El presidente de Argentina, Javier Milei, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, saludan desde el balcón de la Casa de Gobierno argentina durante una visita oficial a la Casa Rosada el 17 de noviembre de 2024 en Buenos Aires, Argentina.

(CNN Español) – Noviembre no va a ser un mes perdido en el calendario del presidente de Argentina Javier Milei. Empezó con el pie derecho: su apuesta política internacional más fuerte le reafirmó en su idea de que estaba “del lado correcto de la historia”. Las elecciones presidenciales en Estados Unidos dieron como ganador a Donald Trump, quien lo recibió con los brazos abiertos una semana después en la cumbre de inversores de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), donde no solamente fue orador, sino que el mismísimo Trump le dedicó unas palabras de apoyo: “Has hecho un trabajo fantástico en un corto periodo de tiempo. Es un honor tenerte aquí”.  

Unos días antes de su viaje relámpago a ese país, en Argentina una nueva cifra de inflación lo había hecho celebrar. El Índice de Precios al Consumidor del mes de octubre que difunde el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) había mostrado una variación de 2,7% con relación al mes anterior. No solo perforó el piso del 3% sino que logró obtener la cifra más baja desde noviembre de 2021. Un dato que el mandatario libertario y su equipo llevan como estandarte. 

Tras su regreso de la reunión de la CPAC, efectuada en Mar-a-Lago, el club de Trump, al presidente de Argentina le esperaba una abundante agenda cargada de encuentros bilaterales y horas de avión. Primero, un cara a cara con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en Argentina. Horas después la participación en el G20 en Río de Janeiro, Brasil, y de regreso al país la visita de la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni. 

Crédito: social

Esta primavera llena de encuentros bilaterales y prudencia por parte de Milei se da luego de unos meses turbulentos, en los que algunos traspiés en el ámbito internacional, como la votación en contra del embargo a Cuba en Naciones Unidas, en contra de lo exigido por el Gobierno de votar junto con Estados Unidos e Israel, llevaron a la salida de la entonces canciller Diana Mondino, y la llegada para reemplazarla de Gerardo Werthein, hasta entonces embajador en Washington.  

Macron llegó a Argentina antes de viajar a Brasil, un gesto con el mandatario argentino en la que fue su segunda reunión bilateral en lo que va del Gobierno de Milei. La primera había sido en París, en el marco de los Juegos Olímpicos. Esta fue la segunda visita bilateral oficial que el líder francés realiza con un presidente de Latinoamérica, un gesto que destacan desde presidencia de Argentina, a pesar de la tensa agenda que comparten los dos mandatarios. 

Entre los temas a discutir entre Macron y Milei el foco estaba puesto en el acuerdo del Mercosur con la Unión Europea, trabado entre otros motivos por las protestas de agricultores franceses por el ingreso de productos de los países latinoamericanos. También marcó la agenda la visita del presidente Macron a la iglesia de Santa Cruz, en un homenaje a la memoria de los 22 desaparecidos de nacionalidad francesa que dejó el Gobierno de facto argentino iniciado en 1976, entre ellas las monjas Léonie Domon. En julio de este año, diputados libertarios habían visitado en la cárcel al exoficial de la Marina Alfredo Astiz, condenado por múltiples desapariciones, entre ellas las de las monjas francesas. 

Dosis de pragmatismo en su viaje al G20 

Tras su encuentro con Macron, a Milei le esperaba un vuelo hacia su primera cumbre del G20: un evento que tenía puestas las expectativas en su cara a cara con el presidente anfitrión, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, y en las conversaciones con su par chino Xi Jinping. 

Las últimas acciones internacionales de Argentina en los foros internacionales dejaban preguntas sobre cuál sería su posicionamiento en temas clave como la violencia hacia las mujeres, el derecho de Palestina a la autodeterminación, o la lucha contra el cambio climático. 

Argentina había sido el único país que votó en la Asamblea General de la ONU contra de una resolución que promueve la intensificación de los esfuerzos para prevenir y eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas. Por otra parte, a comienzos de mes, el país fue uno de los seis —con Estados Unidos e Israel, entre otros— que votó en contra del derecho del pueblo palestino a la libre determinación, incluido el derecho a su Estado independiente. Por último, el Gobierno había ordenado retirar a su delegación de la cumbre del clima COP29 y esto ponía la lupa, una vez más, en las políticas climáticas del país, o la falta de ellas. 

