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Autoridades investigan la causa del accidente del Boeing 737-800 en Corea del Sur
00:44 - Fuente: CNN
Nueva York CNN  — 

A las 5 p.m. (PT) del 5 de enero de 2024, Boeing parecía una compañía en ascenso. No duró mucho. Minutos más tarde, una casi tragedia desencadenó un año lleno de problemas.

Mientras el vuelo 1282 de Alaska Airlines ascendía a 16.000 pies en su salida de Portland, Oregon, el tapón de una puerta reventó cerca de la parte trasera del avión, dejando un enorme agujero en el fuselaje. Los teléfonos y la ropa de los pasajeros fueron arrancados y lanzados hacia el cielo nocturno. Las máscaras de oxígeno cayeron y la corriente de aire retorció los asientos próximos al agujero hacia la abertura.

Afortunadamente, esos eran de los pocos asientos vacíos del vuelo, y la tripulación logró poner el avión en tierra sin heridos graves. El incidente podría haber sido mucho peor, incluso un accidente mortal.

Desde entonces, a Boeing no le han salido muchas cosas bien. La empresa ha tenido un paso en falso tras otro, entre vergonzoso y espantoso. Y muchos de los problemas están a punto de extenderse hasta 2025 y quizás más allá.

Los problemas se vieron agravados por otro accidente de un avión Boeing en Corea del Sur en el que murieron 179 personas el 29 de diciembre, en lo que fue la peor catástrofe aérea del año. Todavía se están investigando las causas del desastre de un Boeing de 15 años de antigüedad de la aerolínea coreana de bajo coste Jeju Air, y es muy posible que Boeing no sea declarada responsable de nada de lo que llevó a la tragedia.

Varias personas permanecen en el lugar donde un avión se salió de la pista y se estrelló en el Aeropuerto Internacional de Muan, en Muan, Corea del Sur, el 30 de diciembre de 2024.

Pero, a diferencia del accidente de Jeju, la mayoría de los problemas de los últimos 12 meses han sido claramente culpa de Boeing.

Y 2024 fue el sexto año consecutivo de graves problemas para la compañía, antes orgullosa y ahora asediada, empezando por la inmovilización en tierra durante 20 meses de su avión más vendido, el 737 Max, tras dos accidentes mortales a finales de 2018 y principios de 2019, en los que murieron 346 personas.

Aun así, las perspectivas para 2024 justo antes del incidente de Alaska Air habían sido algo prometedoras. La compañía acababa de lograr el mejor mes de ventas de su historia en diciembre de 2023, coronando su año de ventas más fuerte desde 2018.

Se creía que estaba a punto de obtener la aprobación de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) para dos nuevos modelos, el 737 Max 7 y el Max 10, con clientes de aerolíneas ansiosos por recibirlos. Se creía que las aprobaciones y entregas de su próxima generación de aviones de fuselaje ancho, el 777X, estaban muy cerca. Su ritmo de producción había ido en aumento y había esperanzas de que pudiera estar a punto de volver a la rentabilidad por primera vez desde 2018.

Hoy se enfrenta a otro año difícil.

Problemas persistentes

La aprobación de esos tres modelos sigue siendo incierta. Boeing advirtió a los inversores que es probable que las pérdidas continúen hasta 2025. Está al borde de que su calificación crediticia se rebaje a basura por primera vez en su historia, y podría acabar siendo expulsada del promedio industrial Dow Jones, donde ha permanecido como una de las empresas más significativas del país desde 1937.

Las acciones de Boeing se desplomaron cerca de un tercio en 2024, después de cerrar con una caída de más del 2% el lunes pasado tras el accidente en Corea. Su anterior CEO y varios otros ejecutivos destacados fueron destituidos. Y su cadena aparentemente interminable de malos titulares planteó serias dudas sobre la capacidad de la empresa para controlar sus problemas de seguridad y calidad.

Poco después del incidente de Alaska Air, la investigación preliminar de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés) descubrió que el avión había salido de la fábrica de Boeing dos meses antes sin los cuatro tornillos necesarios para mantener el tapón de la puerta en su sitio.

El tapón de la puerta del vuelo 1282 de Alaska Airlines es examinado en el patio donde aterrizó después del vuelo del 5 de enero de 2024.

El incidente dio lugar a numerosas investigaciones federales, no solo por parte de la NTSB, sino también del Congreso, la FAA y el Departamento de Justicia. El FBI notificó a las personas que viajaban en el avión que podían ser consideradas víctimas de un delito, y la investigación de la FAA condujo a una mayor supervisión de Boeing por parte de la agencia, incluyendo límites en el número de aviones que podía producir.

A continuación, un resumen de los demás problemas que sufrió en el último año.

Declararse culpable

El incidente de Alaska Air volvió a exponer a Boeing a una nueva acusación en un caso que había acordado resolver tres años antes. En julio, Boeing aceptó declararse culpable de los cargos federales de haber engañado a la FAA durante el proceso inicial de certificación del 737 Max. En virtud del acuerdo, aceptó pagar hasta US$ 487 millones en multas, el doble de lo que pagó originalmente en virtud de un acuerdo de enjuiciamiento diferido de 2021.

