"He tenido muchas decepciones, pero no me rindo", dijo Towana Looney.
CNN  — 

Towana Looney es la única persona del mundo que vive con un riñón funcional de cerdo. Pero su médico predice que, en menos de una década, los trasplantes de órganos de cerdo a humanos como el suyo podrían convertirse en rutinarios.

Looney, de 53 años, es de Alabama y se sometió al trasplante en el Instituto de Trasplantes Langone de la NYU de Nueva York el 25 de noviembre. Once días después, pudo salir por la puerta mientras el personal del hospital aplaudía en el vestíbulo. Con mascarilla y sudadera del NYU Langone Health, Looney alzó los pulgares al aire.

Los médicos anunciaron el martes que Looney se encuentra bien y que el riñón parece funcionar según lo previsto.

“Estoy encantada. Me siento bendecida por haber recibido este regalo, una segunda oportunidad en la vida”, dijo Looney en una rueda de prensa el martes. “Estoy llena de energía. Tengo un apetito que nunca había tenido en ocho años. Y por supuesto, ya saben, puedo ir al baño. No he ido en ocho años. No puedo acostumbrarme a eso”.

Al preguntarle qué quiere hacer ahora, respondió: “Quiero ir a Disney World”.

Por ahora, vive en un apartamento cerca del hospital para poder hacerse chequeos todos los días. El equipo de médicos también controla su salud mediante inteligencia artificial y equipos portátiles que pueden realizar un seguimiento constante de sus signos vitales e, incluso, detectar potencialmente un problema como una infección antes de que pueda enfermar.

Looney no estará de vuelta en Alabama a tiempo para las fiestas, pero sus médicos dicen que, si todo va bien, podría volver a casa en tres meses, donde tendrá muchas ganas de reanudar una vida normal y pasar tiempo de calidad con su familia y sus nietos.

Looney no ha tenido una vida normal desde hace tiempo. Era una de las más de 90.000 personas que actualmente están en lista de espera para un trasplante de riñón en Estados Unidos.

“Si hiciera caso a lo negativo y no siguiera lo positivo, no estaría aquí”, dijo Looney. “Me guío por la fe. Conoce dónde está tu fe y el resto llegará”.

La donante de riñón se convierte en paciente renal

Incluso antes de esta operación, Looney no era ajena a los trasplantes. En 1999 donó un riñón a su madre para salvarle la vida. Pero tiempo después, se convirtió en una de las menos del 1% de donantes vivos de riñón que desarrollan insuficiencia renal, según la Fundación Nacional del Riñón.

En el último trimestre de su embarazo, Looney sufrió preeclampsia, una grave afección cuyos síntomas son la hipertensión, que dañó el riñón que le quedaba. También tuvo que someterse a una transfusión de sangre, y ambos factores dificultaron encontrar un donante de riñón compatible.

En 2016, Looney se sometió a diálisis, un procedimiento que ayuda a eliminar los residuos y el exceso de líquido de la sangre. La diálisis puede ser útil a corto plazo, pero solo puede hacer entre el 10% y el 15% de lo que hace un riñón sano, y las personas en diálisis se enfrentan a un 50% de probabilidades de morir en cinco años después de comenzar el tratamiento, según muestran los estudios.

“Se ha sensibilizado a casi todos los tipos de tejido de la población, lo que hace casi imposible encontrar un riñón compatible”, explica uno de sus médicos, el Dr. Robert Montgomery, director del Instituto de Trasplantes Langone de la NYU. “Languideció durante ocho años en diálisis a la espera de un riñón compatible entre un millón. Empezó a desarrollar problemas asociados a la dependencia crónica de la diálisis. Sin una vía para recibir un riñón humano, decidió que merecía la pena probar un riñón de cerdo modificado genéticamente, y mucha gente apoyó su decisión, incluidos su marido y su familia”.

Looney entró en la lista de espera para recibir un riñón en 2017. Sus médicos dijeron que estaba perdiendo lentamente vasos sanguíneos accesibles para continuar con la diálisis y que eventualmente dejaría de ser útil. Sin un donante compatible, fallecería.

Looney oyó hablar por primera vez de la opción de un trasplante de riñón porcino gracias a la doctora Jayme Locke, entonces profesora de Cirugía y directora de la División de Trasplantes de la Facultad de Medicina Heersink de la Universidad de Alabama en Birmingham. Locke fue nombrada recientemente para un nuevo puesto de dirección de trasplantes en la Administración de Recursos y Servicios Sanitarios de Estados Unidos.

El riñón de un cerdo modificado genéticamente se mide antes del trasplante.

Locke explicó el trabajo que realizó con xenotrasplantes, término con el que los médicos denominan el trasplante de órganos de animales a humanos. A pesar de los años de estudio, este campo está aún en sus primeras fases.

Looney es la tercera persona que recibe en vida un riñón de un cerdo modificado genéticamente. Pero Looney no dejó pasar la oportunidad de probarlo, y Locke ni siquiera había terminado de plantearle la cuestión antes de que aceptara.

Locke explicó las probabilidades y preguntó a Looney por qué aceptaba participar en un procedimiento experimental. Looney respondió que quería ayudar a la gente.

