(CNN) – El presidente electo Donald Trump eligió a Robert F. Kennedy Jr. como secretario de Salud y Servicios Humanos y prometió dejarle “ir a lo grande en materia de salud”, dando prioridad a la atención sanitaria en la agenda de su segundo mandato.
Aunque no sabemos cuáles serán sus políticas, una de las cosas que Kennedy ha señalado es que estudiará la fluoración del agua en todo Estados Unidos. No podrá tomar ninguna medida hasta que sea nombrado y confirmado por el Senado en 2025. Pero en la red social X afirmó que, cuando ocupe el cargo, la Casa Blanca aconsejará a todos los sistemas de abastecimiento de agua de EE.UU. que eliminen el flúor de los sistemas públicos. “El flúor es un residuo industrial asociado a la artritis, las fracturas óseas, el cáncer de huesos, la pérdida de cociente intelectual, los trastornos del neurodesarrollo y las enfermedades tiroideas”, dijo.
El flúor es un mineral natural que está presente en cantidades mínimas en el suelo, las plantas, el agua y los alimentos, y en niveles óptimos ayuda a prevenir las caries manteniendo los dientes fuertes. Los países adoptan enfoques diversos para asegurar que los niños reciban flúor, algunos lo añaden al agua, como Estados Unidos, y otros añaden flúor a la leche o la sal para mantener los niveles recomendados. Otros países optan por barnices y enjuagues bucales proporcionados en las escuelas.
La fluoración en EE.UU.
La fluoración comunitaria del agua se introdujo en Estados Unidos en 1945 para ayudar a mejorar la salud bucodental de forma rentable y equitativa. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. consideraron la fluoración del agua potable una de las 10 intervenciones sanitarias más importantes del siglo XX en este país, junto con la vacunación, la planificación familiar y la seguridad en el lugar de trabajo.
Según cifras de los CDC, en 2022 el 72% de la población estadounidense recibe agua potable fluorada. Esta cifra varía según los estados, desde el 8,5% de la población de Hawai hasta el 100% de la población de Washington.
La fluoración del agua no es obligatoria, y aunque existe una concentración de flúor recomendada en el agua potable (0,7 miligramos por litro) por los CDC, ese nivel no es una norma de obligado cumplimiento. La decisión de fluorar el agua se toma a nivel local y depende de la cantidad de flúor presente de forma natural.
Hay 36.767 sistemas de abastecimiento de agua en 36 estados con información pública disponible en el sitio web de los CDC, una pequeña parte del número estimado de sistemas de abastecimiento de agua potable en EE.UU.. En 2023, algo más de un tercio (37%) de los sistemas de agua incluidos en los datos están fluorados.
También varía según el estado. En Kentucky, el 93,8% de estos sistemas de agua declarados están fluorados, y en el extremo inferior, sólo el 3,7% de los sistemas de agua declarados en Alaska están fluorados.
También hay una gran variedad en los niveles de flúor que se encuentran en estos sistemas de agua. No todos los 36 estados que informan sobre el acceso al flúor notifican los niveles de concentración, lo que limita las oportunidades de realizar un análisis exhaustivo. Entre ellos, 24 estados informan de los niveles de flúor en 1.774 sistemas públicos de agua.
Alrededor del 53% de estos sistemas de agua tienen una concentración de flúor dentro de los niveles recomendados: entre 0,7 y 1,2 mg por litro. Algo menos de la mitad de ellos (47%) tienen una concentración de flúor por debajo del nivel recomendado por los CDC.
De los datos disponibles públicamente sobre los niveles de fluoruro de los sistemas de agua, dos sistemas de agua, ambos situados en Carolina del Sur, informaron de niveles de concentración de fluoruro por encima de las directrices de la OMS. La OMS afirma que la exposición prolongada a niveles de fluoruro superiores a 1,5 miligramos por litro (mg/L) en el agua potable puede provocar problemas de salud.
¿Ayuda la fluoración del agua? Los datos son variados
Hace tiempo que se sabe que el flúor ayuda a fortalecer los dientes y los huesos; por eso se ha añadido a los alimentos y al agua del grifo durante muchas décadas. Los CDC consideran que la fluoración comunitaria es responsable de una reducción del 25% de las caries en los niños. Las caries pueden causar dolor y sensibilidad, lo que puede afectar al habla y a la alimentación. También pueden provocar la pérdida del diente o una infección que puede extenderse por el cuerpo, causando enfermedades graves o la muerte.