La consecuencia más grave para Boeing fue un acuerdo para operar bajo la supervisión de un nuevo monitor nombrado por el gobierno.

Pero en octubre un juez federal rechazó la petición, en parte debido a dudas sobre cómo se seleccionaría al supervisor designado por el gobierno, por lo que el castigo final sigue siendo incierto.

Astronautas abandonados

En junio, Boeing lanzó por fin una misión tripulada con su nave Starliner llevando a los astronautas de la NASA Butch Wilmore y Suni Williams a la Estación Espacial Internacional (EEI).

La misión se esperaba desde hace tiempo, después de años de desarrollo y problemas en los vuelos de prueba que la dejaron muy por detrás de su rival SpaceX en el transporte de astronautas a la EEI.

La nave espacial Starliner de Boeing, sobre un cohete Atlas V, despega de Cabo Cañaveral en su primer vuelo tripulado en junio. Pero problemas con la nave espacial dejaron a los dos astronautas que transportaba varados en la Estación Espacial Internacional a la espera de espacio en otra nave espacial que los llevara a casa.

Pero el éxito fue efímero: poco después de la llegada de la Starliner, la NASA reveló que las fugas de helio y las averías en los propulsores impedían que la nave regresara a la Tierra con los dos astronautas al cabo de ocho días, como estaba previsto.

Al final, la Starliner regresó a la Tierra sin nadie a bordo, y Wilmore y Williams siguen a la espera de volver a casa en una nave SpaceX Dragon a principios de 2025. Aún se desconoce cuándo la Starliner de Boeing podrá volver a transportar astronautas y cumplir el contrato de la compañía con la NASA.

Huelga paralizante

En septiembre, 33.000 miembros de la Asociación Internacional de Maquinistas iniciaron una huelga que paralizó la producción del 737 Max y de los aviones de carga de la compañía. Los miembros del sindicato habían votado casi unánimemente rechazar un acuerdo provisional alcanzado entre la empresa y los dirigentes sindicales una semana antes.

Muchos miembros del sindicato seguían enfadados por la pérdida de un plan de pensiones tradicional 10 años antes, y permanecieron en huelga casi dos meses. Rechazaron una oferta posterior antes de votar finalmente a favor de una tercera oferta que les daba un aumento inmediato del 13% y aumentos del 9% para cada uno de los dos años siguientes y luego otro 7% en el cuarto y último año del contrato. En total, el salario por hora aumentó un 43% durante la vigencia del contrato.

Fuselajes del Boeing 737 Max en vagones durante la huelga de los trabajadores de la fábrica de Seattle.

Más allá del costo del nuevo acuerdo laboral, se trató de la huelga estadounidense más costosa del siglo XXI, con un gasto para la empresa, sus trabajadores y sus proveedores de más de US$ 11.500 millones, según Anderson Economic Group, una empresa de investigación de Michigan experta en estimar pérdidas por huelgas. Y Boeing tardó aproximadamente un mes en reanudar la producción una vez finalizada la medida de fuerza.

Durante la huelga, Boeing anunció que se vería obligada a recortar el 10% de su plantilla mundial de 171.000 empleados en una medida de ahorro para limitar las pérdidas en el futuro.

Pérdidas crecientes

En octubre, Boeing anunció uno de sus peores trimestres financieros en años, con una pérdida de explotación de US$ 6.000 millones en el tercer trimestre.

Está a punto de registrar su mayor pérdida anual desde 2020, cuando tuvo que hacer frente tanto a la inmovilización de Max como a la pandemia de covid-19, que generó pérdidas masivas en todo el sector aeronáutico mundial.

Las pérdidas trimestrales no solo se debieron a la huelga, que solo afectó a las dos últimas semanas del periodo. Las pérdidas incluyeron un cargo de US$ 3.000 millones, sin contar impuestos, por nuevos retrasos en el programa 777X.

La compañía ha perdido US$ 39.300 millones desde principios de 2019 y ha registrado pérdidas en prácticamente todos los trimestres desde entonces.

Accidente de Jeju Air

El año de Boeing terminó en tragedia. El tren de aterrizaje del avión de Jeju Air parecía no estar extendido cuando intentaba aterrizar. También se informó del impacto de un pájaro que hizo que los pilotos del avión emitieran una llamada de socorro cuando se aproximaba al aeropuerto de Muan, Corea del Sur.

El avión, un 737-800, tiene un historial de seguridad muy sólido, a diferencia de su sucesor, el modelo 737 Max.

Los datos de Boeing muestran que el 737-800 ha tenido uno de los índices más bajos de accidentes mortales del sector en comparación con el número de vuelos realizados.

Es poco probable que un avión de 15 años de antigüedad, como el que se estrelló el domingo pasado, tenga problemas causados por un fallo de diseño o problemas de producción atribuidos a Boeing, pero es demasiado pronto para saber por qué chocó.