, las perlas (símbolo de poder femenino) y los clásicos suits de Kamala Harris establecieron su lenguaje a través del vestir.

La propia reina Isabel II, con su look inconfundible de abrigos y sombreros a juego, era imagen de total respeto y autoridad. Igual que proyectó fuerza la frescura y juventud de la princesa Diana con un estilo muy suyo y que la hizo poderosa y admirada por siempre.

La sobriedad de varias políticas en América Latina, donde cada día hay más mujeres en situaciones poderosas y de autoridad –entre ellas la nueva presidenta de Mexico – han sido muy importante. En el pasado destacó la inconfundible imagen de Eva Perón en Argentina.

También en Europa las colecciones de trajes YSL y de Vuitton en el vestuario de Brigitte Macron son imágenes de mujeres importantes y fuertes. ¡Tal como ella es! Y el vestuario muy imitado de Kate, princesa de Gales, atrae a sus muchas seguidoras, que la admiran profundamente.

La imagen alegre y exuberante de la reina Máxima de los Países Bajos, con su ropa de vibrantes colores y sombreros llamativos, es sin duda símbolo de empoderamiento sartorial, ya que ella es enormemente popular y respetada. Y es interesante notar que la imagen de la reina Letizia de España ha cambiado para bien desde que dejó de usar mil estilos diferentes – como una vez me dijo Karl Lagerfeld: son solitary numbers o modelos solitarios – y ahora usa mayormente diseños que realzan su estilo y personalidad.

¿Y qué decir del presente en EE.UU.? Pues el estilo de Melania Trump no está todavía muy definido, ni por tanto empoderado. Ella busca la elegancia, pero todavía no proyecta su propio carácter ni su poder, sino el que recibe a través de su marido. Veremos qué pasa.