Locke dijo el martes que la energía de Looney, incluso inmediatamente después del trasplante, decía mucho de lo que el xenotrasplante puede hacer por la gente.

“Estar en su habitación inmediatamente después del trasplante y ver a su marido mirarla y describirla como si tuviera una vida en ella que él no había visto, este color rosado en sus mejillas, verla tener llamadas FaceTime con su familia, y luego ver un cambio inmediato, ese es el milagro del trasplante”, dijo Locke. “Literalmente, devuelve a las personas la salud que tenían antes de someterse a diálisis. Y ella lo sintió al instante. Su familia lo sintió, y su comunidad lo ha sentido, y creo que ustedes lo vieron hoy”.

“Intenté marcar la diferencia”

La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) permite a los médicos trasplantar órganos de cerdos a humanos en virtud de lo que se conoce como “uso compasivo”, que permite utilizar una terapia o procedimiento experimental si no se dispone de opciones “comparables o satisfactorias”.

Los órganos de los cerdos son similares a los de los humanos, y la velocidad de reproducción de los cerdos permite obtenerlos rápidamente. Los científicos pueden editar los genes del cerdo para reducir el riesgo de que el cuerpo humano rechace su órgano.

De las tres personas que han recibido en vida un riñón de un cerdo editado genéticamente, ella es la primera en recibir un riñón con 10 genes editados. Las modificaciones genéticas deben hacer que el órgano del cerdo sea más compatible con el ser humano para que el cuerpo no lo rechace. United Therapeutics, la empresa que desarrolló el riñón porcino modificado, dijo el martes que planea presentarlo a la FDA «muy, muy pronto» para que los estudios clínicos puedan comenzar con el riñón con 10 ediciones ya el año que viene.

“Creo que el próximo objetivo es prolongar la vida de estos riñones, y parte de ello consiste en colocarlos en personas más sanas que tengan más posibilidades de vivir más tiempo”, declaró Montgomery.

Según los médicos, Looney goza de mejor salud que los demás pacientes que se sometieron a un trasplante de riñón de cerdo a principios de año, lo que debería suponer una ventaja para ella.

En marzo, Rick Slayman, de 52 años, con insuficiencia renal terminal, recibió un trasplante de riñón de cerdo en el Hospital General de Massachusetts. El riñón funcionó al principio y pudo irse a casa a las dos semanas, pero murió unos dos meses después.

En abril, la NYU realizó un trasplante de riñón de cerdo con bomba cardíaca mecánica a Lisa Pisano, de 54 años, que vivió casi tres meses más.

En el caso de Looney, según Locke, el riñón empezó a funcionar de inmediato, como lo haría un riñón de un donante humano. Después de tres semanas, sigue en buena forma.

“Este riñón es extraordinario”, afirma Locke.

El equipo médico de Looney espera que el riñón siga funcionando para que pueda tener una vida larga y sana. En la rueda de prensa, Looney tenía una vía intravenosa que le suministraba medicamentos adicionales para asegurarse de que su cuerpo no rechazara el riñón de cerdo.

“Sé que ahora puede pasar cualquier cosa, como en la diálisis, pero quiero saber que lo he intentado. Intenté marcar la diferencia”, dijo Looney en un video realizado por la NYU.

En general, Montgomery se muestra optimista ante los recientes avances en este campo. Los científicos llevan décadas estudiando los xenotrasplantes, pero en los dos últimos años han aprendido rápidamente qué puede hacer que el organismo del receptor rechace el órgano y cómo tratar los problemas que puedan surgir.

“Hemos aprendido muchísimo de cada trasplante”, afirma Montgomery. “No tenemos todas las respuestas. Este campo está aún en pañales, pero nuestra curva de aprendizaje ha sido empinada y rápida”.

Todavía hay muchas preguntas sobre los xenotrasplantes. Entre ellas: Los científicos no saben cuánto tiempo puede funcionar un órgano porcino. Pero Montgomery se atreve a pronosticar que los xenotrasplantes serán rutinarios en menos de 10 años.

Montgomery afirma que el reto en el futuro será aprender a mantener los riñones durante periodos más largos para que puedan convertirse en “una alternativa razonable a este suministro escaso y muy racionado de órganos humanos”.

“Pacientes como Towana son nuestros pioneros que, con su valentía, nos mostrarán el camino”, dijo Montgomery.

Tener esa opción podría ser transformador: cada día mueren en EE.UU. unas 13 personas esperando un trasplante de riñón.

El Dr. Robert Montgomery, a la derecha con el equipo de trasplantes de Looney, espera que se den saltos en el campo de los xenotrasplantes.

Looney dijo que ha sido maravilloso vivir sin la necesidad de ir a diálisis todo el día.

“Es como si pudiera sentir la sangre bombeando por mis venas. Puedes poner la mano en mi fístula y sentir cómo zumba. Puedo poner la mano en este riñón y sentirlo zumbar. Es tan fuerte”, dijo Looney. “Emocionalmente, estoy radiante”.

– Nadia Kounang contribuyó con este reportaje.