Tras esta decisión, la ONU les retiró las acreditaciones a observadores no gubernamentales argentinos que se encontraban en el encuentro y cuya asistencia había sido tramitadapor la Cancillería. 

Crédito: Buda Mendes/Getty Images South America/Getty Images

El Gobierno de Milei ya se había pronunciado en declaraciones previas contra de agendas que incluyan la perspectiva del cuidado del medio ambiente. 

Durante su discurso frente a la Asamblea General de las Naciones Unidas, Milei acusaba a la ONU de querer “imponer una agenda ideológica” y buscaba diferenciarse de la Agenda 2030 de Desarrollo Sustentable, a la que en 2015 adhirieron 193 países, incluyendo Argentina. 

Además, distintas declaraciones de Milei anticipaban tensiones con los dos mayores socios comerciales de Argentina: China y Brasil.  

Los tensos intercambios públicos con su par brasileño se remontan a la campaña electoral en Argentina, cuando Lula da Silva apoyó al entonces candidato oficialista peronista Sergio Massa y advirtió que Milei podía ser peor que su antecesor, Jair Bolsonaro.  

Milei había asegurado en una entrevista con el periodista Jaime Bayly que no se reuniría con Lula porque, según sus palabras, “es comunista y corrupto”. Da Silva estuvo preso en 2018 por recibir sobornos, una condena que luego fue anulada por la justicia por defectos procesales. El presidente brasileño dijo considerar que su par argentino debía pedir disculpas por haber dicho “muchas tonterías”, Milei respondió en otra entrevista: “Las cosas que dije son ciertas. ¿Cuál es el problema, que le dije corrupto? ¿Acaso no estuvo preso por corrupto? Le dije comunista, ¿acaso no es comunista? ¿Desde cuándo hay que pedir perdón por decir la verdad?”. 

Pasó tiempo y también pasaron los intercambios entre ambos mandatarios. El saludo entre Lula da Silva y Milei en el inicio del G20 llamó la atención por la distancia y formalidad que mantuvieron y se volvió fuente de memes y atención mediática. Sin embargo, a la hora de la diplomacia, las conversaciones entre ambos países fueron fluidas e, incluso, anunciaron un acuerdo bilateral para que el gas argentino producido en el megayacimiento de Vaca Muerta pueda llegar a Brasil. 

Otra de las muestras de pragmatismo en las relaciones internacionales se dio con la firma del documento final del G20 de la que participó el gobierno de Argentina, aunque luego explicó que se “disocia parcialmente de todo el contenido vinculado a la Agenda 2030“. 

En el mismo comunicado se agrega que Argentina “no acompaña varios puntos de la declaración, entre ellos la promoción de la limitación de la libertad de expresión en redes sociales- argumento en el que el gobierno de Milei se alinea con los de sus aliados Bolsonaro o Trump, entre otros, que consideran censura cualquier acción contra la desinformación o la información falsa- , así como “el esquema de imposición y vulneración de la soberanía de las instituciones de gobernanza global, el trato desigual ante la ley y especialmente, la noción de que una mayor intervención estatal es la forma de luchar contra el hambre”. 

También en el marco de la cumbre fue su primera reunión bilateral con el presidente de China, Xi Jinping. Si bien en el último tiempo Milei había suavizado sus expresiones contra el gigante asiático, estaban en el ambiente —previo al encuentro— los fantasmas de las expresiones que el presidente argentino había desplegado en campaña contra esa potencia. En una entrevista, cuando se le preguntó cómo se imaginaba que sería la relación con China, el entonces candidato, aseguraba: “No hago pactos con comunistas”. Sin embargo, con el paso del tiempo relativizó estos dichos y previo a este encuentro ya había expresado que se había sorprendido gratamente con ese país. Empujado por la renovación del swap, el comercio vigente entre ambos países y la posición que ocupa en la toma de decisiones en el FMI doblaron la postura del libertario a favor del país que conduce Xi Jinping: “China es un socio comercial muy interesante porque ellos no exigen nada, lo único que piden es que no los molesten”, decía Milei. 

Tras su encuentro con el mandatario chino en la cumbre, el gobierno argentino publicó un comunicado en el que aseguró que “China expresó su interés en incrementar el comercio con la República Argentina, mientras que el país manifestó su vocación de diversificar y aumentar su oferta de exportaciones al mercado chino”. Además, ambos gobiernos extendieron invitaciones formales de visitas en sus respectivos países y el gobierno chino expresó su voluntad de reafirmar los vínculos y acuerdos comerciales y explorar nuevas oportunidades para mejorar la relación bilateral. Un intercambio exitoso tras una nueva muestra de pragmatismo. 

