Si no había quedado claro antes, ahora lo está: el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, planea impulsar la industria de las criptomonedas mientras continúa con una amplia ofensiva antimonopolio contra gigantes tecnológicos como Amazon, Meta y Google.
Esa combinación parece recompensar a los donantes más ricos e influyentes de Trump en Silicon Valley, algunos de los cuales han pedido específicamente una menor regulación de las criptomonedas y el debilitamiento del poder de los grandes monopolios tecnológicos.
En resumen, es la agenda tecnológica de los capitalistas de riesgo.
El miércoles, Trump dijo que planea designar a Paul Atkins para dirigir la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) y a Gail Slater para dirigir la división antimonopolio del Departamento de Justicia, dos nombramientos clave que influirán mucho en la relación de su administración con el sector tecnológico.
Atkins es un defensor de las criptomonedas y copresidente de la Token Alliance de la Cámara Digital, una importante asociación comercial de blockchain. Slater, asesora de economía del vicepresidente electo J. D. Vance, sirvió en el primer Gobierno de Trump. Anteriormente en su carrera, Slater pasó más de una década trabajando en investigaciones antimonopolio y política tecnológica como miembro del personal de la Comisión Federal de Comercio.
Las elecciones de Trump aquí pueden ser más misteriosas que algunas de sus elecciones anteriores, de mayor perfil, como el excongresista estadounidense Matt Gaetz para secretario de Justicia o el expresentador de Fox News Pete Hegseth para secretario de Defensa. Sin embargo, podrían tener un enorme impacto, no solo en el precio del bitcoin, que subió por encima de los US$ 100.000 el miércoles en previsión de una administración favorable a las criptomonedas, sino también en el futuro de la economía digital en general.
“Esto es en gran medida una especie de política industrial, con algunas áreas que reciben un escrutinio más profundo y otras un toque más ligero basado en una visión particular de cómo dirigir el mercado”, dijo Gene Kimmelman, un exfuncionario antimonopolio del Departamento de Justicia.
Al anunciar a sus elegidos esta semana, Trump señaló un alejamiento de la fuerte regulación de las criptomonedas favorecida por Gary Gensler, titular de la SEC del presidente Joe Biden. E indicó que las grandes plataformas tecnológicas seguirán enfrentándose a un duro escrutinio estadounidense por parte de los reguladores antimonopolio con Slater al timón.
“Las grandes tecnológicas se han desbocado durante años”, escribió Trump en Truth Social, “sofocando la competencia en nuestro sector más innovador y, como todos sabemos, utilizando su poder de mercado para acabar con los derechos de tantos estadounidenses, ¡así como con los de las pequeñas tecnológicas! Me sentí orgulloso de luchar contra estos abusos en mi primer mandato, y el equipo antimonopolio de nuestro Departamento de Justicia continuará esa labor bajo el liderazgo de Gail”.
Cómo las elecciones de Trump reflejan las prioridades de las empresas de capital riesgo
Es probable que el guiño deliberado de Trump a la “Little Tech” o “pequeñas tecnológicas” agrade a los influyentes inversores tecnológicos Marc Andreessen y Ben Horowitz, que durante la campaña ensalzaron el término y donaron millones a un comité independiente de campaña pro-Trump.
El uso improvisado de la frase por parte de Trump muestra la influencia significativa y quizá creciente que algunos miembros del capital riesgo parecen disfrutar ahora dentro de la órbita de Trump, reflejada también por los propios antecedentes de Vance como antiguo inversor de capital riesgo y por lo lejos que llegó Peter Thiel, el multimillonario tecnológico de derechas y cofundador de PayPal, para promover la entrada de Vance en la política.
En julio, Andreessen y Horowitz, fundadores de la afamada firma de inversión en tecnología Andreessen Horowitz, o a16z, esbozaron una “Agenda Little Tech” que atacaba el escrutinio regulador de las empresas relacionadas con las criptomonedas, argumentaba que los monopolios tecnológicos estaban ahogando el ecosistema de las startups y pedía “un programa de todo el Gobierno” para promover la supremacía tecnológica estadounidense.
“Little Tech es nuestro término para las startups tecnológicas, en contraste con los titulares de Big Tech”, escribieron. “Creemos que las malas políticas gubernamentales son ahora la amenaza número 1 para la Little Tech”.
“Ideas zombi”
La crítica se derivaba de un autodenominado manifiesto publicado el año anterior, en el que Andreessen denunciaba la “captura reguladora” por parte de los grandes monopolios. También identificó una larga lista de “enemigos” percibidos para el progreso humano que incluía la responsabilidad social corporativa, la gestión de riesgos, la confianza y la seguridad, la ética tecnológica y la sostenibilidad.