Pero a determinados niveles de concentración, el flúor puede causar daños. La Organización Mundial de la Salud afirma que, aunque el flúor reduce la incidencia de caries dental, tiene efectos negativos a niveles más altos, como “causar fluorosis del esmalte dental y esquelética tras una exposición prolongada a altas concentraciones”. La fluorosis esquelética es una enfermedad grave que provoca debilidad ósea y rigidez y dolor en las articulaciones.
Numerosos estudios han mostrado que el agua fluorada puede ayudar a prevenir la caries y mejorar la salud bucodental. Un estudio realizado en Nevada en 2010 reveló que vivir en una comunidad con agua potable fluorada se asociaba a una menor incidencia de dientes cariados o ausentes. En 2011, la ciudad canadiense de Calgary eliminó el flúor de su agua debido al escepticismo sobre sus beneficios y para reducir costes. Un estudio posterior en el que se comparó a los niños de la ciudad con los de Edmonton, donde el agua seguía fluorada, descubrió que, a lo largo de tres años, los niños de Calgary tenían más caries en los dientes de leche. Esto sugiere que el agua fluorada, sin otras intervenciones, era una fuente importante de flúor para esa comunidad.
Sin embargo, otros estudios han descubierto que las mejoras en la toma de conciencia sobre la higiene bucal y las prácticas dentales en general han disminuido los beneficios del agua fluorada. Un informe reciente concluía que la fluoración del agua sí ayuda a prevenir las caries, pero no tanto como se pensaba en un principio; los autores postulan que las recientes mejoras en la prevención de las caries se deben a la popularidad del flúor en dentífricos y colutorios.
Los datos internacionales también lo corroboran. En todo el mundo, la caries dental ha disminuido desde la década de 1970, incluso en países donde no se añade flúor al agua.
Algunos de los países en los que el agua no está fluorada adoptan un enfoque diferente de la salud bucodental, optando por otras intervenciones basadas en el flúor.
En el Reino Unido, por ejemplo, Manchester y Blackpool tienen programas para suministrar leche fluorada a los escolares locales. En el resto del país, se calcula que un 10% de la población tiene acceso a agua fluorada, ya sea de forma natural o a través de programas locales de fluoración.
En Islandia, el agua no está fluorada, pero hay programas de enjuague con flúor en las escuelas de todo el país. Los niños escolarizados reciben enjuagues de flúor dos veces al mes.
Japón inició en 1970 un programa similar de enjuagues bucales con flúor en las escuelas, que desde entonces se ha extendido a las guarderías de todo el país. Las investigaciones han demostrado que estos programas de enjuague bucal con flúor son más eficaces para reducir las caries cuando se inician a edades más tempranas.
En Italia, la Sociedad de Odontopediatría recomienda una serie de intervenciones para los niños, como cepillarse los dientes dos veces al día con pasta dentífrica fluorada y reducir el consumo de alimentos y bebidas azucarados. A las personas de alto riesgo se les recomiendan pastillas, barnices, geles o selladores de flúor en función de su edad.
Sin embargo, una exposición excesiva al flúor puede tener efectos adversos. Un estudio, publicado en mayo de este año, descubrió que una mayor exposición al flúor durante el embarazo se asociaba a un aumento de los problemas neuroconductuales. Y en agosto, una revisión federal de las investigaciones existentes descubrió que una mayor exposición estimada al flúor (superior a las directrices de la OMS de 1,5 mg/l) se asociaba a un menor cociente intelectual en los niños. Estos niveles rara vez se dan en Estados Unidos.
La fluoración del agua “se considera especialmente beneficiosa para las comunidades y familias desfavorecidas que no pueden o no están culturalmente dispuestas a acceder a la higiene dental y a los servicios odontológicos”, declaró a CNN en un correo electrónico John Fawell, investigador del agua y profesor visitante de la Universidad de Cranfield.
Fawell, que ha asesorado a la Organización Mundial de la Salud sobre las normas de calidad del agua, añadió: “El flúor en concentraciones más bajas a aquellas que causan fluorosis dental se ha asociado con una pequeña reducción del cociente intelectual en niños en algunos estudios epidemiológicos”.
“Sin embargo, a falta de un mecanismo claro, sigue siendo una asociación no necesariamente causal”.