Los encuentros de los que participó Milei en el G20 incluyeron reuniones con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, quien aseguró que el organismo “está listo para darle su apoyo a la Argentina” y con el presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, que tras su encuentro confirmó la aprobación de un crédito de US$ 1.000 millones para el país. 

Dos buenas noticias internacionales para el presidente de Argentina. 

El presidente de Argentina, Javier Milei, observa durante la segunda sesión de la Reunión de Líderes del G20 en Río de Janeiro, Brasil, el 18 de noviembre de 2024. Crédito: PABLO PORCIUNCULA/AFP vía Getty Images

Alianzas y datos económicos 

Las reuniones bilaterales de Milei se coronaron esta semana con la visita de una aliada conocida del libertario en el plano internacional: la primera ministra italiana Giorgia Meloni, con quien ya había coincidido en la reunión del G20 en Río.  

En la primera visita que Meloni realiza a un país latinoamericano, ambos mandatarios se mostraron cómplices y relajados en el encuentro que los tuvo como protagonistas. Tras su reunión, Milei aseguró que su Gobierno y el de Meloni son “administraciones afines” y la mandataria, que se fue con un regalo inusual por parte del presidente: una estatuilla suya con una motosierra, retribuyó al mandatario confirmando “la voluntad común de trabajar juntos, sobre todo en los principales escenarios internacionales”. Otro guiño a favor de Milei en el plano internacional.   

A la espera de una cifra del Estimador Mensual de la Actividad Económica, desde el gobierno son optimistas: los dos últimos datos disponibles muestran una leve recuperación. Agosto fue el segundo mes en alza consecutivo, aunque todavía por debajo de la última cifra que se registró durante el gobierno del presidente Alberto Fernández 

Una última perlita es el número del saldo comercial que dio a conocer el Indec en las últimas horas: Argentina obtuvo en octubre un saldo positivo de US$ 888 millones y esto acumula 11 meses consecutivos de balanza en verde.  

Crédito: LUIS ROBAYO/AFP/AFP via Getty Images

¿Fin de la primavera mileista? 

Ya de nuevo en Argentina,  Milei se enfrenta con nuevos desafíos en su gestión. En las últimas horas, el presidente reavivó una situación interna que, si bien podía parecer  olvidada, seguía en pie. En una entrevista con el canal de noticias LN+ aseguró que su vicepresidenta Victoria Villarruel “está más cerca del círculo rojo, de lo que ella llama la alta política, y lo que nosotros llamamos la casta”. Y agregó que ella “no tiene ningún tipo de injerencia en la toma de decisiones”.  

Tras estos dichos del presidente, su jefe de gabinete, Guillermo Francos, salió a bajarle el tono al enfrentamiento: “Lo que planteó el presidente es que la vicepresidenta es la titular del Senado y por eso está cerca de la casta. Se refirió al rol que juega la vicepresidenta en el Senado”, dijo en declaraciones con Radio Rivadavia. Eso no necesariamente baja la tensión entre ellos, ya que al situar a la vicepresidenta “cerca de la casta”, la deja más cerca de los enemigos que de los amigos. Y ella no solo preside naturalmente el Senado, sino que allí debe mover la agenda del gobierno y cuando Milei viaja queda a cargo del Poder Ejecutivo. 

Otro de los puntos que retomó el presidente tras su regreso al país fue el de la guerra de Israel con Hamas. Tras la orden de arresto que la Corte Penal Internacional emitió contra el primer ministro  Benjamin Netanyahu y el exministro de Defensa Yoav Gallant, Milei se pronunció una vez más a favor de Israel y se solidarizó con las autoridades de ese país. 

Por último, Milei reiteró sus ya clásicos insultos a los periodistas, tanto a través de mensajes en su cuenta de X como en distintas notas que dio en el último tiempo. “A gran parte del periodismo le gusta el boxeo duro con dosis extremas de violencia, con la particularidad que su rival tiene que estar atado de pies y manos. Así golpean de modo fuerte y dan “muestras” de exquisitos en el arte“, escribió en un extenso texto.  

“Gracias a las redes sociales se les terminó el privilegio de casta que han tenido durante tanto tiempo y que han ejercido con tanta violencia. Por eso, acepten que el mundo cambió para bien y a ustedes se les acabó el monopolio de la palabra. Es hora de que laburen honestamente. Les llegó la hora de competir de modo limpio“, finalizó Milei.