Quienes suscriben esas “ideas zombi” están “sufriendo de resentimiento, un brebaje de brujas de resentimiento, amargura y rabia que les está haciendo sostener valores equivocados”, escribió Andreessen. “Creemos que debemos ayudarles a encontrar la salida de su laberinto de dolor autoimpuesto”.
¿La receta de Andreessen? Dejar que los mercados creen más tecnología sin trabas, porque la tecnología puede arreglar todos los males de la sociedad, si tan solo los miopes se apartaran de su camino.
“Creemos que no existe ningún problema material, ya sea creado por la naturaleza o por la tecnología, que no pueda resolverse con más tecnología”, escribió Andreessen.
Ahora, Trump parece dispuesto a ofrecer exactamente lo que Andreessen pedía: libertad de regulación para uno de los objetos más brillantes de la industria tecnológica y la amenaza de más quebraderos de cabeza antimonopolio para las plataformas tecnológicas más dominantes.
El giro de Trump sobre las criptomonedas
Hay pocas dudas entre los expertos antimonopolio de que Slater continuaría donde lo dejó el Departamento de Justicia de Biden en lo que respecta a las demandas sobre competencia tecnológica. Slater heredaría dos casos de monopolio en curso contra Google; un caso de monopolio contra Apple; un caso de monopolio contra LiveNation, la matriz de Ticketmaster; y un caso de monopolio contra Visa. Fue el primer Departamento de Justicia de Trump el que demandó a Google en 2020 por acusaciones de que había monopolizado el mercado de las búsquedas en línea, una demanda monumental con la que un juez federal estuvo de acuerdo en una sentencia de gran repercusión este verano.
“Anticipo una continuidad significativa con el programa lanzado por (la primera administración de Trump) y llevado adelante por la administración Biden, especialmente para las grandes empresas tecnológicas”, dijo William Kovacic, expresidente de la Comisión Federal de Comercio. Kovacic describió a Slater como “una candidata magnífica” que es “una experta muy respetada en derecho y política de la competencia”.
Kimmelman se mostró de acuerdo, afirmando que Slater tiene “excelentes credenciales y experiencia en la aplicación de la legislación antimonopolio” y que “aportará una mentalidad muy seria en materia de aplicación”.
Empezar su administración hablando con dureza sobre las grandes tecnológicas podría reportar dividendos a Trump más adelante, añadió Kimmelman, dependiendo de hasta qué punto Trump intente utilizar el Departamento de Justicia como arma contra sus enemigos, como ha prometido hacer, o como centro de intercambio de favores políticos, en un alejamiento de las normas de siempre.
“El comodín para el antimonopolio será cuánto interviene directamente la Casa Blanca en asuntos de aplicación de la ley”, dijo Kimmelman. “Podemos esperar que los CEO de las empresas se ganen el favor de la Casa Blanca lo mejor que puedan con la esperanza de obtener un mejor trato normativo y de aplicación de la ley. El tiempo dirá cómo evoluciona esto”.
Se espera que Atkins, mientras tanto, persiga los tipos de políticas pro criptografía que ha dedicado su tiempo a promover como ciudadano privado. El año pasado, por ejemplo, Atkins argumentó en un podcast que si la SEC adoptara un enfoque más “complaciente” con las empresas e intercambios de cripto, sería más fácil para los estadounidenses utilizar esas plataformas, lo que podría reducir el uso de intercambios de propiedad extranjera o el uso de complicadas y potencialmente arriesgadas soluciones para acceder a ellos.
El propio Trump ha abrazado las criptomonedas, a pesar de haberlo calificado antes de “estafa”. Además de cortejar a la industria del cripto y a los megadonantes amigos del cripto, Trump tiene ahora su propia participación en el sector de los activos digitales. En septiembre, él y su familia lanzaron un negocio de criptodivisas. En 2022, también levantó cejas al intentar vender tarjetas de intercambio virtuales, un aparente intento de sacar provecho de la efímera popularidad de los tokens no fungibles.
Atkins es un antiguo comisionado de la SEC que sirvió un período de seis años en la agencia durante la presidencia de George W. Bush.
Su nombramiento hizo que otro socio de a16z, Chris Dixon, aplaudiera el miércoles.
“Enhorabuena a Paul Atkins por su nombramiento como presidente de la SEC. Somos muy optimistas sobre las oportunidades bajo el liderazgo del Sr. Atkin para acelerar el progreso y permitir que el cripto prospere en EE.UU.”, escribió Dixon en X, puntuando su mensaje con un emoji de la bandera estadounidense.